Macao, la antigua colonia portuguesa devenida capital mundial de los juegos de azar, celebró este viernes el 25º aniversario de su regreso a la soberanía de China bajo el modelo de integración conocido como “un país, dos sistemas”. En este cuarto de siglo, la pequeña ciudad portuaria, el único territorio chino donde el juego está permitido, ha superado a Las Vegas como el mayor centro de apuestas del planeta, una corona que le ha valido para ser una de las economías de más rápido crecimiento en las últimas décadas. En los planes de Pekín, sin embargo, toca pasar página. El Gobierno chino quiere que el territorio sureño desarrolle nuevas industrias más alineadas con los planes de innovación de la parte continental. Esta mañana, el presidente Xi Jinping ha instado al nuevo líder regional, Sam Hou-fai, a diversificar la economía macaense, conectarse con las estrategias nacionales y atraer talento global.
“Los espléndidos logros de Macao desde su retorno a la nación son una prueba para el mundo de que ‘Un país, dos sistemas’ tiene una clara ventaja y una fuerte vitalidad”, ha enfatizado el mandatario chino. Xi, quien ha descrito Macao como “una perla en la palma de la mano de la madre patria”, ha destacado que el modelo de las regiones administrativas especiales “debe respetarse a largo plazo”. No obstante, ha pedido al nuevo Gobierno local que no caiga en la autocomplacencia y que tenga “el valor de cambiar e innovar”, aprovechando su sistema semiautónomo.
Cuando la última colonia europea en Asia volvió al control chino el 20 de diciembre de 1999, Pekín aseguró que el “sistema capitalista y el estilo de vida” de Macao se mantendrían sin cambios durante medio siglo. Bajo el régimen de “Un país, dos sistemas”, Macao –al igual que Hong Kong– tiene su propio Gobierno y puede gestionar sus asuntos legales y financieros, y goza, en teoría, de un alto grado de autonomía y mayores salvaguardas de las libertades civiles que en la China continental.
A diferencia de la antigua colonia británica, Macao ha sido un territorio menos conflictivo y políticamente más manejable para Pekín, por lo que las autoridades chinas suelen destacar su lealtad y estabilidad. En 2019, Hong Kong estuvo sumida en unas masivas protestas prodemocracia, que Pekín terminó silenciando con la implementación en 2020 de una controvertida ley de seguridad nacional que ha puesto entre rejas a la mayoría de los líderes de aquellas manifestaciones.
“En la actualidad, la situación general de Macao es estable, pero el entorno interno y externo están experimentando cambios profundos. Se deben hacer esfuerzos para promover una moderada diversificación económica, enfocándose en cultivar nuevas industrias con competitividad internacional”, ha subrayado Xi. También ha llamado al enclave a ser más abierto e inclusivo con el objetivo de “reclutar talento de todo el mundo” y “lograr mayores avances en el escenario internacional”.
Desde que Xi asumió el poder en 2013 ha abogado por la “diversificación apropiada y el desarrollo sostenible” de la economía de Macao, la cual es profundamente dependiente de los casinos: representan el 80% de los ingresos fiscales de las arcas públicas. Entre las propuestas de Pekín como nuevos motores económicos destacan los servicios financieros, la tecnología y la medicina tradicional china.
La visita de tres días de Xi a Macao ha tenido como colofón la ceremonia de investidura del nuevo líder regional, Sam Hou-fai, el primero de la ciudad nacido y criado en la parte continental de China y sin vínculos con el sector empresarial. Sam ha destacado en un discurso en mandarín que la región ha creado un “milagro de desarrollo que irradia una brillantez extraordinaria” y se ha comprometido a acelerar “inmediatamente” la diversificación económica y a respaldar la transformación de industrias tradicionales.
El nuevo dirigente macaense, de 62 años, había ocupado el cargo de presidente del Tribunal Supremo de Macao desde el traspaso de soberanía en 1999. Fue el único candidato en las elecciones celebradas en octubre y logró el 99% de los votos de un comité de 400 miembros afines a Pekín. Antes de su nominación, había criticado abiertamente la “bárbara expansión” de la industria de los casinos, la cual, a su juicio, terminaría teniendo un “impacto negativo” a largo plazo.
Macao, un territorio de apenas 33 kilómetros cuadrados en el que viven menos de 700.000 habitantes, tiene un PIB per cápita de 68.000 dólares (65.500 euros), una cifra similar a la de países como Dinamarca o Australia, y superior a la de su vecina Hong Kong, que ronda los 50.000 dólares. La campaña lanzada por Pekín contra el blanqueo de capitales, así como las estrictas medidas contra la covid-19, redujeron el número de chinos que acudían a apostar a Macao en los últimos años y pusieron de relieve la necesidad de diversificar la economía. Para el turista chino, Macao es un destino que ofrece la posibilidad de relajarse y disfrutar de unas calles de estilo europeo, cultura y exquisiteces culinarias herederas de cuatro siglos de influencia portuguesa.