La Xunta de Galicia destinará 12 millones de euros a construir una senda para peatones y ciclistas que atravesará Santiago de punta a punta hasta la vecina localidad de Milladoiro. El Gobierno gallego apellida el proyecto de “sostenible” pero, con la consellería encargada de las carreteras como ejecutora, ecologistas y vecinos rechazan que meta pavimento de hormigón y farolas en un paraje de gran valor natural e histórico. Su trazado, de 13 kilómetros desde el área de San Caetano, atraviesa zonas urbanas y también las orillas del río Sar y el entorno del idílico bosque que acogió el 2 de marzo de 1856 un singular episodio de la historia de Galicia: el Banquete de Conxo.
En aquel convite, un grupo de acomodados estudiantes universitarios subvirtieron los roles de clase y, vestidos de frac, sirvieron la comida a obreros y artesanos, todo un desafío a la segregación social de la época que causó escándalo en la ciudad del Apóstol y movilizó al ejército. Un juzgado compostelano y la Fiscalía Anticorrupción europea han abierto una investigación sobre una actuación financiada con fondos Next Generation.
Las máquinas de la Xunta entraron en el paraje el pasado verano. Se ejecutó una tala de árboles, movimientos de tierras y un vial que, según Ecoloxistas en Acción, está dentro del área de Protección de Patrimonio de la Humanidad del monasterio de Conxo y “no estaba autorizado”. Esta organización es, junto al colectivo vecinal Conxo Aberto, la autora de las denuncias que se están investigando. Sostiene que la actuación del Gobierno de Alfonso Rueda (PP) daña gravemente otra iniciativa también financiada con casi 900.000 euros de fondos europeos. Es el llamado “ecobosque” que en el río Sar están ejecutando el Ayuntamiento de Santiago y una fundación del Ministerio para la Transición Ecológica y que consiste en una restauración del ecosistema fluvial con eliminación de especies invasoras y aumento de la biodiversidad.
Según la denuncia que investigan los tribunales, la Consellería de Infraestruturas ha incumplido los principios de buena gestión financiera que deben regir el gasto del dinero comunitario porque con su iniciativa pagada con fondos Next Generation “está sepultando” una actuación anterior también subvencionada por Bruselas. “Entendemos que la ejecución de estas obras a sabiendas de la incompatibilidad con el otro proyecto podría llegar a ser constitutivo de un delito de malversación de fondos públicos en la modalidad de fondos públicos europeos”, sostienen ecologistas y vecinos, que aseguran que los trabajos se realizaron ignorando una prohibición de la Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la propia Xunta, pues afectan al antiguo monasterio de Conxo, incluido desde 1985 en la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco con el casco histórico de Santiago.
La Fiscalía Anticorrupción europea confirma a este periódico que ha abierto un procedimiento y el juzgado de instrucción número 2 de Santiago ha incoado diligencias por un supuesto delito de malversación. La jueza y la Fiscalía española han requerido ya documentación del expediente y el informe de la ejecución de las obras, informa Infraestruturas. Fuentes de este departamento autonómico recalcan que “no va a haber ningún problema porque el proyecto está correctamente tramitado”.
Con el foco judicial encima, la Xunta ha decidido cambiar el trazado de la senda. Hace una semana publicó en el Diario Oficial de Galicia una modificación para alejar el vial del bosque del Banquete de Conxo y evitar que cruce el río Sar. El nuevo recorrido, sin embargo, no satisface a quienes han acudido a los tribunales. “La variante no arregla nada” porque únicamente esquiva el lugar concreto donde se celebró aquel encuentro histórico, pero no el entorno de gran valor natural que lo rodea, replica Luciano Villar, de la asociación de vecinos Conxo Aberto.
Villar aduce que la consellería mantiene su intención de “talar, pavimentar e iluminar con farolas” las riberas del río Sar, un área que el Ayuntamiento pretende renaturalizar también con fondos europeos. Ese “ecobosque” del consistorio afecta a 258.000 metros cuadrados de superficie y a 2,5 kilómetros de cauce y, subrayan los vecinos, está incluido en la Estrategia Europea de Biodiversidad. “La Xunta quiere meter por ahí un carril-bici pavimentado como el de las ciudades”, alerta Villar.
El Gobierno gallego sostiene que su senda es “perfectamente compatible con el proyecto del Ayuntamiento”. La superficie que ocupa “con respecto al ámbito de la restauración forestal es mínima”, aseguran fuentes de la consellería: “Lo único que hay que hacer en caso de coincidir espacialmente los medios que trabajen es una coordinación de actividades”. El departamento que dirige María Martínez Allegue defiende que el nuevo camino junto al Sar esté pavimentado con hormigón y cuente con farolas.
“La senda por supuesto tiene iluminación y pavimento, porque se trata de que sea funcional y segura”, justifica la consellería, quien aduce que se trata de “un carril-bici, no una carretera” que se convertirá en “una actuación de referencia para la movilidad sostenible” y “pondrá a Santiago de Compostela a la altura de las grandes ciudades europeas”.
Las obras de la Xunta están paradas desde julio, pero los vecinos temen que se retomen pronto tras aprobar el nuevo recorrido. Además de daños ambientales, abunda Villar, el proyecto del Gobierno gallego pone en riesgo a peatones y ciclistas porque la senda recorre zonas inundables. Con el eco de la tragedia de la dana de Valencia de fondo, se prevé la instalación de carteles que alerten a los usuarios de que están “en una zona de peligrosidad por desbordamiento del río Sar”.
“En vez de alertar, lo que deberían es no meter a la gente por ahí”, critica el representante vecinal. La consellería discrepa: “¿Significa que todas las sendas en zonas inundables existentes, incluidas las actuales y el propio [bosque del] Banquete de Conxo, implican peligro? ¿Habría que restringir el acceso? No es así: lo que hay que hacer es gestionar el riesgo en función de las alertas”.
El concejal de Urbanismo de la capital gallega, Iago Lestegás, considera que al cambiar el trayecto tras la apertura de la investigación judicial la Xunta reconoce que el proyecto “no era el mejor y que invadía zonas especialmente sensibles”. Según explicó en el pleno el pasado jueves, el edil sospecha que el nuevo trazado sigue afectando, por ejemplo, al monasterio protegido de Conxo, pero ha encargado informes técnicos para “evaluar con exactitud” la propuesta.
El Ayuntamiento de Santiago ya advirtió a la Xunta en los inicios de la tramitación de que la senda “sostenible” no lo era tanto. Presentó alegaciones en febrero de 2023 solicitando que reconsiderase el trazado en el tramo que cuestionan ecologistas y vecinos. El gobierno de Goretti Sanmartín (BNG) reclamó asimismo la paralización de las obras en junio de 2024 e incluso envió un escrito a la consellería “pidiendo que acreditasen si el proyecto constructivo cumple con las determinaciones que la Dirección Xeral de Patrimonio emitió para el proyecto de trazado”. Su requerimiento no ha sido respondido hasta ahora, señalan fuentes municipales.
La del consistorio compostelano no fue la única pega que recibió la Xunta. La Dirección Xeral de Patrimonio Cultural de la Consellería de Cultura cuestionó la apertura de nuevas sendas y el movimiento de tierras en la zona, pero Infraestruturas asegura que, tras introducir “los cambios solicitados”, recibió un segundo “informe favorable”. “No existe una afección directa a elementos del Patrimonio Cultural catalogados”, defiende el Gobierno gallego, que augura que este carril-bici se convertirá en “una actuación de referencia para la movilidad sostenible” y “pondrá a Santiago de Compostela a la altura de las grandes ciudades europeas”.