Tiene la nariz un poco hinchada y un corte en la ceja, pero tres días después de ser brutalmente agredido en una céntrica calle de Sevilla, lo que menos le duele a este hombre, que prefiere mantener su anonimato, no son las heridas físicas. Es el estupor por el hecho de que sus atacantes fueran un grupo de chavales de entre 14 y 15 años que se abalanzaron sobre él, que iba acompañado de un amigo, tras increparle: “¿Qué sois, maricones?”. “El dolor físico es lo de menos, siento frustración e impotencia ante la tremenda realidad de haber sido agredido por unos niños y por motivos homófobos”, explica a este diario.
La víctima, de 50 años, no se ha conformado con denunciar su ataque ante la Policía, quiere dar difusión a lo sucedido para concienciar de una realidad que es muy preocupante por tres dimensiones: por tratarse de una agresión por motivos de odio, cometida por menores de edad y en pleno centro de la capital de Andalucía. “No tenía pensado ir a la comisaría, quería llegar a casa y olvidarme de lo sucedido, pero luego profundicé en lo que subyacía detrás de todo esto, es una violencia gratuita, de gente muy joven y por ninguna razón, porque nada justifica una agresión por motivos homófobos”, indica. “La gente tiene que saber lo que está pasando, son nuestros hijos”, advierte.
Por eso, después de denunciar los hechos, acompañándolos del parte de lesiones del Hospital Virgen Macarena donde fue atendido de las heridas, decidió difundir lo sucedido. “No quiero que esto se quede como el típico robo de un móvil”, sostiene. El diario.es Andalucía fue el primero en hacerse eco del ataque, sucedido el pasado sábado entre las 22.30 y las 23.00.
El agredido, su mujer y un amigo estaban tomando algo en la plaza de San Marcos, en el centro histórico de Sevilla, y poco después de que ella se fuera para casa, los dos amigos emprendieron también el camino de vuelta. Justo a la altura de la iglesia de San Luis de los Franceses vieron que “una pandilla de chicos y chicas” se aproximaba. “Su aspecto era perfectamente normal, en ningún momento sospechamos de sus intenciones”, indica el hombre. “Una chica nos espetó: ´¿Qué sois, maricones?’ y yo le contesté: ‘Sí, ¿qué pasa?’.
Todo lo que sucedió a continuación fue súbito y, desde luego, inesperado para él. La víctima es incapaz de precisar cuántos jóvenes eran: “Entre seis y diez, todo fue muy rápido”. Se abalanzaron sobre él: “De repente me empezaron a llover golpes y estaba en el suelo con la cara ensangrentada”, cuenta.
Sostiene que los chicos iban buscando la mínima excusa para agredir y esa violencia gratuita, esa sensación de impunidad con la que actuaron, es lo que le genera todavía mayor incomprensión y lo que le ha movido a compartir lo que le sucedió. Ha recibido el apoyo y las muestras de comprensión de muchos padres y vecinos. La Policía está investigando los hechos y se ha puesto a revisar cámaras de seguridad de la zona para tratar de identificar a los responsables, según indican fuentes oficiales.