El perfil de X de Rubén García de Andrés mezcla muchas cosas: periodista, socialista, alcalde de Torrecaballeros (Segovia), LGTBI, libertad, fe, cofradías, Semana Santa. Lo que para él es una combinación que de alguna forma le define, no parece estar bien visto por su párroco ni por la diócesis de Segovia. Según ha denunciado este sábado en esta red social, le han prohibido recibir la comunión por ser gay y por vivir en pareja.
Lo mismo le ocurrió, antes, a otra pareja homosexual de un pueblo vecino, Basardilla, donde también ejerce el mismo párroco. “Se nos ha prohibido comulgar y celebrar la Palabra, no por nuestra fe ni por nuestras acciones, sino por vivir con la persona que amamos”, explica Mario Calvo en una publicación en Facebook de este mismo domingo.
García de Andrés relata este domingo por teléfono a EL PAÍS que el conflicto con la diócesis venía de antiguo, aunque ha sido un nuevo sacerdote, que tomó posesión este verano, quien les ha vetado tanto a él como a la otra pareja.
El alcalde de Torrecaballeros es un miembro muy activo de la parroquia y uno de sus servicios era “celebrar la palabra” en pueblos vecinos. Es algo que se suele hacer en zonas rurales o con pocos sacerdotes: cuando no dan abasto en una celebración, un laico comparte lecturas de la Biblia y reparte la comunión, que ha sido previamente consagrada. Hace dos años, el entonces obispo, César Agusto Franco Martínez, le prohibió seguir desarrollando esta labor. “En principio me aseguraron que era por motivos políticos, que mis ideas no eran compatibles con la defensa y difusión del Evangelio, pese a que a diferencia de ellos [los curas y obispos], yo no transmitía ideas políticas en absoluto. Pedí hablar directamente con él, que me atendió en una larga reunión. Lo primero que me dijeron al recibirme es que dejase el móvil fuera. Y me confesaron que el motivo no era precisamente político”, sostiene, aludiendo a su condición sexual.
Entonces no dijo nada para no armar revuelo, pero en esta ocasión ha decidido hacerlo público. Cuando se enteró de que el párroco retiró la comunión a la otra pareja, fue a hablar con él, a pedir explicaciones y manifestarle que “eso era vergonzoso”. Todo había empezado, según dice, porque cuando este matrimonio participó en la misa del pasado 5 de enero, el cura recibió varios mensajes de vecinos quejándose de que dos homosexuales leyeran en la iglesia y recibieran la comunión.
La respuesta que recibió García de Andrés tras su queja fue que para él aplicaba la misma situación y, tras consultarlo con el obispo, le trasladó que él también tenía vetado el sacramento. “Es absurdo, yo vivo con mi pareja desde hace años y el párroco lo sabía porque cuando tomó posesión me reuní con él como alcalde y le conté mi situación”, relata.
Él mismo escribió al obispado pidiendo explicaciones, a lo que el obispo contestó lo siguiente en un mail al que ha tenido acceso EL PAÍS: “Estimado don Rubén. Lamento no poder aclararle nada sobre una conversación en la que no he participado. Las conversaciones privadas con mis sacerdotes y diocesanos son confidenciales y están protegidas por el secreto profesional. En cuanto a las condiciones para recibir la comunión sacramental y los presupuestos para ser negada están claramente expuestas en el Magisterio de la Iglesia y es el sacerdote celebrante el que debe aplicar los criterios de discernimiento”. Este periódico ha tratado, sin éxito, de recabar la versión del Obispado de Segovia.
La situación, expone García de Andrés, es esta: “No puedo comulgar por ser homosexual y vivir en pareja. ¡Y ojo, que se me ha dicho que situación distinta sería si ‘solo fuera gay y siguiera un camino de conversión’. Vamos, que si estás en el armario y eres más falso que Judas, puedes comulgar y se acabó”.
García de Andrés lamenta que “la primavera de Francisco” no haya llegado a la Iglesia de su provincia. En diciembre de 2023, el Vaticano aprobó bendecir a las parejas homosexuales, una decisión que acrecentó el enfrentamiento entre el sector más conservador de la Iglesia, siempre contrario a estos gestos de acercamiento a la comunidad LGTBI, y el más progresista.
“Muy afectados”
Tanto el alcalde como su familia aseguran estar “muy afectados” por la situación. “Es muy triste, hablo con serenidad, pero he llorado mucho porque no me parece justo y sobre todo, me parece grave que estemos volviendo otra vez a algo que creíamos superado, ese envalentonamiento del dedo inquisidor, que van al cura y les dicen que esta ha abortado o este ha hecho lo que sea. Y el sacerdote, en lugar de pararle los pies, va con el cuento a obispo, que toma estas decisiones. Yo me pregunto si las van a generalizar para todo el mundo, porque somos muchos en esta situación”.
Algo parecido relata Calvo, miembro de la otra pareja homosexual a la que se le ha negado la comunión, en Facebook: “Lo más doloroso es que ahora, quienes antes eran nuestra familia en la fe, nos señalan. Se nos marca como diferentes, como si amar de esta manera nos apartara de Dios. Incluso se ha hablado con nuestras familias, asegurándoles que ellos no tienen un problema, sino que el problema somos nosotros. Pero, ¿qué problema puede tener una persona que ama, que cuida a sus hijos, que sigue los mandamientos de Jesús, que vive con la conciencia tranquila de estar haciendo el bien?”.
El alcalde de Torrecaballeros ha decidido no ir este domingo a misa, no quiere “dar el espectáculo”, pese a que podría acudir para que el cura “se retrate y haga lo que tenga que hacer o diga lo que tenga que decir delante de todo el mundo”. Ahora, asegura, tendrá que vivir su fe de forma privada “fuera de la Iglesia”, porque así se lo han “impuesto”.