Donald Trump ha decidido por fin el más importante de los nombramientos que tenía aún pendientes, el de secretario del Tesoro. Las disputas entre sus partidarios sobre cuál era el candidato más apropiado han retrasado la designación. Trump ha optado finalmente por Scott Bessent y le ha ofrecido el puesto, según ha anunciado. Más allá de que su nombre aparecerá en los futuros billetes, el secretario del Tesoro es la figura clave para ejecutar las rebajas de impuestos que ha prometido Trump. También puede tener un papel decisivo a la hora de aplicar la política arancelaria proteccionista por la que aboga el presidente electo y que puede desatar una guerra comercial.
Un par de nombres llevaban sonando desde el principio como candidatos al cargo. El inversor multimillonario Scott Bessent, de 62 años, fundador de la firma Key Square Group, y Howard Lutnick, consejero delegado de Cantor Fitzgerald. “Mi opinión es que Bessent es una alternativa convencional, mientras que Howard Lutnick realmente impulsará el cambio”, tuiteó Elon Musk la semana pasada. “Lo convencional está llevando a Estados Unidos a la bancarrota, así que necesitamos un cambio”, añadió.
Lutnick, que era el favorito de Musk para el puesto, es copresidente de la operación de transición de Trump y ha estado ayudando a proponer candidatos para puestos clave, incluido el Departamento del Tesoro. Sin embargo, Trump optó finalmente por nombrarle secretario de Comercio, con lo que quedaba al margen de la pugna por el principal puesto del área económica. El presidente electo también ha estado estudiando otras posibles opciones, pero finalmente parece haberse decidido por Bessent.
El republicano ha alcanzado la Casa Blanca con una propuesta de rebajas masivas de impuestos. Prometió prorrogar indefinidamente los recortes fiscales de 2017 que expiran a finales de 2025, que benefician especialmente a las rentas más altas e incluyen unos tipos impositivos más bajos, una mayor deducción estándar, un mayor crédito fiscal por hijos y una mayor exención del impuesto sobre el patrimonio.
Además, ha realizado promesas dirigidas a atraer grupos de votantes, todas las cuales deben pasar por el Congreso. Quiere eximir de impuestos las propinas de los trabajadores de la restauración y la hostelería, las horas extraordinarias y las prestaciones de la Seguridad Social, así como deducir fiscalmente los intereses de los préstamos para automóviles y restablecer plenamente la deducibilidad de los impuestos estatales y locales. También eliminará la tributación que en la actualidad se extiende a los estadounidenses que viven en el extranjero. Para las empresas, plantea bajar el tipo del impuesto de sociedades del 21% al 15% para las empresas que fabriquen sus productos en Estados Unidos.
En cuanto a la política comercial, Trump pretende imponer aranceles recíprocos a las importaciones estadounidenses iguales a los tipos que los socios comerciales imponen a las exportaciones de Estados Unidos (por lo general, mayores). A eso se sumaría (o solaparía) un arancel básico universal del 10% al 20% sobre todas las importaciones. Para China, Trump ha prometido un arancel del 60% sobre todas las importaciones. Además, ha asegurado que pondrá aranceles del 100% para los coches importados de México.
Durante la campaña electoral, Trump presentó los aranceles a las importaciones como una herramienta de negociación para mejorar las condiciones comerciales y también como una forma de generar ingresos para financiar recortes fiscales en otros ámbitos. Los economistas han advertido de los efectos inflacionistas que puede tener una subida de aranceles y también de la posibilidad de que haya represalias por parte de los socios comerciales.
Sucesor de Yellen
El nuevo secretario del Tesoro sucederá a Janet Yellen, que ha desempeñado el cargo en los cuatro años del mandato de Joe Biden. La metódica y previsora expresidenta de la Reserva Federal se convirtió en la primera mujer que ocupaba el puesto.
Durante el primer mandato de Trump, el puesto de secretario del Tesoro fue uno de los que se mantuvo relativamente al margen de los frecuentes cambios de humor del presidente. Steven Mnuchin ocupó el cargo de principio a fin de su presidencia.
El Departamento del Tesoro tiene amplias funciones de política fiscal y financiera. Es el encargado de recaudar los impuestos y de liquidar los pagos federales, es el emisor de la moneda, pero también de los títulos de deuda pública federales. Representa a Estados Unidos en numerosos organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros.
El Tesoro asesora al presidente sobre la política económica, aunque en la práctica las decisiones clave de política fiscal se toman en el Congreso y las de política monetaria, en la Reserva Federal. El Departamento, sin embargo, puede resultar clave para orientar la política arancelaria de Trump y también para definir las regulaciones a aplicar en el sector financiero.
El nuevo secretario del Tesoro hereda una economía pujante, con el paro cerca de mínimos y la inflación relativamente controlada, que crece a buen ritmo y genera empleo. Sin embargo, en lo que es su responsabilidad más directa, las cuentas públicas, la situación es más delicada: el déficit público lleva años disparado y la deuda pública crece sin parar. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha advertido expresamente de que esa senda es insostenible.