Caminaba descalzo por las calles del sur de Damasco y parecía confundido, nada especialmente extraño en estos días de incertidumbre en Siria tras la caída del dictador Bachar el Asad, la entrada en la capital de los grupos rebeldes y la liberación de miles de presos retenidos en condiciones infrahumanas. Pero él hablaba en inglés. Era Travis Timmerman, ciudadano estadounidense de 29 años que llevaba meses en paradero desconocido y del que se ignoraba que hubiera caído en manos del régimen sirio.
Localizar a los estadounidenses desaparecidos en Siria se ha convertido en una de las grandes prioridades de Washington tras el colapso del régimen de los Asad, que gobernó Siria con puño de hierro durante 53 años. La Administración de Joe Biden trata de encontrar sobre todo al periodista Austin Tice, en paradero desconocido desde 2012.
Timmerman, originario de Misuri, estaba desaparecido desde finales de mayo, cuando se le vio por última vez en Hungría. Las autoridades de ese país emitieron una notificación oficial sobre su ausencia en agosto. El afectado ha explicado, en declaraciones a varios medios estadounidenses, que llegó a Líbano y cruzó a Siria de manera irregular y a pie en una “peregrinación” a Damasco. Llevaba tres días en territorio sirio, en un área montañosa cerca de la frontera, “sin comida ni agua”, cuando fue detectado y llevado a prisión, donde ha permanecido meses, según su relato a la cadena de televisión estadounidense NBC. No fue especialmente maltratado ni recibió golpes, según asegura, a diferencia de lo que han contado otros excarcelados. “Siempre me alimentaron bien, siempre tuve agua, el único problema era no poder ir al baño” con regularidad, ha afirmado.
El lunes pasado quedó en libertad. Dos hombres armados con fusiles Kaláshnikov descerrajaron la puerta de su celda a balazos, siempre según su relato. Timmerman salió con un grupo de presos, con planes de dirigirse al sur y llegar a la frontera con Jordania.
Los últimos días los pasó vagabundeando por la localidad de Diyabía, al sur de Damasco, donde dormía al raso o en una casa abandonada. Fue localizado cuando se acercó a un residente para pedirle agua y alguien grabó el vídeo del encuentro, que se viralizó rápidamente en las redes sirias.
Desde el puerto de Aqaba, en Jordania, donde se encuentra dentro de una gira por Oriente Próximo que le llevará también a Turquía, el secretario de Estado, Antony Blinken, ha confirmado la localización de un ciudadano estadounidense y ha indicado que Washington trabaja para repatriarlo.
“Acerca del estadounidense descubierto hoy, no puedo dar detalles sobre lo que vaya a ocurrir, excepto que estamos trabajando para devolverlo a casa, para sacarlo de Siria”, apuntaba el jefe de la diplomacia de EE UU. “Por razones de privacidad, no puedo aportar más detalles”, precisaba.
Blinken también ha insistido en que continúan los esfuerzos por encontrar a Austin Tice, antiguo marine y periodista, detenido por el régimen de Bachar el Asad mientras cubría información en agosto de 2012. Tenía entonces 31 años. Este domingo, en una declaración desde la Casa Blanca después de que los rebeldes tomaran Damasco, el presidente estadounidense, Joe Biden, indicaba que su Gobierno piensa que el reportero está vivo. Dos días antes, antes de la caída del régimen, la familia Tice aseguraba haber recibido información creíble acerca de que el periodista continuaba con vida.
“No tenemos ninguna actualización sobre Austin Tice, excepto decir que cada día trabajamos para encontrarle y llevarle de vuelta a casa, cada día trabajamos para que quede claro a todo el mundo que esta es una prioridad para Estados Unidos”, declaraba Blinken.
En Damasco, el nuevo Gobierno interino liderado por el grupo rebelde Hayat Tahrir al Sham (HTS) ha expresado su voluntad de cooperar “de forma directa” con Washington para localizar a los estadounidenses detenidos por la dictadura de El Asad.