Imagine ser una actriz consagrada de Hollywood, cuatro veces nominada al Oscar, ganadora de un Globo de Oro y considerada una de las mejores intérpretes de su generación y que una pregunta recurrente en sus entrevistas sea: “¿Cómo se pronuncia su nombre?”. Eso es lo que le ocurre a Saoirse Ronan. Nacida en el Bronx (Nueva York), pero de padres inmigrantes irlandeses, la intérprete de 30 años está acostumbrada a responder a esta pregunta en revistas y a presentadores de televisión (Stephen Colbert, Ellen DeGeneres y a muchos otros) desde hace años, siempre sonriente y con buena disposición. Para los curiosos, se dice sur-shá y es un nombre gaélico que significa libertad. Al margen de esta anécdota, Ronan ha trabajado ininterrumpidamente en la industria de la interpretación desde los nueve años y todavía tiene pendientes dos estrenos antes de que acabe 2024: Blitz, de Steve McQueen, que se estrena el 22 de noviembre en Apple TV+, en la que interpreta a una madre que busca a su hijo durante II Guerra Mundial; y The Outrun, de la que también es productora ―todavía sin fecha confirmada de estreno en España―, en la que da vida a una alcohólica rehabilitada que revisita su pasado.
Sin embargo, si por algo se ha hablado de ella durante las últimas semanas no ha sido por estos papeles por los que ya está incluida en las quinielas de las próximas nominaciones al Oscar, sino por callarle la boca a cuatro hombres en un programa de entretenimiento. Ronan se hizo viral a finales de octubre tras su aparición en The Graham Norton Show, donde estaba acompañada por su amigo Paul Mescal y Denzel Washington, en plena promoción de Gladiator II. También estaba Eddie Redmayne, que contó que había aprendido a usar su móvil como arma de autodefensa mientras preparaba su papel en la serie Chacal. Este comentario hizo mucha gracia a presentador e invitados, a los que les pareció absurdo defenderse con un teléfono. “¿Quién realmente pensaría en eso?”, bromeó Mescal mientras hacía una simulación. “Si alguien me ataca, no voy a pensar en el teléfono”, rio junto a sus colegas, mientras Ronan intentaba, sin éxito, decir algo. Al final consiguió hablar: “Eso es en lo que las chicas tienen que pensar todo el tiempo”. Y se hizo el silencio. “¿Verdad, chicas?”, agregó con un gesto de complicidad a cámara y un levantamiento de cejas.
La aplaudida intervención de la actriz se ha compartido tanto que ella misma se ha sentido abrumada. “Definitivamente, no fue algo que esperaba, y no necesariamente me propuse causar un revuelo”, confesó en una entrevista con Virgin Radio UK. “Creo que hay algo realmente revelador sobre la sociedad en la que vivimos y sobre cuán abiertas quieren ser las mujeres con los hombres en sus vidas”, aseguró esta neoyorquina de nacimiento que creció en Irlanda (sus padres se mudaron a Dublín cuando tenía 3 años). “Está abriendo una conversación y espero que permita que más y más mujeres digan, ‘bueno, sí, en realidad, hablemos de nuestra experiencia”, añadió sobre su oportuno comentario.
Ronan no pretende ser una suerte de portavoz feminista, pero lo es. En 2019, durante la presentación de una fragancia de Calvin Klein de la que era imagen, su agente advirtió a los periodistas que estaba prohibido hacer cualquier pregunta directa sobre feminismo, según publicó entonces SModa, uno de los medios presentes. Una advertencia inútil. Era la época en la que estaba rodando Mujercitas, dirigida por Greta Gerwig, bajo cuyas órdenes ya había trabajado en Lady Bird en 2017. Ambos papeles le valieron la nominación al Oscar a mejor actriz. También iba a tener un cameo en Barbie, el gran éxito de Gerwig, pero al final no pudo participar por problemas de agenda, al coincidir con el rodaje de The Outrun. “Iba a interpretar a otra Barbie. Me sentí destrozada por no poder hacerlo”, reconoció a People en 2022. Y tiene otra espinita clavada: de niña hizo las pruebas para el personaje de Luna Lovegood en Harry Potter y la Orden del Fénix, un papel que finalmente perdió frente a Evanna Lynch. “Era demasiado joven”, lamentó recientemente.
Con más de dos décadas de experiencia en la industria, hoy Ronan tiene muy claro qué trabajos le interesa aceptar y cuáles no. “Trabajar con Greta, aunque no había dirigido nada antes de Lady Bird, fue muy emocionante porque conocía su trabajo y la admiraba. Con el paso de los años va cambiando mi relación con los directores. Ya no existe el tipo de dependencia que tenía de niña. Ahora tengo mucha más experiencia y quiero poder colaborar con ellos sin que perdamos de vista cuál es el papel de cada uno”, aseguró en una reciente entrevista con Vanity Fair. No dudó en rechazar, por ejemplo, un papel en El hobbit: un viaje inesperado, porque limitaba su disponibilidad para rodar La huésped, una película mucho menos ambiciosa en cuanto a presupuesto. También le ofrecieron el papel de Kitty en Anna Karenina, pero lo rechazó para protagonizar Byzantium, un filme irlandés de terror fantástico dirigido por Neil Jordan. Aun así, hay un papel que se muere de ganas de interpretar por encima del resto: el de villana de James Bond. “Creo que es bastante guay tener a una villana que quiera acabar con él y no solo enamorarse de él”, propuso en la entrevista.
Por respuestas como esa o la del programa de Graham Norton, ha conseguido huir de la imagen de niña bonita de Hollywood, a pesar de su canónica belleza de chica rubia de ojos azules, y tanto la industria como el público se la toman en serio, como la mujer inteligente, madura y gamberra que ha demostrado ser dentro y fuera de la pantalla. A pesar de desfilar por su primera alfombra roja de los Oscar a los 13 años, también ha logrado proyectar la imagen de una estrella que mantiene los pies en el suelo. “Recuerdo el estrés de tratar de encontrar un vestido porque no tenía estilista”, recuerda sobre ese debut en 2008. “Para mí, en aquel momento, los Oscar eran un programa de televisión. Me había criado viéndolo desde casa, por eso me hizo mucha ilusión estar implicada. Creo que para mi madre fue superimportante conocer a John Travolta porque es una gran admiradora de Fiebre del sábado noche, fue 27 veces al cine a verla, lo cual es una barbaridad”, explicó entre risas a Vanity Fair.
El pasado julio, tras siete años de relación, la actriz se casó con el actor británico Jack Lowden (34 años), a quien conoció durante el rodaje de Las dos reinas. Se dieron el “sí, quiero” en una ceremonia privada en Escocia igual de discreta que su noviazgo, que al principio ni siquiera quería mencionar. “¿Puedo preguntarte si estás saliendo con la persona con la que todos creen que estás saliendo?”, se le ocurrió preguntar a un periodista de The Telegraph en 2019. “No”, respondió ella. El pasado 8 de noviembre, en cambio, no le importó contarle a Jimmy Fallon lo decepcionada que se sentía con su marido por no prestarse a un “dueto cursi de karaoke” que ella estaba deseando interpretar. “Quería cantar Shallow, de Ha nacido una estrella. Quiero que él sea mi Bradley y yo su Gaga. Pero no quiere hacerlo. No se compromete. Y yo me pregunto: ¿para qué sirve el matrimonio? ¿Sabes a qué me refiero? ¿Qué estamos haciendo aquí?”, bromeó en The Tonight Show.
La pareja vive en Londres, en una casa de 2,5 millones de libras que comparten con su perro, Fran. Poco más se sabe de su vida privada, más allá de lo poco que Lowden publica en su perfil de Instagram. Una fotito de Saoirse de espaldas paseando al perro, otra de la pareja yendo de ruta a unos acantilados (ella otra vez de espaldas). Ronan ni siquiera tiene redes sociales, aunque probó Twitter en 2009. “Entré porque Stephen Fry estaba allí. Me dijo: ‘Oh, Twitter, es fantástico’, y como él entró, yo también lo hice”, explicó en 2018 en TheWrap. Pero duró poco porque le pareció “estresante” y que requería “demasiado trabajo”. “Entiendo por qué lo hacen los músicos, los periodistas o la gente que está en el ojo público. Pero actuar es algo diferente porque no eres tú misma cuando trabajas. No soy yo misma en nada de lo que la gente me ve. Entonces, para mí, entrar a Twitter y decir, ‘Oh, he tenido un día terrible’ o ‘Dios, me duele muchísimo la cabeza’, simplemente no creo que la gente deba ver eso. Y la autopromoción siempre me ha hecho sentir muy incómoda”, aclaró.
La actriz, una de las más aclamadas y solicitadas de Hollywood actualmente, ni siquiera se siente famosa. “Todavía me sorprende muchísimo que alguien sepa quién soy”, admitió en 2018 en Vogue. “No soy… famosa… simplemente creo que no lo soy. Selena Gomez es famosa”, añadió. Entre sus próximos proyectos están la película Bad Apples, en la que interpreta a una profesora que se enfrenta a un alumno conflictivo, y una adaptación de Las Crónicas de Narnia para Netflix dirigida por Greta Gerwing que, una vez más, la ha elegido como protagonista principal. Tal vez inspirada por ella, la propia Ronan está haciendo sus pinitos como directora en un cortometraje del que poco ha anticipado todavía. “Habrá mujeres en él; y, posiblemente, un perro”, comentó a Vanity Fair. Parece una certeza absurda, como si no hiciera falta aclarar que habrá presencia femenina en el proyecto, pero Ronan demuestra una vez más que hay cosas que es mejor recordarlas en voz alta para que la gente las escuche.