Banco Santander y CaixaBank se suman al rescate paneuropeo a la industria eólica del Viejo Continente, lastrada por la crisis de grandes firmas como Siemens Gamesa, Vestas o Nordex. La gran banca europea han solicitado respaldo de unos 5.000 millones de crédito blando al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para movilizar hasta 80.000 millones que servirán para prestar contragarantías de pago anticipado y garantías de cumplimiento asociadas a contratos de suministro de los fabricantes de equipos de energía eólica dentro de la Unión Europea.
A este programa han acudido ya ocho de los principales bancos de Europa: Intesa San Paolo, BNP Paribás, Société Générale, HSBC, Deutsche Bank y Commerzbank, además de las citadas entidades españolas, ya han logrado la aprobación del BEI, que ha dado a cada uno de ellos hasta 500 millones de euros, según consta en documentación oficial.
El último en lograr dicha aprobación ha sido la entidad presidida por Ana Botín. El brazo europeo que lidera la exvicepresidenta Nadia Calviño aprobó el pasado 4 de diciembre la concesión de 500 millones de euros, lo que le servirá de respaldo para movilizar hasta 8.000 millones de euros. De esta cantidad, 100 millones del BEI servirán para movilizar crédito en España, mientras que el resto irá a Dinamarca, Alemania, Italia y Suecia, países donde también existe importante tejido industrial del sector eólico.
Previamente, el BEI ya había dado el visto bueno a la concesión de 100 millones para CaixaBank, que prevé respaldar a las empresas eólicas con hasta 1.600 millones de euros. El destino de este capital son las empresas manufactureras del sector, que fabrican en Europa equipos originales. para parques eólicos y componentes de la cadena de valor, como turbinas, infraestructuras de conexión a red, cables, estaciones transformadoras, subestaciones o subcontratas.
La financiación va tanto para eólica terrestre como marina que tienen la necesidad de hacer sus entregas en tiempo y forma. El BEI explica que su intervención se debe a que las empresas requieren cada vez más garantías y líneas de pago por adelantado “en un contexto de presión financiera (carteras de pedidos en aumento y desafíos derivados del aumento de la inflación y las tasas de interés) y con los bancos comerciales alcanzando sus límites de concentración de exposición frente a los OEM. La situación actual en el mercado de garantías para proyectos eólicos se ve agravada por el número relativamente limitado de bancos comerciales de la UE que ofrecen las garantías exigidas en Europa”.
Este oxígeno financiero se produce en plena crisis de los grandes fabricantes de eólica europeos, que históricamente han liderado este sector a nivel mundial. Dicha crisis motivó un plan de acción específico de la Unión Europea conocido como Wind Power Package. En el epicentro de esta crisis está Siemens Gamesa, que en el verano de 2023 anunció unas pérdidas de 4.500 millones de euros y un plan de ajustes que no le permitiría volver a beneficio hasta 2026.
Además de los problemas de presión sobre los márgenes que sufre todo el sector, Siemens Gamesa tuvo un problema con su producto estrella, la plataforma 5.X que debido a sus fallos de diseño y su mal funcionamiento provocó un fuerte agujero a la compañía. La firma ha necesitado un rescate específico que ha implicado dinero público tanto de Alemania como de España.
Tanto en ese caso como con el actual programa de salvación de la industria que produce para las grandes la aportación de avales y garantías es clave para dar tranquilidad a los clientes y sostener la cartera de pedidos, la base de futuro para estas compañías. La falta de garantías podría provocar la cancelación de pedidos, lo que podría suponer la deslocalización de producción fuera de Europa.
Siemens Gamesa, pese a todo, aún está en pleno proceso de saneamiento, también en España. La firma acaba de firmar un ERTE para 423 trabajadores de sus centros de Gipuzkoa, Vizcaya y Burgos. Además, ha vendido hace poco una división con dos fábricas a ABB.
Sin embargo, la crisis no es exclusiva de Siemens Gamesa, que a su vez acaba impactando al resto de sus proveedores. También Vestas atraviesa dificultades. Esto se está reflejando en bolsa. La compañía danesa que también tiene parte de su producción en España se encuentra en mínimos en bolsa desde hace cinco años. En los primeros nueve meses de 2024, esta compañía elevó sus pérdidas un 40%, hasta los 100 millones de euros.
Tampoco Nordex escapa a la crisis. Acciona, su dueña, tuvo que asumir este año 354 millones de euros de provisiones para contratos fallidos y litigios. Desde 2018 a cierre de 2023, esta empresa acumulaba pérdidas por más de 1.300 millones de euros.
A todo lo anterior no ayuda el clima de incertidumbre por la posible imposición de aranceles de EEUU. El sector eólico español ya sabe lo que es sufrir las trabas arancelarias del país norteamericano. Bajo mandato de Joe Biden, el Departamento de Comercio Exterior decretó que los productores de torres eólicas españoles habían incurrido en prácticas de dumping y acabó por imponer un arancel a las columnas de los aerogeneradores del 75%. Con esta medida, la administración norteamericana satisfacía las denuncias de dos productores locales y dejaba sin posibilidad de entrar en el mercado americano a fabricantes nacionales como Windar, GRI (Gestamp) o Haizea Wind Group.
Por si esto fuera poco y a diferencia de lo ocurrido con EE UU, la petición de aranceles por parte de la industria eólica europea a Bruselas sobre los competidores chinos en territorio comunitario sólo ha supuesto el levantamiento de barreras de salvaguarda mínimas por parte de la Comisión Europea.