El Barcelona dejó su marca en el Olímpico de Roma. En el estreno del fútbol practicado por mujeres en el mítico estadio italiano (39.454 espectadores, récord de público en Italia), el Barça no falló en la Liga de Campeones (0-1) en la ida de los cuartos de final. Esta vez, sin embargo, no le sobró nada. Por momentos imprecisas, en otros ansiosas, las azulgrana chocaron con una Roma bien trabajada y desacomplejada, pero sobre todo valiente para acorralar al Barça. A las italianas les faltó oficio. Justamente lo que tiene el Barcelona en Europa, finalista en tres de las últimas cuatro ediciones.
A la Roma también le gusta tener el balón. Un placer prácticamente prohibido cuando te cruzas con las azulgrana. El cuadro de la capital simboliza la apuesta de la federación italiana por el fútbol practicado por mujeres en el país transalpino. En 2020, después de la que las licencias alcanzaran la cifra de 30.000 —en 2011, eran 10.000—, se decidió que la liga se tenía que profesionalizar. Esta temporada, finalmente, se concretó. Tras una inversión de cerca de 18 millones de euros en las últimas tres campañas, hoy el salario minino para una futbolista en el calcio es de 26.000 euros —en España es de 16.000—.
La Roma ha capitalizado como nadie la apuesta de la federación y, por ahora, ha logrado destronar a la Juve, campeón de las últimas cuatro ligas. Hoy, manda la Roma en la Serie A y es el único equipo italiano que continúa en la Champions. Parece que no lo hará por mucho tiempo.
Sorprendió, en cualquier caso, la Roma en la fase de grupos de la Champions. Quedó segunda en el grupo B, a un punto del poderoso Wolfsburgo. Sin embargo, a pesar de que ha continuado con la inversión —en el invierno fichó a la exazulgrana Vicky Losada—, el sorteo jugó con su suerte en los cuartos de final: el Barcelona. Líderes sin oposición en España, las azulgrana andan con ganas de revancha en Europa después de no poder defender el título en la final del año pasado en Turín ante el multicampeón Olympique de Lyon. El Barça perdió a Martens y a Hermoso, sí; pero apostó por Bronze, Walsh, Rabano, Vicky López y Salma Paralluelo. Dos campeonas de Europa con Inglaterra, más de las futbolistas españolas con mayor proyección. Siempre a la espera de Putellas —se rompió el ligamento cruzado de la rodilla en junio del año pasado—, a las inglesas ya no hay quien las mueva del once, mientras Paralluelo, oro en el Festival Olímpico de la Juventud Europea en 400 metros vallas, saca a pasear su velocidad en la Champions.
En su estreno en la Copa de Europa, sin embargo, Paralluelo enseñó que es mucho más que una velocista. Cuando el Barcelona no encontraba la fórmula para destrabar el duelo, Patri Guijarro le entregó el balón en la puerta de la medialuna. Y, la delantera azulgrana, como si el tiempo se detuviera, colocó el balón con tanta suavidad como con precisión al palo derecho de Caesar. El gol le trajo paz a las azulgrana. Ni Guijarro ni Aitana controlaban los tiempos del partido en la medular, mucho menos Walsh, mientras que se repetían las impresiones de Carolina Graham Hansen, sobre todo de Oshoala. El Barça, entonces, cargaba el juego en el ala izquierda para aprovechar a la eléctrica Paralluelo. El ritmo arrollador del Barcelona en España (98 goles en 22 partidos) y en la Champions (29 en la fase de grupos, récord de la competición) perdió ferocidad en el Olímpico de Roma. En cualquier caso, le alcanzó para ganar por la mínima.
Mérito de la camaleónica Roma. Equipo ofensivo en Italia, el cuadro romano forjó una telaraña defensiva difícil de interpretar por las muchachas de Jonatan Giráldez. No se perdió la Roma sin el balón, tampoco se asustó ante los sucesivos ataques del Barcelona. Al contrario, esperaban con paciencia su oportunidad. Y la tuvieron. Pero, cuando no se anticipó Sandra Paños, a Giacinti le falló la puntería. La Roma, entonces, cambió el plan de partido y mandó al campo a la excapitana del Barcelona, Vicky Losada.
El Barça, que tiene más fondo de armario, respondió con Geyse, Engen y Crnogorcevic. El cuadro azulgrana no alteró su estrategia. Ocurrió que tampoco ganó pólvora en ataque. Y, sorpresivamente, se aferró a Paños para defender el triunfo. Le alcanzó.
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