Rusia prosigue con su campaña de bombardeos de invierno contra la red energética de Ucrania. En la mañana de este jueves se ha producido un ataque con 90 misiles y 97 drones bomba dirigidos a infraestructuras civiles en una docena de provincias del país. Las empresas de suministro eléctrico han introducido cortes de luz en todas las ciudades de Ucrania, una medida que es lo que persigue precisamente el Kremlin desde el otoño de 2022: dejar a millones de ucranios sin electricidad ni otros servicios básicos como la calefacción o el agua caliente en los meses de frío. La ofensiva de este jueves ha dejado sin conexión a 523.000 consumidores en la región de Lviv, a unos 215.000 en Volyn y a más de 280.000 en Rivne, según el balance provisional de las autoridades regionales.
“El sector energético se encuentra de nuevo bajo un ataque masivo del enemigo. Los ataques se producen en todo el país. El operador [de la red eléctrica] Ukrenergo ha introducido apagones de emergencia”, ha escrito en un breve comunicado a primera hora de la mañana el ministro de Energía, Herman Galushchenko. Desde las 5.00 hasta las 8.30, el ejército ruso ha disparado misiles y drones contra infraestructuras en una docena de provincias. Se han reportado daños en edificios civiles en Kiev y en Odesa.
Las Fuerzas Aéreas Ucranias han reportado que han interceptado 79 de los misiles y 35 drones. La cuenta de información militar de Telegram Monitor, especializada en el seguimiento de bombardeos, ha resumido que la operación del invasor ha constado de dos fases: una primera en la que la flota rusa en el mar Negro ha lanzado los misiles de crucero Kalibr, y una segunda en la que se han empleado misiles de crucero Kinzhal disparados por bombarderos desde la provincia rusa de Volgogrado y desde la península de Crimea, anexionada ilegalmente por el Kremlin en 2014.
Volodímir Zelenski ha subrayado en un mensaje en sus redes sociales que Rusia ha utilizado munición de racimo, que aunque produce explosiones menos potentes, sí expande más el daño y complica más la reparación de infraestructuras civiles. “Esto es una muy vil escalada de Rusia en sus ataques terroristas”, ha dicho el presidente ucranio. Zelenski ha insistido en la necesidad de recibir más defensas antiaéreas de sus aliados occidentales: “Estos sistemas de defensa son necesitados ahora en Ucrania, donde salvan vidas, y no en almacenes”.
El Ministerio de Energía ha informado de que este es el bombardeo a gran escala ruso número 11 contra la red energética en lo que va de año. Naciones Unidas estima que Ucrania ha perdido un 60% de su capacidad de generación eléctrica.
El anterior bombardeo de estas dimensiones se produjo el pasado 17 de noviembre, y siguió los mismos parámetros de horario, tiempo y armamento que el de este jueves, aunque en aquella ocasión el arsenal empleado fue mayor, con 120 misiles y 90 drones bomba Shahed.
La ofensiva rusa contra el sistema energético del país invadido coincide con una nueva fase de la guerra en la que el Kremlin amenaza a Kiev y a sus socios en la OTAN con graves consecuencias si el ejército ucranio continúa utilizando misiles de largo alcance occidentales contra objetivos militares en suelo ruso. Vladímir Putin ordenó el 21 de noviembre el lanzamiento de un misil balístico hipersónico de rango intermedio contra una planta militar en la ciudad de Dnipró. Es la primera vez que se utiliza un cohete de este tipo, diseñado para una guerra nuclear, en un conflicto armado. Putin quiso transmitir con esta decisión una amenaza a los socios de Ucrania en Europa y en Estados Unidos.