Desde el banquillo, ya sin fuerza, Raphinha era enfocado por las cámaras. Había sido el protagonista de un clásico que se tradujo en el primer título de Hansi Flick en el Barcelona, un trofeo que llegó como un mimo para una plantilla azulgrana que llegó a Arabia tocada por el ruido del caso Olmo. En realidad, había sido el protagonista de la semana. Un tono habitual para el brasileño durante la temporada: líder en el campo, autor de dos de los cinco goles del Barcelona frente al Madrid, pero también en el vestuario. Pieza clave junto a Araujo para mantener el grupo unido, respaldos públicos a Dani Olmo y Pau Víctor frente al esperpento de sus inscripciones.
Mientras Hansi Flick lidiaba la rueda de prensa previa a la final de la Supercopa de España con cierta incomodidad, recibió un mensaje en su reloj digital: “Míster, Raphinha y Araujo quieren hablar contigo”. Las cámaras de televisión captaron el momento, y las redes sociales no tardaron en viralizarlo. “No era nada extraño, solo un tema organizativo”, explicaron desde la delegación del Barcelona en Yeda, tratando de ahuyentar las especulaciones. Tras la reunión entre los dos capitanes y el entrenador alemán, la entidad azulgrana decidió reprogramar su viaje de regreso a la capital catalana. Ocurrió entonces que, en lugar de entrenar el lunes por la mañana en Arabia para luego tomar el vuelo rumbo a España, la expedición azulgrana se marchó de Yeda inmediatamente después de golear al Madrid.
A pesar de que el capitán Ter Stegen, lesionado por un problema en el tendón rotuliano, viajara a Arabia, el peso del liderazgo de la plantilla recae en Raphinha y Araujo. El brasileño posee una ascendencia natural: elegido capitán por sus compañeros apenas tres años después de llegar al club, por encima de la gran figura del vestuario, Lewandowski. Araujo, capitán desde 2013, tiene, en cambio, un liderazgo más autoimpuesto, impulsado por su deseo de convertirse en un típico caudillo charrúa en el Camp Nou.
“Dani y Pau lo estaban pasando muy mal. Era una situación difícil para el grupo”, explicaba una fuente cercana al vestuario del Barcelona. Uno de los futbolistas azulgranas añadía con preocupación: “Si le hacen esto a Dani, que llegó como el fichaje estrella del verano, ¿qué nos podrían hacer al resto?”. El malestar en el vestuario no fue silenciado: ni Raphinha ni Ronald Araújo dudaron en alzar la voz. “Es una situación de muy mal gusto para nuestros compañeros”, se quejó el uruguayo en Barbastro. En Arabia, fue Raphinha quien tomó la palabra: “Si yo estuviera en otro club, quizás me pensaría si venir al Barça es lo mejor”.
El grupo azulgrana agradeció el compromiso Raphinha y Araujo. Sobre todo, el de Raphinha, después de que Araujo, motivado por su agente, se comenzara a dejar querer por la Juventus. “No se siente valorado”, aseguran desde su entorno. “Le hemos hecho dos ofertas de renovación, para nosotros es un jugador importante”, responden desde el Barça que no piensan dejarlo ir por menos de 70 millones. Ocurrió, sin embargo, que cuando el runrún sobre su posible salida comenzaba a tomar fuerza en los despachos, Araujo tuvo que saltar al campo en Arabia. Recién recuperado de su lesión muscular, su pareja de baile no resultaba la más asequible de defender: un inspirado Mbappé. Cumplió.
Lo difícil ya lo había hecho su amigo Raphinha. Tan fuerte en ataque como en defensa, un sacrificio que lo dejó sin piernas, reemplazado por Ferran Torres en el minuto 79. Nadie le robó el MVP del partido, tampoco el cariño del vestuario.