Toca, como todos los años, lanzar los dados de las previsiones de los analistas sobre lo que ocurrirá en los mercados financieros este 2025. Y esta vez aparece en muchos de ellos la cara del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, como factor determinante. Sus anuncios electorales de recortes de impuestos, nuevos aranceles, límites a la emigración (incluso deportaciones), desregulación financiera y apoyo a las criptodivisas, entre otros, marcarán el devenir de las Bolsas mundiales, los bonos y también la evolución de los tipos de cambio. El año 2025 se estrena con una dependencia nunca vista del nuevo inquilino de la Casa Blanca, aunque hay que ver cómo esas promesas electorales proteccionistas se acaban materializando.
También el mundo del dinero seguirá condicionado por los conflictos bélicos en Ucrania y en Oriente Próximo a los que se suma “Europa como nuevo factor de riesgo político”, según indica Paul Diggle, economista jefe de la gestora de fondos abrdn. Este experto apunta como factores a seguir de cerca las elecciones alemanas del próximo 23 de febrero, y la inestabilidad política y fiscal de Francia.
La marcha de la economía mundial será también determinante para fijar el precio de los activos. El líder del crecimiento del mundo desarrollado volverá a ser Estados Unidos. El consenso de mercado fija un crecimiento del 1,9% para su PIB. “Prevemos que EE UU continúe mostrando un crecimiento diferencial, mientras que la eurozona y China podrían enfrentar riesgos a la baja ante la política comercial de Trump”, explican desde Renta 4. Sin embargo, en Europa, las previsiones son menos halagüeñas. La previsión media de los analistas apunta a una subida del PIB del 1,2% a lo largo del próximo año para la Eurozona. El otro gran polo económico, China, registrará una subida del PIB que oscila entre el 4,5% y el 4%, inferior al 4,8% con el que terminará este 2024 e insuficiente para corregir los desequilibrios económicos que padece el gigante asiático.
La otra gran baza para el devenir de los mercados son los tipos de interés, tras las rebajas aplicadas por los bancos centrales de Europa (BCE) al 3% y Estados Unidos (Reserva Federal) al 4,25% con los que terminan el año. La evolución de los precios es la pieza clave para que el precio del dinero siga bajando y, en este sentido, los inversores vuelve a mirar a Trump y sus políticas proteccionistas que, por definición, son inflacionistas. Los analistas de Deutsche Bank indican que los tipos se situarían a cierre de 2025 en el 2% en Europa y entre el 3,75% y 4% en EE UU. Goldman Sachs también cree que durante 2025 seguirán produciéndose rebajas de tipos de interés. Apunta la probabilidad de que la Reserva Federal recorte tipos hasta el nivel de 3,25% o 3,5%, concentrados esos recortes especialmente en el primer trimestre del año. En el caso de Europa, apunta a una rebaja hasta el 1,75%, motivada por el recorte en las previsiones de crecimiento económico.
Por último, los beneficios empresariales serán determinantes en la evolución de las Bolsas y también dependerán de las políticas de Trump. Las ganancias de las corporaciones americanas se deberían ver impulsadas por las prometidas rebajas de impuestos y por una economía que crece a doble ritmo que la europea. Los analistas esperan crecimientos de dos dígitos de media para los beneficios por acción en las empresas estadounidenses, mientras sitúan el aumento de los europeos en torno al 4% o 6% de media.
A continuación, se exponen las previsiones de los analistas para las principales clases de activos en 2025.
Bolsa
Las grandes gestoras y bancos coinciden en que 2025 será un año con desafíos, pero con oportunidades claras en las acciones, pese a las fuertes subidas vividas en 2024, superiores al 20% en Wall Street y mucho más modestas en el EuroStoxx 50 europeo que acumula un alza del 9%. En opinión de los expertos, la renta variable estadounidense sigue siendo donde más potencial hay, impulsada por su crecimiento económico y el auge de sectores como la inteligencia artificial. En Europa, aunque las valoraciones son atractivas, los catalizadores de crecimiento son limitados a corto plazo.
Desde Renta 4 destacan que la renta variable continuará contando con apoyos estructurales, como las bajadas de tipos de interés, la elevada liquidez y el crecimiento de resultados. En cuanto a regiones, prioriza la inversión en Estados Unidos y España, con un potencial de crecimiento del 16% para el Ibex, que podría alcanzar los 13.800 puntos en 2025. Para Europa, este banco mantiene un enfoque más neutral al inicio del año, a la espera de catalizadores como las mayores bajadas de tipos, el fin de la guerra en Ucrania y políticas fiscales en países clave como Alemania.
Luis Artero, director de inversiones de JPMorgan Banca Privada para España, indica que los dos últimos años de mejor rentabilidad relativa de Estados Unidos podrían continuar. “Nuestra perspectiva para el S&P 500 sigue siendo positiva, con un objetivo central de 6.400 puntos para finales de 2025. Y añade: “Nos mantenemos optimistas respecto a los resultados empresariales, anticipando un sólido crecimiento de dos dígitos tanto en 2025 como en 2026. Nuestros sectores preferidos en el mercado estadounidense hoy son el tecnológico, industrial, servicios públicos y financiero”.
En Citi ofrecen una visión más optimista sobre Europa en comparación con otros analistas, estimando que el Euro Stoxx 600 subirá un 10% y cerrará 2025 en los 570 puntos. Según Beata Manthey, estratega jefe del banco americano, el momento actual podría ser ideal para volver a apostar por Europa, destacando sectores cíclicos como la tecnología, el lujo y la minería, impulsados por el crecimiento global y la mejora de los resultados empresariales. Citi cree que los aranceles que podría aplicar Estados Unidos bajo un posible mandato de Donald Trump tendrán un impacto limitado en el Viejo Continente.
Desde Mutuactivos, el gestor Ignacio Dolz de Espejo muestra un enfoque más prudente, manteniendo un posicionamiento neutral en renta variable. Este experto reconoce la fortaleza del crecimiento en Estados Unidos, donde se espera un aumento del 12% en los beneficios empresariales, pero advierte de que sus valoraciones, situadas en 24 veces beneficios, son muy elevadas. Europa y China, aunque menos dinámicas en términos de crecimiento, ofrecen valoraciones más atractivas, lo que podría favorecer a inversores más selectivos.
Santander Asset Management subraya que el crecimiento de los beneficios del S&P 500 alcanzará el 12% en 2025, impulsado principalmente por la inteligencia artificial, la innovación y sectores cíclicos más sensibles a los tipos de interés. En Europa, la división de gestión de activos del Santander señala que la recuperación de las revisiones de resultados y las valoraciones históricamente bajas frente a Estados Unidos presentan un potencial significativo de revalorización.
Vera Fehling, jefa de inversiones para Europa de la gestora alemana DWS, concede en 2025 una rentabilidad potencial del 6% al 7% a la renta variable europea y del 12% en el caso de la estadounidense. No obstante, señalan una diferencia de crecimiento en el PIB, con EE UU proyectando un 2% frente al 0,9% de la Unión Europea. Esta disparidad económica marca una preferencia clara por los activos estadounidenses.
Renta fija
A diferencia del buen comportamiento de las Bolsas el pasado año, los bonos siguen mostrando movimientos erráticos. No solo hay que estar pendientes de los bancos centrales, sino que hay que considerar el elevado volumen de endeudamiento de las economías y la posibilidad de que los déficits públicos sigan disparados, especialmente en Estados Unidos tras la victoria de Trump. La deuda pública mundial ha superado los 100 billones de dólares, y se sitúa cerca del 100% del PIB mundial. La deuda pública estadounidense supera ampliamente el 100% del PIB y el déficit es del 6,7%. “Las políticas de Trump podrían incrementar aún más la deuda y el déficit de EE UU, y provocar un aumento de las primas a plazo de la deuda estadounidense”, explica Paul Diggle, economista jefe de abrdn. Esto supone que los tipos en Estados Unidos se mantendrán elevados por encima del 4% en el plazo de los 10 años, aunque la Reserva Federal siga bajando el precio del dinero.
Artero, de JPMorgan Banca Privada, espera que los bancos centrales continúen con su trayectoria de recortes de tipos de interés en 2025. “Los tipos de interés ya han caído un 1% desde que alcanzaron niveles máximos tanto en Europa como en Estados Unidos, y esperamos más bajadas en el próximo año. Nuestra convicción sobre estos recortes es mayor en Europa, lo que nos lleva a preferir asumir riesgo en duración para carteras de bonos en Europa. Para EE UU preferimos centrarnos en el extremo más corto del espectro de vencimientos para ayudar a mitigar el impacto de la posible volatilidad en los tipos”, explica.
Desde la gestora de fondos Fidelity recomiendan tres grandes ideas para los inversores en renta fija: bonos investment grade en dólares, que ofrecen protección contra una eventual recesión; bonos de duración corta a nivel global, que garantizan rendimientos totales aceptables; y bonos high yield (alto rendimiento y también más riesgo) asiáticos. La firma resalta el interés en la deuda empresarial que, “con retornos consistentes, sigue siendo un pilar para generar ingresos en las carteras”.
Kevin Thozet, del comité de inversión de Carmignac, considera que el escenario económico para 2025 favorece los bonos empresariales de corto plazo con grado de inversión y los bonos de alto rendimiento. Según Thozet, estas opciones ofrecen ingresos predecibles y un colchón adecuado para contrarrestar malas noticias económicas. Además, señala que los bonos ligados a la inflación tienen un atractivo particular en el actual contexto de curvas de rendimiento invertidas y presiones inflacionarias persistentes.
En Santander AM, por su parte, recomiendan los bonos corporativos en la eurozona y el Reino Unido junto con la renta fija latinoamericana, preferiblemente en dólares. En particular, destacan que los bonos corporativos “seguirán siendo un foco de demanda, con diferenciales de crédito cercanos a mínimos y rentabilidades atractivas que contribuirán a ingresos recurrentes en las carteras”. La gestora alemana DWS también ve oportunidades interesantes en determinadas categorías de la renta fija, destacando los bonos corporativos de grado de inversión en euros como su activo favorito, con un retorno esperado a 12 meses del 4,7%.
Divisas y criptomonedas
La victoria electoral de Donald Trump en EE UU el pasado noviembre fue un auténtico revulsivo para la principal criptodivisa, el bitcoin, que antes del encuentro en las urnas se movía en los 67.858 dólares y ahora supera los 104.000 dólares, lo que supone un alza del 54%. Las claves de esta subida meteórica se encuentran en la apuesta del presidente republicano por las criptodivisas, materializada en el uso del bitcoin como moneda reserva y en el nombramiento de Paul Atkins como nuevo presidente de la Comisión de Valores, la SEC. Atkins es partidario de desarrollar el entorno de las criptomonedas y eliminar las trabas de su antecesor, Gary Gensler. La institucionalización del bitcoin recibe un nuevo espaldarazo después de la creación en 2024 de los fondos cotizados al contado en la criptodivisa y del interés de algunas compañías de tener parte de su liquidez en bitcoins.
En cuanto al dólar, también ha vivido un repunte con Trump, aunque aquí pesan más razones económicas: más inflación en Estados Unidos, más crecimiento y tipos de interés más altos frente a los europeos, por ejemplo, atraen los capitales al billete verde. Únicamente el banco suizo UBS ve un horizonte a largo plazo de depreciación del dólar frente al euro a finales de 2025 en torno a los 1,12 dólares por euro, aunque no descartan que “los recortes de impuestos, los controles de inmigración y los aranceles respalden el dólar a corto plazo”.
Sin embargo, los analistas de Deutsche Bank ven el euro un 3% por debajo de sus niveles actuales, en torno a los 1,02 dólares. En los 1,03 dólares sitúa el cambio del euro el banco estadounidense Goldman Sachs para finales de 2025: “Esperamos que el crecimiento superior y un enfoque más gradual de recortes de tipos por parte de la Fed continúen respaldando al dólar. Por otro lado, el euro afronta una situación de inestabilidad política e incertidumbre comercial en medio de un crecimiento ya débil, lo que, en nuestra opinión, no es una receta para la fortaleza de la moneda”. En la misma línea, Renta 4 espera que se mantenga la fortaleza del dólar en el corto plazo, con un euro que podría acercarse a la paridad respecto al billete verde.