El presidente ruso, Vladímir Putin, ha firmado este martes el decreto que abre la doctrina nuclear del Kremlin a nuevos escenarios en los que prevé disparar armas de destrucción masiva. El documento estaba preparado desde septiembre, pero el mandatario ha esperado a que la Casa Blanca diese luz verde a Ucrania para emplear los misiles estadounidenses contra objetivos militares en territorio ruso para hacerlo oficial. Aunque esta doctrina considera que las armas nucleares son la última opción en un conflicto, a partir de ahora también contemplará su uso si existe no solo “una amenaza a la existencia misma del Estado”, como antes, sino también “una amenaza crítica a la soberanía y/o la integridad territorial” del país.
La doctrina nuclear es un manual que, en teoría, debe orientar al Kremlin en el caso de escalada de un conflicto. Dos de los nuevos escenarios se amoldan, a los ojos de Moscú, a la guerra de Ucrania para incluir a Estados Unidos y la Unión Europea como enemigos.
En el punto 11 del documento, Moscú recalca que prevé emplear la disuasión nuclear incluso contra Estados que no disponen de armas nucleares si suponen un gran problema para su soberanía. “La agresión de cualquier Estado contra la Federación de Rusia y sus aliados por parte de cualquier Estado que no dispone de armas nucleares con la participación o el apoyo de un Estado con armas nucleares será considerada un ataque conjunto.
Por otro lado, el Kremlin reincide en el punto 10 del documento en que “la agresión de cualquier Gobierno como parte de una coalición militar (bloque, unión) contra la Federación de Rusia y sus aliados será considerada una agresión de este bloque en su conjunto”.
La nueva doctrina nuclear rusa incluye también a su aliada Bielorrusia. Putin y el régimen de Alexandr Lukashenko acordaron el despliegue de armas nucleares en este territorio vecino en 2023. Asimismo, también abre la puerta a pulsar el botón nuclear en el caso de que el Kremlin disponga “de información fiable sobre un ataque masivo de aviones, misiles o vehículos aéreos no tripulados estratégicos”.
El diario The New York Times publicó el pasado domingo que la Administración de Joe Biden había concedido permiso al Gobierno de Volodímir Zelenski para emplear los misiles norteamericanos ATACMS en la profundidad del territorio ruso, donde las bases, depósitos y aeródromos de su enemigo estaban hasta ahora protegidos. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, manifestó un día después que esta autorización implicaría “una situación cualitativamente nueva en la participación de Estados Unidos en este conflicto”.