Mundial de Ajedrez: Ding empata con blancas la 2ª partida del Mundial de ajedrez cuando podía apretar al sorprendido Gukesh | Deportes


Es seguro que ganar el lunes la primera partida del Mundial tras una grave crisis de año y medio fue una inyección de autoestima para el vigente campeón, Liren Ding. Pero es harto improbable que un bache tan profundo (psicológico y deportivo) se arregle en un solo día. De modo que el chino optó por empatar la segunda en tres horas a pesar de que había logrado una pequeña pero duradera ventaja. El indio Dommaraju Gukesh, quien, a los 18 años, es el aspirante más joven de la historia, tendrá la iniciativa de las piezas blancas este miércoles en el duelo de Singapur, dotado con 2,4 millones de euros en premios.

El pentacampeón del mundo Viswanathan Anand, cuyas hazañas —ahora mismo es el 10º del escalafón a los 54 años, a pesar de que el declive suele empezar hacia los 40— han disparado la popularidad del ajedrez en un país de unos 1.450 millones de habitantes, bendijo la creencia general en la sala de prensa tras un par de horas de lucha: “Ding ha ganado la batalla de la apertura. No es mucho, pero sí molesta bastante cuando has perdido la primera partida y estás peor en la segunda”.

Ciertamente, todo indicaba que el chino se encontraba muy cómodo en una posición sin riesgo y con una pequeña ventaja, que había logrado tras sorprender al indio en el decimocuarto lance con una sutil y finísima preparación de laboratorio. Por el contrario, Gukesh hacía gestos de cierta incomodidad, lógicos si se tiene en cuenta que su punto más fuerte es el cálculo preciso de variantes muy complejas; Ding había secado la partida de tal modo que su portentoso rival tenía que elegir entre aceptar una molesta pasividad o correr riesgos de alto peligro.

Gukesh, en un momento de la segunda partida
Gukesh, en un momento de la segunda partidaMaría Emeliánova (FIDE)

Además, es probable que el joven indio esté en una mezcla de emociones contrarias y difíciles de ordenar. Por un lado, su actuación hace sólo dos meses en la Olimpiada de Ajedrez de Budapest fue impresionante: 9 puntos en diez partidas, que contribuyeron mucho a la medalla de oro para India. Por otro, ha perdido las tres que ha jugado con blancas frente a Ding hasta ahora (enero de 2023, enero de 2024, y la del lunes), y sólo había podido empatar la única con negras (el pasado agosto).

¿Por qué entonces el campeón no siguió apretando sin riesgo en este segundo asalto? La respuesta puede estar en los números: la victoria del lunes fue la primera en sus últimas 28 partidas: 21 empates y siete derrotas. Y con una penosa frustración constante, que confesó hace tres semanas a la periodista noruega Kaja Snare (canal de YouTube Take, Take, Take): “En varias de esas 28 partidas logré posiciones ganadoras, pero no era capaz de convertirlas en victoria. Una y otra vez, el mismo problema”.

Este martes en Singapur, con el gran alivio del enorme peso que se quitó el lunes de encima, Ding decidió que presionar sin arriesgar era la manera más sabia de hurgar en la herida de Gukesh durante tres horas. Y concluyó que guardar fuerzas para un duelo muy largo era mejor que esforzarse durante otras dos o tres horas en exprimir una ventaja mínima. Y como la posición de Gukesh no estaba para grandes alegrías, el indio tuvo que aceptar la propuesta de tablas y seguir rumiando el pensamiento que probablemente le corroía desde 24 horas antes: ¿cómo es posible que un tipo que parecía destruido física y mentalmente me borrase del tablero con tal claridad? Ambos necesitan tiempo para curar sus heridas, cuyo origen es muy distinto.



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