Miles de personas ―5.000, según el cálculo de la Delegación del Gobierno en la Comunidad Valenciana― se han manifestado en la tarde de este sábado en Valencia para pedir la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y del consejero de Educación, José Antonio Rovira, por lo que consideran una deficiente gestión de las consecuencias educativas de la dana. Casi cuatro semanas después del temporal, en las zonas más afectadas, miles de niños y adolescentes siguen sin poder ir a clase.
La marcha ha cruzado el centro de la ciudad desde la plaza de San Agustín hasta la de la Virgen. Allí, dos portavoces de la Plataforma per l’Ensenyament Públic ― integrada por la federación de familias Fampa Valencia, los sindicatos docentes STEPV, CC OO, y UGT, y otras entidades educativas como Escola Valenciana― convocante de la manifestación, han leído un manifiesto: “Desde el día 29, en que el presidente Mazón no cumplió con sus responsabilidades de avisar a la población, la gestión de la Generalitat ha sido caótica. En Educación, la limpieza y desinfección de los centros ha recaído en el profesorado. Los niños de las zonas afectadas no han recibido la atención psicológica que necesitan. Ni siquiera se han cubierto los puestos del profesorado que no podía llegar a las zonas no afectadas. La consejería de Educación ha abandonado a la comunidad educativa, y no está garantizando el derecho a la educación”. La plaza, llena de profesores, padres y madres de estudiantes, algunos de ellos acompañados por sus hijos, han respondido coreando: “¡Rovira, Mazón, dimisión!”.
Entre los participantes ha habido docentes de las zonas más castigadas por la dana, como Mariló Ferriols, 46 años, directora de un colegio público de Alfafar. “Han pasado cuatro semanas y muchos colegios no han podido reanudar las clases. La educación infantil y primaria es un derecho. En nuestro centro hemos perdido la planta baja de los cinco edificios. Retomaremos las clases el martes en otro colegio de Alfafar. Pero vamos a ser dos centros educativos de 600 alumnos en un centro con capacidad para 400. Se podría haber hecho todo más rápidamente y se podría haber hecho un comité de técnicos que mire específicamente lo que necesita cada pueblo”, ha afirmado.
Marc Candela, portavoz del STEPV, afirmaba que su sindicato había fletado un autobús desde L’Horta Sud, donde no funciona el metro y buena parte de los vecinos perdieron sus coches en las inundaciones. “Se ha llenado y ha venido gente a pie”, afirma.
Y Ana Teruel, maestra en el colegio público Vil·la Romana de Catarroja, también muy dañado por la dana, decía: “Vamos a retomar las clases acogidos en otro centro, y gracias que nos acogen. Pero tendremos 50 niños por clase. Y hemos tenido que limpiar los profesores y subir todo el material tres pisos, porque lo dejaban a la entrada. El resumen podría ser que si el pueblo salva al pueblo, los maestros salvamos a la consejería, como siempre”.
Además de críticas por la gestión educativa de la dana, la manifestación también estaba convocada contra la polémica consulta para elegir la lengua, que la Plataforma per l’Ensenyament Públic considera que “pone en riesgo el uso del valenciano como lengua vehicular”, la reactivación del plan de infraestructuras Edificant, y la cobertura de las plazas de profesorado que llevan pendientes desde octubre.
El portavoz de Compromís en las Cortes valencianas, Joan Baldoví, ha añadido otro motivo para pedir la dimisión de Rovira: la admisión por parte del Tribunal Constitucional (TC) del recurso de inconstitucionalidad, impulsado por Compromís, contra la ley de libertad educativa de la Comunitat Valenciana. “Es un enemigo del valenciano, va contra el valenciano y, por tanto, no merece estar ni un minuto más como conseller de Educación”, ha dicho, antes de participar en la marcha.