Si la medicina erigiera un monumento a los compuestos que más contribuyen a la salud de la población, la metformina ocuparía en él un lugar destacado. Este medicamento, que hunde sus orígenes en el uso popular de una planta llamada ruda de las cabras, es el tratamiento de primera elección frente a la diabetes tipo 2 —dolencia que sufren cinco millones de españoles— y la décima molécula más vendida en las farmacias. Desde hace un año, además, el fármaco está en el centro de una feroz guerra comercial que ha sacudido el sector y puesto de manifiesto las contradicciones de las políticas farmacéuticas, que se debaten entre la necesidad de controlar el gasto y la lucha por evitar los recurrentes desabastecimientos, a menudo relacionados con los bajos precios.
Como pasó en 2022 con el diurético furosemida, la caja de pandora la ha vuelto a abrir UXA Farma. Esta empresa, con sede en Sevilla, inició en octubre de 2023 una sucesión de bajadas de precio de la presentación más utilizada de metformina —la de 50 pastillas de 850 miligramos—, de la que en 2023 se vendieron 12,98 millones de cajas, según datos de la consultora especializada IQVIA. Este procedimiento, previsto en la Ley del Medicamento y que debe ser autorizado por el Ministerio de Sanidad, busca promover la competencia entre empresas para lograr un abaratamiento de los fármacos que ya no están protegidos con una patente, los genéricos. El objetivo último es liberar recursos económicos para que puedan ser destinados a cubrir otras necesidades.
El primer descenso ofertado por UXA Farma fue del 16% e hizo bajar el precio de venta al público (PVP) de cada caja de 1,93 euros a 1,62. Solo dos meses más tarde, la compañía hizo otra bajada del 16%. En junio de este año, una tercera del 14%. Y hace solo unos días, una cuarta del 11%. Con este último movimiento, el PVP del fármaco queda en 1,05 euros, casi la mitad —un 46% menos— que hace solo 14 meses. Y UXA Farma anuncia que aún podría bajarlo más. “Nuestro objetivo es ganar cuota de mercado. Tenemos margen y bajaremos hasta que nos sea sostenible. Es nuestra estrategia”, explica a EL PAÍS un directivo de la compañía.
El descenso de precios supondrá, si se mantiene la situación actual, un ahorro para la sanidad pública de más de 11 millones de euros al año respecto a la situación anterior. Pero, por el camino, también han ocurrido otras cosas. En octubre de 2023, las compañías que vendían metformina de 850mg a las farmacias eran 14, mientras que ahora son la mitad debido a que varias han decidido retirarse antes que vender a estos precios.
El sector de los medicamentos genéricos considera preocupantes estos cambios. “Todo esto va en contra de los llamamientos de la UE a reforzar la autonomía estratégica europea. Las empresas que hacen estas ofertas a la baja rozan lo temerario. Son meros importadores sin apenas estructura que no contribuyen a afianzar un sector que aporta mucho empleo de calidad y PIB. Cuando los precios ya son baratos, no es bueno bajen todavía más de esta forma”, censura Ángel Luís Rodríguez de la Cuerda, secretario general de la patronal Asociación Española de Medicamentos Genéricos (AESEG).
Teva, una de las empresas que ha apostado por seguir a UXA Farma comparte esta posición. “Estas bajadas temerarias ponen en riesgo el suministro. En nuestro caso, igualamos el precio para que los pacientes no puedan quedarse sin su medicación y por nuestro compromiso con las oficinas de farmacia. Pero estamos hablando de precios que potencialmente nos pueden hacer trabajar por debajo de costes, lo que tensiona mucho la cadena de suministro”, afirma el director de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado de la compañía, Rafael Borràs.
Towa Pharmaceutical, por el contrario, ha decidido abandonar la venta del fármaco. “Lo hemos hecho porque es insostenible económicamente. Es incomprensible este movimiento de precios y, sobre todo, su consentimiento, ya que a medio plazo solo quedarán unas pocas compañías y los pacientes quedarán más expuestos a riesgos de desabastecimiento, como ha sucedido con otros medicamentos”, sostiene João Paulo Nascimento, máximo responsable comercial de venta a consumidor en Europa de la compañía.
Desde UXA Farma restan importancia a las críticas: “Ya se dijeron cosas parecidas con la furosemida en 2022 y han pasado más de dos años sin problemas en los que hemos propiciado un ahorro 15 millones anuales a la sanidad pública. El suministro de la metformina, como el de la furosemida, está más que asegurado, como ha comprobado Sanidad. Todo esto son las estrategias comerciales de cada compañía”.
Los debates que rodean al precio y el desabastecimiento de medicamentos son recurrentes en Europa desde hace tiempo. Por un lado, la UE y la Agencia Europea del Medicamento (EMA), insisten en la necesidad de reforzar las cadenas de suministro e instan a que el continente disminuya su dependencia de Asia y aumente la producción de los fármacos considerados esenciales. Las carencias sufridas durante la pandemia —cuando el continente se quedó en varios momentos sin medicamentos y productos sanitarios esenciales— o lo ocurrido hace dos años, cuando las presentaciones pediátricas de antibióticos casi desaparecieron de las farmacias, son puestos repetidamente en Bruselas como ejemplos de lo que no puede volver a ocurrir.
Por el otro lado, las autoridades también reiteran que es necesaria una mayor competencia para que bajen los precios de los medicamentos que ya han agotado la patente. El sistema español —llamado de Precios de Referencia— es criticado a menudo por lo contrario, por desincentivar la competencia y hacer que los precios no bajen todo lo que podrían, como ha hecho la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
La cuestión clave es cómo hacer compatibles ambas posiciones. Y determinar si un descenso de precios pone necesariamente en riesgo las cadenas de suministro y si, al contrario, la mejor estrategia para evitar los desabastecimientos es subirlos. La respuesta de Sanidad y los expertos consultados es que depende de cada caso.
César Hernández, director general de Cartera Común de Servicios y Farmacia de Sanidad lo explica de la siguiente forma: “El Sistema de Precios de Referencia actual ha generado algunos desequilibrios porque, en algunos casos, origina bajadas de precio que ponen en riesgo la viabilidad comercial de algunos productos. En otros, sin embargo, hace que otros medicamentos sean como valores refugio, que se mantienen en precios superiores a los de otros países de nuestro entorno. Al final unos terminan compensando los bajos precios de otros”.
Una de las razones que provoca este efecto indeseado es que el Sistema obliga a las empresas a igualar la oferta a la baja para seguir vendiendo sus fármacos a la sanidad pública. Esto “lleva a todas las empresas a alinear los precios y desincentiva la competencia, porque si una los baja todas deberán hacer lo mismo”, explicó a este diario en una reciente entrevista el subdirector de Estudios e Informes de la CNMC, Alfonso Camba.
Para Sanidad, “lo importante es asegurar que el Sistema Nacional de Salud se beneficie de la competencia sin poner en riesgo el suministro de un medicamento por la desaparición paulatina de la competencia”. Este es uno de los principales objetivos de la reforma de la Ley del Medicamento que tramita el ministerio, que busca impulsar “un sistema de precios más dinámico y competitivo, pero sin dejar a una sola compañía el suministro de un mercado tan grande como el español”, añade Hernández.
David Mark Epstein, catedrático en Economía Aplica de la Universidad de Granada especializado en evaluación económica de tecnologías sanitarias, coincide en señalar las disfunciones del actual sistema. “Que siete empresas dejen de vendar metformina 850mg no me parece una señal de que algo vaya mal si aún quedan otras siete. En Suecia, por ejemplo, que tiene un mercado más competitivo, la media de compañías por fármaco es de cinco. Así que quizá la señal preocupante era que hubiera 14, porque esto nos decía que había margen para más competencia y menores precios”, opina.
Pese a ello, este experto considera también que sería deseable una mayor autonomía farmacéutica en Europa. “Los mejores incentivos que debería impulsar la UE son los llamados push [de impulsar], como es promover la investigación, infraestructuras, formación, ciencia… Es lo que nos dará competitividad e impulsará la producción en Europa. Esta es una estrategia mejor que dejar unos precios algo más altos, que en todo caso seguirán siendo destinados a comprar los principios activos en Asia, que es lo que hacen prácticamente todas las empresas, y perpetuar nuestra dependencia”, concluye Epstein.