Una cosa es ser capaz de entonar el mea culpa y otra bien distinta autoflagelarse. Así es, más o menos, como la mayoría de aficionados a la Fórmula 1 interpretaron la carta de disculpas que hizo pública Mercedes tras el Gran Premio de Baréin, la prueba que hace menos de un mes abrió el Mundial. Es evidente que la quinta posición que ocupa Lewis Hamilton y la sexta de George Russell no mezclan bien con los números de un equipo que encadenó siete dobletes consecutivos entre 2014 y 2020, y que en 2021 peleó por el título hasta la última curva de la última vuelta.
Sin embargo, esa falta de pegada no justifica los permanentes lamentos de la escudería de Brackley (Gran Bretaña). Lo más triste del asunto es que Mercedes pidió perdón en la misma nota en la que reconocía haber logrado la meta que se había marcado al proyectar el coche de este 2023. “Hemos conseguido nuestros objetivos [a nivel de rendimiento]. Lo que pasa es que esos varemos ya no sirven. No somos lo suficientemente rápidos”, se leía en el comunicado posterior a esa primera parada del calendario. “Para tener opción de ganar necesitamos que no terminen ni los Red Bull ni los Ferrari, y ahora puede que también los Aston Martin”, valoraba Hamilton, desde Yedda, donde se disputó el segundo gran premio de este ejercicio, y donde las Flechas de Plata terminaron cuarto (Russell) y quinto (Hamilton).
A las puertas de la tercera prueba del curso, este domingo en Melbourne (07:00 horas, Dazn), Mercedes ha ido y ha vuelto con el diseño de un coche que estiró hasta que la realidad golpeó en toda la cara a los ingenieros. En el circuito de Albert Park, Russell acompañará a Max Verstappen, de nuevo en la pole, en la primera línea de parrilla, mientras que Hamilton, tercero, se verá secundado por Fernando Alonso (cuarto) en la segunda. Carlos Sainz, por su parte, saldrá el quinto.
A pesar de haberse disputado solo dos citas de las 23 totales, el fabricante alemán ya trabaja en paralelo con dos conceptos de monoplaza, tras convencerse de que la base del modelo de 2022 se ha dado con un muro. Con ello, el objetivo ya no es tato incomodar a Red Bull, que esta temporada está a años luz, sino ganar tiempo con vistas a 2024. Desdoblarse ya es difícil de por sí, pero todavía lo es más en un marco tan restrictivo como el que genera el límite presupuestario obligatorio.
Si bien el W14 resolvió el rebote del W13 que tanto martirizó a la pareja de corredores británicos, la película vista en Baréin actuó como el reactivo que llevó a Toto Wolff, el director de la estructura, a considerar factible el hacer borrón y cuenta nueva. La primera aproximación real de ese cambio de rumbo podría corporizarse en Imola, a finales de mayo, aunque también hay quien asegura que esa especificación b tardará un par de meses en ver la luz. Por ahora, los pasos que ha ido dando Mercedes parecen ir en la dirección correcta si tenemos en cuenta el salto dado por Russell y Hamilton en Australia, donde, de una tacada, partirán por delante de los Ferrari y los Aston Martin tras quedarse a solo tres décimas de Verstappen.
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