Los precios dieron una tregua a los españoles a lo largo de 2024, con un incremento medio del 2,8%. Aún siguen por encima del 2% que las instituciones económicas consideran virtuoso, pero están por debajo del 3,6% de 2023 y el espeluznante incremento del coste de la vida de 2022, de un 8,4% por la crisis energética derivada del inicio de la guerra en Ucrania. Al cruzar la evolución de los precios de la cesta de la compra con el comportamiento de los salarios se puede calcular cuántas personas en España ganaron poder adquisitivo y cuántas lo perdieron. Según las estimaciones realizadas por este periódico, al menos 6,3 millones de trabajadores (los tres millones de empleados públicos, más otros tres millones de ocupados en el sector privado) empeoraron su poder de compra durante el año pasado y otros 3,39 millones de asalariados privados lo mantuvieron intacto. Además, nueve millones de pensionistas y otros 3,9 millones de ocupados privados ganaron capacidad de compra. Es decir, un 27% del total analizado (ocupados con convenios, empleados públicos y pensionistas) perdió algo de poder adquisitivo y un 58% lo ganó.
Este cálculo se compone de tres universos distintos: por un lado, el de los asalariados privados, que se extraen de la estadística de convenios del Ministerio de Trabajo (incluye unos pocos empleados públicos, pero no son representativos), y cuya estadística correspondiente a todo 2024 se ha difundido este viernes. También se ha tenido en cuenta la situación de los asalariados públicos, que han perdido capacidad de compra; y por último se observa la evolución de las prestaciones de los pensionistas, que la ganaron.
Este análisis deja fuera a una parte importante de los ocupados, ya que la estadística de convenios analiza solo la situación de 10,6 millones de empleados cubiertos por estos paraguas laborales. En total hay 15,1 millones de asalariados del sector privado. El desfase se produce porque hay convenios que el ministerio no registra, otros empleados están fuera de convenio y otra parte se articula mediante el salario mínimo interprofesional. La estimación tampoco toma en cuenta a los 3,4 millones de autónomos.
De esta forma, de los casi once millones de empleados privados que abarca la estadística de convenios, a 50.000 trabajadores no les ha subido una pizca el sueldo. A ellos la inflación les ha devorado 2,8 puntos porcentuales de su capacidad de compra. Otros 410.000 trabajadores están en una situación parecida, con incrementos de hasta el 1,5%. Otros 1,42 empleados millones han visto cómo sus nóminas crecían entre un 1,5% y un 2%. Los que aún pierden poder de compra, pero solo unas décimas, son los 1,43 millones, con incrementos retributivos de entre el 2% y el 2,5%, frente al IPC del 2,8%. En total son 3,3 millones de empleados privados.
El último grupo está en una situación muy parecida a la de los empleados públicos, cuyas nóminas crecieron un 2% en 2024. Los tres millones de trabajadores de la Administración se han dejado ocho décimas de poder adquisitivo a lo largo del año pasado. Sin embargo, cabe precisar que están a la espera de un ligero incremento que aplicará de forma retroactiva: si la suma de la variación del IPC de los años 2022, 2023 y 2024 supera el incremento retributivo aplicado durante esos mismos años, el acuerdo de los empleados públicos con el Gobierno contempla un incremento adicional de un 0,5% para el último año. El 15 de enero se confirmará el dato de inflación de diciembre, con el que se certificará ese aumento salarial para los empleados públicos. Esto implicará que la pérdida de poder de compra de 2024 quede en tres décimas.
De vuelta a las estadísticas de convenios, hay otros 3,39 millones de empleados privados cuyos convenios han crecido entre un 2,51% y un 3%. En promedio, apunta Trabajo, experimentan un alza del 2,92%, lo que implica casi un empate con el 2,8% que crecieron los precios. Por ello se puede considerar que estos empleados ni ganan ni pierden poder de compra, prácticamente la evolución de sus salarios iguala con los precios.
Los trabajadores en mejor situación son los 3,92 millones cuyos convenios crecieron más de un 3%. Todos ellos ganaron al menos dos décimas de poder de compra, pero el panorama es aún mejor al profundizar en la estadística. En promedio, esos 3,92 millones vieron cómo sus nóminas crecían un 4,1%, lo que implica una ganancia de al menos 1,3 puntos de poder de compra.
Salarios al alza
Todos estos porcentajes hablan de convenios colectivos, que son acuerdos entre trabajadores y empresarios que regulan las condiciones laborales de los primeros. Lo que mide la estadística de Trabajo es eso, no la evolución exacta de las retribuciones, que puede ser mayor o menor en función de varios factores (variaciones en el tejido productivo, con más o menos empleo en sectores mejor o peor retribuidos; alzas que los empleados consiguen sin tomar en cuenta el convenio…).
Otras fuentes estadísticas, como el INE, apuntan a que se está dando el primer escenario, que los salarios crecen un poco más que los convenios pactados: según la Encuesta Trimestral de Coste Laboral, el coste salarial (lo que los empresarios se gastan en salarios) creció un 4% en el tercer trimestre respecto al mismo periodo del año anterior. Es casi un punto más que la evolución media del total de convenios en 2024, de un 3,1%. Es mayor y se acerca al registro del INE si solo se toman en cuenta los convenios firmados este año, un 3,7%.
Hay otro grupo de trabajadores que no se incluyen en los cálculos realizados por este diario porque se solapan con otras categorías, pero cabe mencionar que también lograron más poder de compra. Los 2,5 millones de receptores del salario mínimo vieron cómo su retribución crecía al menos un 5% (si no les redujeron las horas), 2,2 puntos porcentuales más que los precios. Los expertos del Ministerio de Trabajo aconsejan otra subida para este año del 3,4% o del 4,4%. De confirmarse un alza de este tipo en la mesa de diálogo social superaría la inflación del año pasado y, según la previsión del Banco de España, también la de 2025, que rondará el 2,1%.
Mejora para los pensionistas
El último grupo que compone este análisis es de los pensionistas, 9,3 millones de personas según los últimos datos de la Seguridad Social. La mayoría son jubilados (6,43 millones), un grupo que se completa con 1,51 millones de pensionistas por viudedad, 991.000 por incapacidad permanente, 322.000 por orfandad y 46.000 por favor de familiares. A todas estas personas les subieron la nómina al menos un 3,8% en 2024, un punto más de lo que crecieron los precios.
Este porcentaje viene condicionado por el IPC promedio del año anterior, un incremento regulado en la reforma de pensiones de José Luis Escrivá. La conexión entre la evolución de los precios y las pensiones ha blindado el poder adquisitivo de los pensionistas, pero también ha acelerado el gasto: cerró 2024 en 200.000 millones de euros, un 7% más que un año antes. El sistema afronta un desafío mayúsculo por la jubilación del baby boom y la depresión de la natalidad.
Las pensiones mínimas y las no contributivas avanzaron aún más, con un alza del 6,9%. También subieron más las pensiones de viudedad con cargas familiares, con un salto del 14,1% respecto a 2023.
Tampoco los incluimos en nuestro estudio porque se solapan demasiado con otras categorías, pero los receptores del Ingreso Mínimo Vital (IMV) también avanzaron en su poder adquisitivo en 2024. Esta ayuda asistencial creció un 6,9%, frente a la evolución de los precios del 2,8%. 674.000 hogares en los que viven dos millones de personas se beneficiaron del IMV el pasado mes de diciembre. En 2025, de nuevo, si se cumple la previsión del Banco de España, volverán a ganar poder adquisitivo: las prestaciones subirán un 9%.