Martin Dermine, activista: “Las restricciones de pesticidas también son para proteger la salud de los agricultores” | Clima y Medio Ambiente


Martin Dermine, director ejecutivo de Pesticide Action Network Europe.
Martin Dermine, director ejecutivo de Pesticide Action Network Europe.Noemie Geba

Los pesticidas son un invento humano para acabar con plagas a veces provocadas por insectos, pero hoy en día también están diezmando otras especies de artrópodos de gran importancia para la biodiversidad o para servicios básicos como la producción de alimentos. Paradójicamente, según una investigación de Pesticide Action Network Europe, la UE no ha prohibido ningún plaguicida solo por su toxicidad para los insectos desde que se definieron las normas europeas para evaluar los riesgos para estos seres vivos hace 22 años. Para el belga Martin Dermine (Ottignies-Louvain-la-Neuve, 42 años), director ejecutivo de esta red de organizaciones ambientales, además de veterinario y apicultor, “el problema es que la industria tiene mucha influencia en Europa” a la hora de fijar las reglas sobre los pesticidas.

Pregunta. ¿Los insecticidas están matando también a los insectos buenos?

Respuesta. En general los insecticidas, obviamente, son muy tóxicos para los insectos, pero tal y como se han escrito las líneas directrices para evaluar el riesgo a partir del trabajo de científicos de las empresas de plaguicidas se acepta que provoquen un 100% de mortalidad. Los testeos se realizan con la hipótesis de que los insectos van a volver desde otros lugares de forma natural, lo que no está comprobado científicamente. Esto es muy criticado por los investigadores no vinculados a la industria pues no parece muy posible que se recuperen cuando en zonas de agricultura intensiva se realizan pulverizaciones de insecticidas por todos los campos, por todos lados.

P. ¿Por qué hay que proteger de los plaguicidas a los insectos no dañinos?

R. Los insectos están desapareciendo y, según los científicos, las razones principales de este declive son el uso de plaguicidas y la pérdida de hábitats. El cambio climático también les está afectando, pero en menor medida, como ocurre, por ejemplo, con los abejorros, pues algunas especies necesitan un clima más frío. Los insectos son la base de la biodiversidad: sirven como alimentos para otros organismos útiles, como los pájaros, las ranas o los murciélagos. Estos animales comen muchos insectos problemáticos, como los mosquitos o las avispas. Los insectos también generan servicios para los humanos, como la polinización de los cultivos, favorecen la fertilidad de los suelos y también consumen plagas de los cultivos.

P. ¿Cómo se evalúan los riesgos de los pesticidas en Europa para identificar aquellos que pueden ser dañinos?

R. Las leyes no explican cómo analizar los riesgos, por eso los Estados miembros y la EFSA [La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria] elaboran un documento con las líneas directrices para realizar las evaluaciones en el caso de los insectos. El problema es que la industria tiene mucha influencia en Europa a la hora de fijar las reglas sobre los riesgos de los pesticidas y el resultado es que se está permitiendo utilizar insecticidas muy tóxicos que matan a todos los insectos.

P. Una investigación de Pesticide Action Network Europe pone en duda el funcionamiento de los mecanismos para proteger a los insectos. ¿Por qué?

R. En 22 años, la UE no ha prohibido ningún pesticida solo por su toxicidad para los insectos. Se han vetado plaguicidas, pero aparte de los neonicotinoides, que fueron bloqueados utilizando las líneas directrices de evaluación de riesgo de las abejas, no las de los insectos, todos se han prohibido siempre por razones de salud humana.

P. ¿Hay mucha diferencia entre lo que es tóxico para los insectos y los humanos?

R. A menudo no se identifica la toxicidad para los insectos o para los humanos en el mismo tiempo. La toxicidad de los neonicotinoides para las abejas y los insectos se identificó hace más de una década, pero es ahora cuando se ha comprobado su impacto en humanos. Cuando se prohibió por razones medioambientales, en 2008, la industria decía que los neonicotinoides solo afectan a las neuronas de los insectos, ahora la ciencia demuestra claramente que también presentan un riesgo muy elevado para la salud humana.

P. ¿Por qué su organización llama la atención ahora sobre la evaluación de riesgos de los pesticidas para los insectos?

R. Debido a la presión de algunos Estados miembros, la Comisión Europeo encargó a la EFSA que revisara las líneas directrices de 2002 para evaluar los riesgos en los insectos y se está trabajando en ello desde hace unos meses. Sin embargo, los científicos que están participando en la revisión tienen conflictos de intereses, pues trabajan en paralelo con científicos de la industria de los plaguicidas. En 2002 el problema de las directrices es que estaban más o menos directamente escritas por empleados de la industria, ahora es distinto, la EFSA trabaja con laboratorios que también tienen contratos con las empresas de plaguicidas. De forma indirecta, existe un conflicto de intereses.

P. ¿Hay algún pesticida que se esté usando que sea especialmente dañino para los insectos?

R. La mayoría son insecticidas, como por ejemplo, la cipermetrina, que la EFSA reconoce que es demasiado tóxico para los insectos y los medios acuáticos, aunque se utilicen medidas para reducir el impacto, pero que la Comisión Europea volvió a aprobar en 2021. Otro ejemplo es el captan, que también ha vuelto a ser aprobado de forma reciente, a pesar de suponer un riesgo muy alto.

P. Una de las principales quejas de los agricultores de las tractoradas hace unos meses era las limitaciones para el uso de plaguicidas. ¿Qué opina?

R. La reducción de la cantidad de sustancias pesticidas autorizadas va a seguir, porque hay muchísimas sustancias activas que son muy viejas y cuando se sabe más de ellas, sobre todo por parte de científicos universitarios independientes, se descubre que no son tan seguras como se pensaba hace 20 o 30 años. Por suerte, hay reglas en la Unión Europea para proteger la salud de la gente y el medio ambiente, y también a los agricultores. Las restricciones de pesticidas también son para proteger la salud de los agricultores. Para mí es realmente una pena que la mayoría de los sindicatos agrarios solamente se quejen y no ayudan a sus agricultores a cambiar de prácticas y adaptarse al futuro, que será con mucho menos química en los campos.

P. ¿Se pueden cultivar alimentos a gran escala sin tantos plaguicidas?

R. Ya hay muchos campesinos que trabajan con mucho menos plaguicidas para proteger, primero, a sí mismos y a su familia, además, del entorno. Se pueden conseguir reducciones en el uso de plaguicidas de más de 50% realizando rotaciones de cultivos para reducir la presencia de plagas en el suelo o poniendo en marcha otras medidas para aumentar la cantidad de insectos benéficos que matan a los predadores de los cultivos. Hay alternativas, pero se necesitan conocimientos. Fumigar es mucho más fácil. Se necesita una inversión importante de parte del Estado y de las regiones para ayudar a los campesinos a adaptarse a la reducción de cantidad de sustancias activas disponibles.

P. Me imagino que también es difícil proteger a los insectos de los pesticidas cuando siguen generando tanto rechazo en algunas personas.

R. Sí, aunque es muy interesante ver las grandes diferencias que hay en Europa en la visión de los bichos. Si uno va al norte, al Reino Unido, los países escandinavos, Alemania o Bélgica, la gente tiene una idea mucho más positiva de los insectos, creo que es porque tenemos menos mosquitos y menos especies problemáticas. En los países mediterráneos se necesita claramente concienciar sobre la importancia de los insectos, por la polinización, la protección de los cultivos o como fuente de alimentos de las aves. Aunque se entienda la percepción más negativa en países con muchas avispas o mosquitos, hay que enseñar a la gente a querer a los insectos, pues son la base de la cadena en los ecosistemas.

P. ¿Qué papel juega España con respecto a los plaguicidas dentro de la UE?

R. Cuando se dice que la Comisión Europea ha autorizado el glifosato o ha prohibido los neonicotinoides, por ejemplo, en realidad esta propone y son los Estados miembros los que votan. En el caso de España, que tiene más peso que otros países por el tamaño de su población, a menudo juega un papel muy negativo en la protección del medio ambiente y la salud humana por defender que se autoricen muchos plaguicidas. Se nota que existe una influencia muy importante de los sindicatos de agricultores dominantes en el país.



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