Madrid domina el ranking de la inversión extranjera por comunidades con cifras que dan la idea de una competición sin rival (60% del total, 75%, 83%…). Es un liderazgo incontestable sobre el que leemos a menudo, cada vez que el Ministerio de Industria publica los datos trimestrales y la Comunidad de Madrid difunde la correspondiente nota de prensa celebrando su victoria. Sin embargo, un informe del sindicato Comisiones Obreras de Madrid publicado este miércoles rebaja el triunfalismo que la presidenta Isabel Díaz Ayuso suele exhibir al tratar esta materia, que pone como ejemplo de éxito de su modelo económico. El informe pide mirar con escepticismo las grandes magnitudes y analizar en detalle en qué consiste este flujo. Al profundizar en los datos, sobresalen las operaciones que buscan ventajas fiscales, las compraventas de grandes empresas del IBEX o las inversiones en empresas que realmente están implantadas en otros territorios, pero que se asignan contablemente a la Comunidad de Madrid, generando la ilusión de que ese dinero ha ido a parar a la capital española (el efecto sede). Un caso llamativo, contado por EL PAÍS, es una inversión australiana de 761 millones de euros en una mina de Huelva que acabó registrada en la capital, donde esa empresa tenía registrado su domicilio social, en la dirección de un despacho de abogados del distrito de Salamanca.
CC OO pone varios ejemplos del tipo de operaciones detrás de las grandes cifras. Algunas son muy conocidas por haber sido noticia destacada. Por ejemplo, en 2022, se registró la inversión de más de 2.000 millones de euros en LaLiga, con sede en la zona empresarial de la avenida de América, en Madrid, procedentes del fondo británico CVC Capital Partners. Ese dinero lo ha dedicado LaLiga a préstamos a 42 clubes, repartidos por la geografía española. El año pasado, el fondo estadounidense EIG materializó su entrada con 3.400 millones de euros en la filial de exploración y producción de la petrolera española Repsol, con sede en la calle Méndez Álvaro de Madrid. Se trata en ambos casos de operaciones de compraventa de acciones de grandes empresas, en las que el cambio de propiedad no se traduce necesariamente en cambios productivos.
El informe habla de las distorsiones que surgen del efecto capitalidad (el hecho de que las grandes empresas extranjeras activas en toda España elijan Madrid como sede para beneficiarse de su proximidad con los centros de decisiones económicas y políticas) y del efecto sede (el registro contable en Madrid de una actividad que realmente se produce en otra región). Esto explica datos sorprendentes. Por ejemplo, durante el período 2019-2023, Madrid absorbió el 100% de la inversión extranjera en la extracción de crudo de petróleo y gas natural o la industria de tabaco, el 99,7% en el sector de radio y televisión, el 99,1% en los sectores de transporte aéreo y en los de coquerías y refino de petróleo, el 94,1% de las actividades de construcción especializada o el 93,7% de las telecomunicaciones.
Otro tipo de inversiones que no son productivas y están encumbrando el liderazgo madrileño son las operaciones entre empresas de una misma multinacional. Se trata de los flujos recibidos por las conocidas como Empresas de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE) que son empresas establecidas en España con el objetivo de poseer participaciones de sociedades extranjeras. Funcionan como herramientas para optimizar fiscalmente las operaciones dentro de un mismo grupo empresarial, lo que implica a menudo estrategias de elusión fiscal, detalla el informe: “A pesar de que pueden tener un valor nominal elevado, su contribución real al desarrollo económico es inexistente”.
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Después de detallar en qué consisten las inversiones extranjeras en Madrid, el sindicato pasa a analizar otros indicadores que podrían ser más fiables a la hora de evaluar el impacto real de este flujo. Uno de ellos es la ubicación real del inmovilizado material de las empresas extranjeras. Son los terrenos, edificios, cadenas de montaje, maquinaria, equipos de transporte, o mobiliario que utiliza una empresa.
Cataluña ha sido el territorio con una mayor disposición de inmovilizado material a lo largo de los últimos cinco años con datos disponibles (2017- 2021). De media, el 21,0% del inmovilizado material total se ubicaba en Cataluña, a pesar de haber recibido el 9,3% de los flujos de inversión durante el mismo periodo. En cambio, el inmovilizado material ubicado en la Comunidad de Madrid representa el 19,9%.
Otro indicador útil son los proyectos greenfield, en los que un inversor extranjero construye desde cero las instalaciones con el objetivo de poner en marcha un proyecto, repercutiendo positivamente en el empleo. Entre 2018 y 2022, España recibió un total de 3.921 proyectos greenfield, el 28,4% destinados a Cataluña, el 22,4% a la Comunidad de Madrid y el 12,8% a Andalucía.
Uno más es el empleo generado por la inversión extranjera, donde de nuevo se observa que desaparece el dominio abultado de Madrid. A pesar de que la región madrileña canaliza el 72,2% del total de la IED entre 2018 y 2022, solo concentra el 30,9% del empleo generado por esa inversión. En cambio, Cataluña, con el 9,8% de la IED, concentra el 20,6% del empleo; y Andalucía, con el 2,3% de la IED, el 10,1%.
Otro punto llamativo del reporte es que buena parte de las inversiones se canalizan desde paraísos fiscales. “Especialmente Luxemburgo y, en menor medida, Países Bajos o Costa Rica adquieren una mayor relevancia como países inmediatos de la IED, lo que sugiere que funcionan como puntos de conexión para canalizar las inversiones. También comprobamos un significativo mayor peso relativo de países asociados a la elusión y la evasión fiscal, como Panamá o Irlanda”, dice el informe. Entre 2019 y 2023, Luxemburgo fue, con diferencia, el país número uno de procedencia directa de las inversiones, acaparando el 33,9% de este flujo.
El estudio, llamado El impacto de la Inversión Extranjera Directa (IED) en la Comunidad de Madrid, es parte de la serie de informes que el sindicato elabora sobre las políticas económicas en la región. El sindicato concluye cuestionando el liderazgo económico de la Comunidad de Madrid desde la perspectiva de la creación de empleo de calidad, el desarrollo del tejido empresarial tangible de la región, la construcción de nueva infraestructura o modernización de la ya existente.
“Es necesario alejarse de las grandes magnitudes y enfocarse en la atracción de una IED capaz de solucionar los problemas endémicos del tejido productivo de la Comunidad de Madrid”, advierte. “Eso implica priorizar la atracción de inversiones con mayor impacto en la productividad y la innovación, así como en el desarrollo de aquellos sectores productivos capaces de reducir las desigualdades y desequilibrios de la economía madrileña: lo que implica un enfoque más selectivo de la política industrial y la económica de la región y asegurar la participación de los agentes sociales en su diseño”.
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