Después de un último partido que fue un quiero y no puedo para el equipo dirigido por Rubén Baraja (1-1 en Cornellà-El Prat), con el Valencia en la cola de la tabla de clasificación de LaLiga, en puestos de descenso directo, y con el ambiente caldeado desde hace meses, el Consejo del club vivió una situación esperpéntica. La Junta General Ordinaria de Accionistas de 2024, prevista para este jueves, fue suspendida ante “la imposibilidad” de iniciar la reunión por la presión, las protestas y el ruido generado por los socios que asistieron a Mestalla, abiertas las puertas del estadio para que los accionistas participaran del evento.
El Valencia, cuya presidenta, Layhoon Chan, se vio incapaz de reconducir la situación cuando iba a empezar con el discurso de apertura de la sesión, avisó poco después a través de las redes sociales de que pasaría “directamente a las votaciones de los puntos del día”. Esas votaciones, que se celebraron de forma telemática, se produjeron ya una vez la directiva al completo del club, entre quienes se encuentran diversos consejeros como el director corporativo de la entidad, Javier Solís, o la propia presidenta Chan, había abandonado el escenario ante los continuos cánticos contra la directiva en la tribuna de Mestalla, que se prolongaron durante más de 10 minutos.
El secretario del Consejo de Administración, Germán Cabrera, en su única intervención para intentar disipar las críticas, había advertido de que si no paraban los cánticos, irían directamente a las votaciones de los puntos del día, lo que todavía hizo arreciar más esos cánticos. “Si no podemos hablar, nos vamos”, dijo. Y se fueron.
Chan había intentado hablar poco después, y aunque intentó iniciar la Junta, no le fue posible, por lo que los ocho integrantes de la directiva, entre consejeros y directivos, se marcharon 12 minutos después de las 12, cuando empezaba el acto. Enfilaron el túnel de vestuarios entre gritos, insultos y abucheos. Y siguieron con la Junta, pero en privado. No en vano, debían de aprobarse los puntos del orden del día. Entre ellos, los había de calado, por ejemplo: la operación financiera con Goldman Sachs (un préstamo de hasta 325 millones, con los que refinanciar la deuda y poner en marcha la obra del Nuevo Mestalla), además de la cuenta de resultados y el presupuesto para la temporada 2024-2025, de unos 99 millones. Las votaciones, informó el club poco después, “se publicarán en la sede electrónica”.
Tras varios años, la Junta volvía a contar este jueves con los accionistas minoritarios en la tribuna de Mestalla, después de que la entidad eliminara el requisito de poseer o representar un alto número de acciones, en el caso de la última edición, 5.786 títulos, como mínimo para poder asistir al acto.
La Junta, sin embargo, resultó inviable ante la cantidad de reproches y la imposibilidad de dar salir al orden del día de manera natural. En la tribuna del estadio: pancartas con el lema Lim Go Home y cánticos como los ya recurrentes el día de partido: “Peter, vete ya” —la afición lo sigue cantando por mucho tiempo que haya pasado desde que Peter Lim pisó Valencia por última vez— o “Layhoon Chan, mentirosa”. El ambiente en Mestalla empieza a ser irrespirable y la Junta no se ha librado.