La autopsia del Silicon Valley Bank (SVB) está en marcha, pero los forenses no se ponen de acuerdo. El vicepresidente de Supervisión de la Reserva Federal, Michael Barr, sostiene que fue “un caso de libro de mala gestión”. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que los problemas venían de la reforma legal aprobada en 2018 por el Congreso que suavizó la regulación. Este martes, en la comisión de Banca del Senado, numerosos senadores apuntaron a los fallos de la Reserva Federal en regulación y supervisión como responsables de la mayor quiebra bancaria desde 2008.
Todos tienen parte de razón. Las autoridades han hecho un relato completo de la caída del banco en el Capitolio. El presidente de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC), Martin Gruenberg, se ha remontado en su testimonio a la quiebra de FTX y la liquidación previa de Silvergate Bank, en una sesión en la que ha comparecido junto a Barr y a una subsecretaria del Tesoro, Nellie Liang.
Michael Barr ha reconocido que la Reserva Federal identificó los problemas en 2021 y que, en el examen del supervisor, el banco tenía unas notas muy bajas. Pero ha dicho que los gestores de la entidad fracasaron a la hora de tomar las medidas correctoras que el banco central les exigía. Y que, aunque el supervisor estaba trabajando con la entidad “la vulnerabilidad del banco no se puso de manifiesto hasta la inesperada retirada masiva de fondos del 9 de marzo”.
El presidente de la comisión, el demócrata Sherrod Brown, ha señalado que el banco se hizo “demasiado grande demasiado rápido” y ha apuntado a cómo la reforma legal de 2018, tras la presión de grupos de interés del sector, rebajó algunas exigencias regulatorias y de supervisión a los bancos medianos. “La escena del crimen no comienza con los reguladores que están ante nosotros. En su lugar, debemos mirar dentro del banco a los directivos y a los reguladores bancarios de la era Trump que cumplieron su misión de nuevo para dar a Wall Street todo lo que quería”, ha dicho.
Senadores republicanos, sin embargo, han interrogado a Barr, que ha reconocido que la ley reformada en 2018 dejaba poderes suficientes a la Reserva Federal para graduar la exigencia de su supervisión. El vicepresidente de la Fed ha admitido incluso que está en desacuerdo con las normas que implantó la Fed en 2019 con el apoyo de su presidente, Jerome Powell, por ser demasiado blandas con la banca mediana. También ha venido a admitir que es muy probable que un test de estrés que se hubiese realizado en 2022 no habría sido de gran ayuda, porque sus escenarios no contemplaban la inflación y la subida de tipos, sino una recesión. El banco central ha iniciado una investigación interna para ver qué ha fallado, pero Barr ha admitido que a ley les dejaba margen para
La senadora demócrata Elizabeth Warren ha elevado el tono: “Los ejecutivos de SVB y Signature asumieron riesgos salvajes y deben rendir cuentas por la explosión de sus bancos, pero estos colapsos también representan un fracaso masivo en la supervisión de los bancos de nuestro país”, ha dicho. “A raíz de la crisis de 2008, el Congreso puso en marcha normas bancarias estrictas que los grandes bancos odiaban y sus consejeros delegados presionaron duramente para debilitar esas normas. Al final, el Congreso cedió y la cosa se puso fea, muy fea. Los reguladores destruyeron docenas de salvaguardias destinadas a impedir que los bancos hicieran apuestas arriesgadas”, ha añadido.
Warren ha preguntado a los comparecientes si creían necesarios cambios en la regulación y la supervisión. Y aunque unos y otros discrepen en dónde poner el acento al analizar las causas de la caída del SVB y del Signature, los tres se mostraron de acuerdo en la necesidad de endurecer la regulación y la supervisión para que crisis bancarias como esta no se repitan.
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