Los países iberoamericanos no logran pactar su propuesta de reforma del mercado financiero mundial | Cumbre Iberoamericana XXVIII



Los 22 países de la Comunidad Iberoamericana no ha logrado ponerse de acuerdo sobre cómo debe construirse la nueva arquitectura financiera mundial. Los negociadores de los gobiernos reunidos en Santo Domingo (República Dominicana) no han logrado pactar uno de los cuatro documentos que debían aprobar los jefes de Estado y Gobierno en la cumbre que concluirá este sábado. Habrá una Carta Medioambiental o Pacto Verde Iberoamericano, una Carta de Principios Derechos Digitales y una Estrategia de Seguridad Alimentaria, pero no una propuesta sobre nueva arquitectura financiara.

El objetivo de este documento, cuya aprobación se acordó en la cumbre de Andorra, en 2021, era avanzar hacia un sistema financiero más inclusivo, flexible y justo. Los países latinoamericanos están teniendo graves dificultades para obtener la financiación necesaria para recuperar el ritmo de crecimiento después de la pandemia, al tratarse de sociedades esencialmente de renta medida que no se pueden beneficiar de préstamos concesionales en condiciones ventajosas como los países más pobres ni tienen solvencia suficiente para obtenerlos en los mercados financieros internacionales. Tampoco el ahorro doméstico tiene un volumen suficiente para acometer las inversiones necesarias, según los expertos. El borrador que no ha salido adelante pedía, entre otras medidas, revisar las condiciones de acceso a la financiación de los países de renta media y ampliar la capacidad de otorgar préstamos de los organismos multilaterales.

La aprobación de este documento era especialmente oportuna e importante porque Brasil asumirá en 2024 la presidencia del G-20, que es el foro donde deberían debatirse y aprobarse estas propuestas y en el que la Comunidad Iberoamericana cuenta con cuatro asientos: México, Argentina, España y el propio Brasil. Sin embargo, debido a las discrepancias de algunos países, como Cuba, no ha sido posible alcanzar el consenso necesario para su aprobación, según fuentes diplomáticas.

El encuentro de líderes iberoamericanos también está marcado por ausencias ausencias, empezando por los presidentes de dos gigantes de América Latina por PIB y población. El brasileño Luiz Inácio Lula da Silva no viajó a República Dominicana por una visita a China, al que considera un aliado prioritario. El mexicano Andrés Manuel López Obrador, que suele mirar con recelo los foros internacionales, ya había anunciado que no asistiría, pero en esta ocasión su Gobierno tampoco enviará al titular de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y la delegación estará encabezada por el subsecretario responsable de América Latina y el Caribe.

A estas ausencias se suma las de Nicolás Maduro, que había confirmado su participación y que finalmente, como ocurrió en la anterior edición de la cumbre en Andorra, canceló a última hora en medio de una oleada de críticas a su Gobierno. El mandatario venezolano, que el pasado enero también dejó plantada a la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), tiene que lidiar estos días con un escándalo de corrupción interna en la petrolera estatal, Pdvsa, que el lunes desembocó en la dimisión de uno de los principales dirigentes chavistas, el ministro de Petróleo Tareck El Aissami. En Santo Domingo se ocupará de defender la posición de Caracas el canciller Yván Gil.

La peruana Dina Boluarte, inmersa en una tormenta política por la represión de las protestas que se desataron tras el intento fallido de autogolpe de Pedro Castillo, el pasado diciembre, será otra de las ausentes, al igual que cuatro de los siete presidentes centroamericanos. No acudieron a la cita de República Dominicana el panameño Laurentino Cortizo, el guatemalteco Alejandro Giammattei, cuyo Gobierno está cada vez más cuestionado por la embestida contra jueces, fiscales y periodistas que investigan la corrupción, el salvadoreño Nayib Bukele, centrado en su guerra contra las pandillas, y el nicaragüense Daniel Ortega. La deriva del régimen de Managua es precisamente otra de las cuestiones que, de forma indirecta, sobrevuela esta cumbre.

Sí participa el Gobierno de Cuba, que ya el jueves reclamó a la Comunidad Iberoamericana una condena del embargo comercial y el rechazo a la decisión de la Administración de Joe Biden de mantener a La Habana en la lista de regímenes patrocinadores del terrorismo. El presidente Miguel Díaz-Canel defenderá un modelo alternativo de cooperación entre los países de la región. “La cooperación es un modo noble y útil de relacionarse las naciones, siempre. En tiempos inciertos y desafiantes como los que vivimos, es una necesidad y una urgencia”, manifestó este viernes.



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