Miles de personas de entre 18 y 44 años de edad luchan a día de hoy por poder comprarse un piso o pagar un alquiler, pero en el futuro, serán una generación mucho más rica que la de sus padres. La herencia que los baby boomers dejarán a sus descendientes, los millennials, será superior a la que ellos recibieron. Concretamente, en promedio, cada una de las personas nacidas entre 1980 y 1996 heredará 250.000 euros, un 40% más que la generación anterior, según el estudio Demografía, Vivienda y Brechas de Riqueza, presentado este miércoles por la fundación Afi Emilio Ontiveros. El aumento responde a un mero efecto demográfico: una población envejecida, con menos hijos y, por tanto, menos herederos por persona. El resultado se traduce en una acumulación de la riqueza en menos manos. Si a esta dinámica se suma la revalorización de la principal fuente de patrimonio en España, que es el ladrillo, el resultado es un aumento de la herencia media de casi el 70%.
Para llegar a esta conclusión, el estudio contempla un ejercicio prospectivo según el cual, hacia 2042, toda la población boomer se convertiría en donante de su patrimonio, permitiendo a sus hijos heredar el total de sus activos. Esta proyección permite calcular la herencia media per cápita por puro factor demográfico. Por su parte, para estimar la transmisión ya revalorizada, se considera una acumulación de un punto anual en términos reales, hasta alcanzar el 20% en 20 años.
La generación de los baby boomers en España ―que abarca a los nacidos entre 1958 y 1975― es una de las más numerosas, al representar casi a un tercio de la población. Durante décadas, este grupo poblacional ha acumulado un considerable patrimonio, especialmente en bienes inmuebles, cuya revalorización se ha disparado en poco más de 20 años. En concreto, más del 80% de las personas mayores de 65 años poseen una vivienda principal. Además, en las últimas décadas, han ido incrementando progresivamente la adquisición de otras propiedades, de forma que más de la mitad de ellos tiene una segunda casa. Al ser una generación con menor descendencia, el reparto se concentra en menos manos, lo que explica que la herencia media entre los millennials alcance los 250.000 euros por persona incluso sin revalorización. En contraste, la riqueza media per cápita de los boomers es de 177.000 euros y la generación anterior a esta, conocida como “generación silenciosa,” apenas heredó en promedio unos 91.000 euros.
El incremento en el valor de las herencias no se va a repartir de forma homogénea. Aunque el documento no precisa la futura brecha por nivel de renta, los investigadores admiten que estas transmisiones intergeneracionales ampliarán las diferencias entre ricos y pobres. Aquellos que no cuentan con familias propietarias de una o más viviendas, seguirán en desventaja. El punto de partida será incluso peor para los más de seis millones de extranjeros que llegarán a España en los próximos 15 años. Las cifras actuales ya evidencian el desequilibrio. En 2022, el 10% de los hogares más ricos concentraba más de la mitad de toda la riqueza familiar en España, con un 52,7% del total.
Esta mínima parte de la población acumula siete veces más patrimonio que la mitad de los hogares más pobres del país. Se trata además de una tendencia que ha ido empeorando en las últimas dos décadas, pues en 2002 la generación boomer poseía el 40% de la riqueza total, es decir, que la tasa ha crecido en más de 10 puntos en estos años. En resumen, para los millennials, la riqueza está mucho más concentrada en un grupo pequeño. Mientras tanto, aquellos con menos patrimonio tienen incluso menos que los boomers más pobres a su misma edad.
El factor de la migración
La inmigración en España está planteando nuevos retos en la distribución de la riqueza. A medida que aumenta la población extranjera en el país, las diferencias en el acceso a la vivienda y en la acumulación de patrimonio se vuelven más profundas. La mayoría de los inmigrantes provienen de países con rentas más bajas y, en general, se encuentran en los niveles más bajos de ingresos, lo que les dificulta adquirir o heredar propiedades y otros activos. Para 2042, se prevé que el 40% de las personas entre 45 y 65 años en España serán de origen extranjero. Sin embargo, probablemente tendrán menos acceso a las herencias familiares y a la transmisión de patrimonio, en un sistema económico que tiende a beneficiar a quienes ya están en una posición acomodada. Así, la concentración de la riqueza seguirá aumentando, y el acceso a esta continuará determinado por el lugar de nacimiento y el nivel socioeconómico.
Ante este panorama, el documento subraya la necesidad de adoptar medidas fiscales y redistributivas que puedan mitigar la creciente concentración de la riqueza. La falta de microdatos precisos sobre cómo se distribuyen las herencias dificulta la tarea, pero se destaca la importancia de un sistema fiscal que contemple impuestos sobre las grandes herencias y donaciones, destinados a redistribuir los recursos de manera más equitativa. Una posibilidad es reformar el sistema impositivo de herencias y aumente las contribuciones para la gente más rica. Otra opción es promover la propiedad entre los jóvenes y apostar por pisos de protección oficial, haciéndolos públicos a perpetuidad. En todo caso, desde Afi creen que sin una intervención del Estado, la tendencia a la concentración de la riqueza se agudizará.