La Comisión Europea tiene las manos libres para aplicar los aranceles a los coches eléctricos chinos. Los Estados miembros no han rechazado la propuesta de elevar las aduanas a las importaciones de estos vehículos y, por tanto, dejan que sea el Ejecutivo comunitario quien decida, según varias fuentes de la Unión. Fuentes de la Comisión, muy satisfechas con el resultado, apuntan que su intención es continuar con su propuesta arancelaria y seguir negociando con China una salida al conflicto.
Hace ahora un año la Comisión Europea abrió una investigación sobre los coches chinos importados ante la sospecha de que los subsidios y ayudas que les daba Pekín sitúan a estos vehículos en una ventaja competitiva saltándose las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Nueve meses después llegaron las primeras conclusiones de la investigación y la decisión provisional de imponer aranceles compensatorios que iban del 17,4% al 37,6%, estos porcentajes debe sumarse al 10% que ya se aplicaba a los vehículos chinos. Esa decisión se votó de forma consultiva en julio y en agosto pasado. España votó a favor entonces.
La reacción china ha sido contundente. Pekín ha abierto investigaciones sobre productos agroalimentarios europeos que, en un caso, afectan de lleno a España: la carne de cerdo. Las otras dos afectan a varios productos lácteos y el brandy. Ha sido una forma de presionar a los Estados miembros para que cierren el paso a las intenciones de la Comisión Europea o, al menos, le lleven a aflojar su posición. Las competencias en política comercial de Bruselas son mucho más amplias que en otras materias, si bien sus decisiones deben ser ratificadas por los Estados miembros.
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