El esperado verano abrasador para las aerolíneas europeas no llegó a materializarse. Ryanair vio caer sus beneficios un 6% interanual en el trimestre, con una caída de las tarifas medias del 7%, ya que recortó los precios para llenar los vuelos. En Lufthansa y Air France-KLM, el aumento de los sueldos y los costes de mantenimiento mermaron los márgenes. La excepción fue IAG, cuyos vuelos norteamericanos contribuyeron a aumentar el beneficio operativo en más de un 15%.
Asia también perjudicó a los operadores tradicionales. Las firmas chinas pueden sobrevolar Rusia, lo cual ofrece vuelos más cortos y baratos a destinos en la República Popular. British Airways y Lufthansa han suprimido rutas a China; la alemana perdía hasta 550.000 dólares en cada uno de sus vuelos de Fráncfort a Pekín. Aunque las firmas europeas han instado a Bruselas a que exija que todos los vuelos con destino a Europa eviten Rusia, está claro que las rutas hacia el oeste son más prometedoras. El jefe de Air France-KLM, Ben Smith, ha dicho que su empresa conjunta con Delta Air Lines está superando las expectativas.
Impulsar las rutas atlánticas puede requerir empresas similares, así como fusiones. Otro argumento a favor de estas es el enorme muro de costes que se avecina con la transición verde (aviones más modernos, fuel sostenible), posibles subidas fiscales, y el aumento de los gastos de mantenimiento, porque los retrasos en la entrega de nuevos aviones harán que los más antiguos sigan volando más tiempo. Y, en 2026, Europa eliminará poco a poco los derechos de emisión gratuitos.
El principal objetivo de las fusiones es la estatal portuguesa TAP, que tiene muchas rutas con destino a EE UU y Brasil y empezará a privatizarse en 2025. IAG, Air France o Lufthansa podrían tener más facilidades por parte de Bruselas con la próxima responsable de Competencia, Teresa Ribera, que se ha mostrado abierta a las operaciones de aumento de escala. IAG, con sus mejores resultados operativos y su menor ratio de apalancamiento, podría tener ventaja. Al igual que las aerolíneas de EE UU sufrieron su propia oleada de concentración a principios de los 2000, el estancamiento de los beneficios, la reducción de la competitividad global y la avalancha de costes podrían acelerar la necesidad de que las europeas se agrupen.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías