Más aceitunas y maíz en la ensalada. Poner trozos de fruta en el yogurt. Comprar juegos de mesa o que no haya conflictos cuando se juega al futbol. Son algunas de las propuestas realizadas por los alumnos para mejorar el espacio del comedor de su escuela, la Margalló de Castelldefels. Este centro cuenta con una comisión de participación en que los alumnos ponen sobre la mesa los aspectos a arreglar o nuevas propuestas que les gustaría durante el servicio del mediodía.
El colegio Margalló hace más de un lustro que cuenta con esta comisión en la que participan una decena de alumnos de 3º a 6º de primaria y que se reúnen mensualmente con la coordinadora del comedor, Noemí Rufó. A su vez, estos alumnos presentan las propuestas que anteriormente se han debatido en las asambleas semanales que celebra cada clase. “Está muy bien porque es una forma de fomentar la participación de los niños y de fortalecer su vínculo con el comedor”, destaca Rufó.
El pasado 28 de noviembre tocaba comisión y los alumnos venían preparados con sus ideas apuntadas en un papel. “Que arreglen los lavabos”, pidieron Armand y Ainara; “arreglar el juego de barras”, proponían Montse y Camila; “hacer una gincana”, solicita Aaron; “que podamos jugar al futbol con el resto de cursos”, añade Rafa. Tras las peticiones, la coordinadora explica aquellas propuestas de la comisión anterior, las que son rechazadas o las que se trasladan al colegio porque son de su competencia. Noemí admite que muchas de las ideas son adaptadas, pero hay ocasiones en que han tenido que decir que no. “Te dicen que no quieren pescado en el menú o te piden Coca-Cola. Hay cosas que no pueden ser”.
Las comisiones de participación de la infancia es una iniciativa de la entidad Fundesplai, que ya funciona desde hace años en un total de 27 escuelas donde tienen adjudicada la gestión del comedor escolar, aunque la intención de la entidad es que el total de sus 300 escuelas cuenten con una de estas asambleas. Como novedad, este diciembre ha estrenado también la comisión interescolar, formada por una treintena de miembros, entre alumnos, monitores y docentes de diferentes escuelas. La idea es que esta comisión se pueda reunir entre cuatro o cinco veces al año y explicar al resto de escuelas los puntos que se debaten para así animar a la participación del resto de escolares. Fundesplai también quiere replicar esta iniciativa con los esplais, extraescolares y otras actividades de ocio educativo que organiza.
“Queremos que los alumnos nos digan qué quieren y qué piensan que se pueden mejorar. Es darles voz porque, realmente, ¿sabemos qué piensan los chavales? Tenemos que romper con la adultocracia”, pregunta Jose Antonio Ruiz, director de Relaciones y Participación de Fundesplai. Y los alumnos del colegio Margalló así lo reivindican. “Está bien que nos escuchen”, dice Montse. “Es una señal que confían en nosotros”, remata Alessandro.