Olvídense de la película. La versión teatral de Los lunes al sol, que se estrena este viernes en el Teatro Calderón de Valladolid, vuela sola. Tiene las hechuras del largometraje, con una fisonomía más coral. Los firmantes de esta adaptación (Ignacio del Moral, coautor del guion cinematográfico, y el director Javier Hernández-Simón) reparten el juego entre todos los personajes de manera equitativa, sin que pierdan peso por ello las figuras de Santa y Jose, inspiradas en Cándido y Morala, sindicalistas detenidos en 2007 durante la lucha por la pervivencia de los astilleros de Naval Gijón, que acabarían echando el cierre.
La dramaturga y directora Marta Pazos inauguró el miércoles el nuevo espacio Nave 10 Matadero de Madrid con una nueva Juana de Arco cuyo principal problema es que realiza una lectura muy superficial de la leyenda. Se detiene en algunos aspectos que quiere resaltar, sobre todo la vertiente mística de la doncella, pero se trata de una aproximación meramente estética. Con su inconfundible estilo, caracterizado por la utilización del color como lenguaje teatral, Pazos en esta ocasión convierte la escena en un lienzo rojo borgoña sobre el que se suceden escenas eminentemente visuales, aderezadas con coreografías, canciones y textos poéticos, escritos por la directora en colaboración con el autor Sergio Martínez Vila. Hay imágenes poderosas, pero el relato resulta demasiado esquemático.
En su versión teatral, actualizada por Ignacio del Moral, la película de Fernando León de Aranoa conserva su vigencia intacta y aún la amplifica. Sobresalen la interpretación coral, la dirección de Javier Hernández-Simón y la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda. Crítica de Javier Vallejo.
En su nuevo espectáculo, la directora teatral Marta Pazos ofrece una aproximación meramente estética a la leyenda de la heroína francesa. Crítica de Raquel Vidales.