Las expectativas eran muy altas. Después del éxito de Un trozo invisible de este mundo (2012) y Una noche sin luna (2020), Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta acaban de estrenar su tercer espectáculo conjunto, esta vez en colaboración con el actor Ahmed Younoussi, que además es el protagonista de la pieza porque es su propia peripecia vital la que la inspira. Entre los tres han armado 14.4, un delicado montaje que seguro tendrá una larga gira como los anteriores. Es de esas obras que dejan el corazón encogido.
Hacía tres ediciones que el Festival de Almagro no se inauguraba con el espectáculo que a la vuelta del verano abrirá la temporada madrileña de la Compañía Nacional de Teatro Cláscio: es una costumbre que no debe perderse. Leída, El gran teatro del mundo es una obra de gran ilusión, en la que se van sucediendo efectos teatrales sugestivos. En su montaje, Lluís Homar sigue el texto al pie de la letra, pero pasa por alto lo que indican las acotaciones implícitas en los diálogos.
Sis hectàrees d’oliveres, de la dramaturga menorquina Aina Tur obtuvo el XVII Premio Quim Masó, galardón que posibilita la producción y exhibición del montaje en el Grec y el Temporada Alta. La propia autora dirige un montaje frío y minimalista, muy alemán, con unos estupendos Anna Alarcón y Nao Albet. Júlia visita a su primo Pau en la casa familiar rodeada de campos de olivos, detonando una especie de estallido por fases o incendio a cámara lenta. La obra mezcla historias de una infancia llena de hombres monstruosos y mujeres crípticas con un presente bastante turbio, jugando hábilmente con el misterio, los reproches y la culpa.
El tercer espectáculo conjunto de Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta penetra con emoción en la tragedia de las migraciones a través de la historia real del actor Ahmed Younoussi. Crítica de Raquel Vidales.
La Compañía Nacional de Teatro Clásico abre el Festival de Almagro con una versión fidedigna aunque un tanto desvaída del auto de Calderón. Crítica de Javier Vallejo.
Aina Tur dirige un montaje frío y minimalista, con unos estupendos Anna Alarcón y Nao Albet en una historia que mezcla una infancia llena de hombres monstruosos y mujeres crípticas con un presente bastante turbio. Crítica de Oriol Puig Taulé.
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