Este miércoles, cuando el reloj marcaba las 7:11 de la mañana (hora peninsular española), el cohete Falcon 9 de la empresa privada SpaceX despegó desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida (EE UU). A bordo lleva dos módulos robóticos privados, uno estadounidense y otro japonés, cuya misión será recabar información de la superficie de la Luna para preparar futuras misiones al satélite terrestre. Es la primera de múltiples misiones lunares previstas para el 2025.
El Falcon 9 llevará a ambos módulos de aterrizaje a la órbita terrestre, allí serán liberados y cada uno comenzará una trayectoria independiente hasta llegar a la Luna. El Blue Ghost —de la compañía Firefly Aerospace, que forma parte del programa CLPS de la NASA— tardará 45 días en llegar a la superficie lunar y pasará 14 días allí, donde tendrá un ajustado cronograma científico de pruebas. Las investigaciones en este vuelo tienen como objetivo “probar y demostrar la tecnología de perforación del subsuelo lunar, las capacidades de recolección de muestras de regolito, la computación tolerante a la radiación y los métodos de mitigación del polvo lunar”, según informó la agencia espacial. Está previsto que el módulo aterrice de forma autónoma en el Mare Crisium (Mar de las Crisis) a principios de marzo.
Buckle up! Our road trip to the Moon is set to launch at 1:11 a.m. EST on Wednesday, Jan. 15, on a @SpaceX Falcon 9 rocket. From liftoff to landing, here’s the rundown of Blue Ghost’s 60-day lunar mission, including 45 days traveling to the Moon and 14 days of surface operations.… pic.twitter.com/n4cUJWEi2x
— Firefly Aerospace (@Firefly_Space) January 7, 2025
Por su parte, el módulo Resilience, fabricado por la empresa japonesa Ispace, se intentará desplegar después de Blue Ghost y tardará casi cuatro veces más en completar su misión. En el camino están previstas varias pruebas. El módulo nipón está equipado con algunas actualizaciones luego del fracaso de su primera misión en abril de 2023, que se accidentó en la superficie de la Luna luego de traspasar su órbita por un fallo en un sensor de altitud. En este nuevo intento, el módulo de aterrizaje se dirige a un punto conocido como Mare Frigoris (Mar de Frío), en el hemisferio norte del satélite. Una vez allí desplegará un microrrover llamado Tenacious, que viaja dentro de la nave, para recolectar muestras de polvo lunar que luego compartirá con la agencia espacial estadounidense.
Today we announced our 10 Mission 2 Milestones!
As part of the mission, the RESILIENCE lander will utilize a low energy flight taking several months to transfer to the Moon before injecting into lunar orbit and then attempting a soft landing on the surface. Its trajectory will… pic.twitter.com/34TLwiXta1
— ispace (@ispace_inc) December 18, 2024
La NASA tiene vigentes numerosos contratos con empresas privadas. Estas alianzas están centradas en impulsar los esfuerzos del programa Artemis de la agencia, cuyo objetivo es llevar astronautas a la Luna en 2027 y, eventualmente, establecer una base en la región polar sur lunar, donde el hielo de agua —considerado como el “nuevo oro lunar”— podría ser abundante.
Los japoneses, por su parte, no quieren quedarse por fuera del incipiente negocio del turismo espacial. La compañía anunció hace unos años que para 2040 la Luna tendrá 1.000 habitantes y será visitada por 10.000 personas cada año. El objetivo declarado de Ispace es liderar la “economía espacial” con la extracción de agua en la Luna y el envío de experimentos, suministros y otros materiales como cliente de gobiernos o empresas. Con la inminente vuelta a la Luna de las grandes potencias espaciales, apuntalada por grandes empresas privadas como SpaceX, ese pronóstico suena cada vez más realista. La consultora PwC ya calculaba en 2023 que el transporte a la Luna moverá unos 350.000 millones de dólares a finales de la próxima década.