El estadio Pierre-Mauroy, la sede del Lille-Real Madrid de este miércoles (21.00, Movistar), no tiene aspiraciones tan ambiciosas como el nuevo Bernabéu, pero es uno de esos recintos con el techo retráctil que va más allá del monocultivo del fútbol. Allí, de hecho, se celebraron en los Juegos Olímpicos del pasado verano la primera fase del torneo de baloncesto y las rondas finales de balonmano. No era la primera vez. Dispone de un sistema que levanta en bloque la mitad del césped, la mueve con unos rieles hasta superponerla sobre la otra mitad, y en el hueco abierto (una especie de pozo) se despliega otro piso de gradas y se acondiciona para otros eventos.
Al francés Aurélien Tchouameni, de 24 años, el lugar le trae buenos recuerdos. Fue donde marcó el único doblete de su carrera, con el Mónaco en mayo de 2022: uno con la zurda desde la frontal y un zapatazo lejano con la derecha. Eran tiempos en los que se prodigaba más en los disparos: antes de ser blanco chutaba 1,1 veces por encuentro y desde entonces la media ha bajado a 0,7, según Opta. Ahora su vida es otra y las prioridades han cambiado. Ha sido señalado como pieza fundamental para evitar grandes desequilibrios defensivos en un equipo que ha venido alineando tres delanteros, y también se le pide que asuma más responsabilidades en la salida de balón tras la marcha de Toni Kroos.
Carlo Ancelotti lo ha definido como “insustituible” en tareas de contención, pero también le ha puesto los deberes de mejorar con la pelota en los pies. “Poco a poco, va a aprender a jugar en los tiempos justos con el balón”, comentó el italiano a principios de temporada. El cuerpo técnico, que aprecia sus cualidades, espera más del joven galo y trabaja con él para que dé otro salto, sobre todo, en la circulación del esférico. “Los medios tenemos más responsabilidad [en este apartado], pero vamos a mejorar”, aceptó este martes Tchouameni, que afirmó que habla “todo el tiempo” con Ancelotti sobre sus funciones, con y sin balón.
La jubilación voluntaria de Kroos, el hombre que se ocupaba casi en exclusiva de esta misión, ha dejado al resto de centrocampistas en el escaparate, expuestos y forzados a absorber más peso en esta cuestión por más que ahora Ancelotti busque un juego más vertical. Un escenario que apela a Tchouameni, el quinto futbolista más caro de la historia del Madrid (80 millones), cuya labor de pivote le empuja a ofrecer más garantías y certezas en el juego desde atrás.
Hasta la fecha, según admitió Carletto en la previa ante un Lille con muchas bajas en la medular, el engrase del Madrid en esta nueva etapa sin el alemán aún no está afinado. “La verdad es que no estamos encontrando quién puede sustituir a Kroos. Debemos adaptarnos a esta ausencia. Luka [Modric] fue el mejor contra el Atlético, pero no tenemos idea de quién puede reemplazar a Kroos porque es insustituible. Hay que buscar otra manera, y la vamos a encontrar, de jugar sin él. El equipo tiene un montón de calidades. De momento, no hemos mostrado todo nuestro potencial, pero estoy convencido de que lo haremos muy pronto”, aseguró el italiano, que en las últimas semanas había explicado que ahora busca un estilo más directo.
Si no hay riesgos [de recaída en la lesión], Mbappé jugará desde el minuto uno
Carlo Ancelotti
En esta transición forzosa y sobre la marcha, alrededor del francés ha ido creciendo un runrún sobre su aportación general al juego. “Estoy muy tranquilo [sobre las críticas]. Lo importante es hacer lo que el míster me pide. Si escuchas demasiado la prensa, te vuelves loco. Pero en el Madrid, si juegas es porque tienes calidad. Aquí no hay regalos”, proclamó este martes el joven. De momento, ha sido un fijo para el preparador de Reggiolo desde la pasada campaña, igual que para Didier Deschamps en la selección. Ambos lo han preferido hasta ahora en el pivote a Eduardo Camavinga, de vuelta tras la lesión de mediados de agosto y de quien se espera que dispute, al menos, unos minutos en Lille, como anunció Ancelotti el pasado domingo.
“Tiene la estructura del central”
Su convivencia, sin embargo, no significará en muchos momentos una competencia. Bien porque el italiano opte en algunas citas por los cuatro centrocampistas o porque Tchouameni deba ejercer de central, cada vez menos improvisado. La decisión del club de tirar con solo dos piezas naturales en el eje de la defensa (Rüdiger y Militão) y no reforzar esa posición, pese a todas las dudas que flotan sobre cuándo y cómo regresará David Alaba de la rotura de cruzado, han convertido al francés en un jugador de valor doble. Nunca ocultó su escaso entusiasmo por bajar a la zaga, pero las circunstancias le han llevado a ello. “Es un fantástico pivote defensivo que se adapta muy bien a central porque tiene la estructura del central y la habilidad de leer las situaciones, aunque para mí sigue siendo un fantástico pivote”, le masajeaba hace una semana Ancelotti.
El galo es quien más balones intercepta en el Madrid (2,7 cada 90 minutos), el segundo centrocampista que más duelos gana (4,9, por detrás de los 6,9 de Bellingham), y el tercero con más recuperaciones (5,2, frente a los 5,7 de Modric y los 5,4 de Valverde). El objetivo de Ancelotti es que también progrese con el balón en los pies. La de este miércoles supone la tercera visita de Tchouameni al Pierre-Mauroy de Lille, donde, “si no hay riesgos, Mbappé jugará desde el minuto uno”, cerró Carletto después de que el club informara el pasado miércoles de que el tiempo estimado de recuperación del delantero serían unas tres semanas.