Estados Unidos no termina no poner a raya los precios. La inflación cerró el año 2024 en el 2,9% tras repuntar en diciembre, según los datos difundidos este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales, dependiente del Departamento de Trabajo. Con ello, no solo se sitúa claramente por encima del objetivo de estabilidad de precios fijado en el 2%, sino que lleva tres meses consecutivos acelerando. Con un mercado laboral que no pierde fuelle y unos precios que siguen subiendo más de lo deseable, la Reserva Federal hará una pausa en el ciclo de rebajas de tipos que comenzó en septiembre pasado. Esa pausa puede prolongarse varios meses.
En diciembre, la subida mensual de los precios fue del 0,4%, la mayor desde marzo, tras otro ascenso del 0,3% en noviembre, que dejó la tasa interanual ese mes en el 2,7%. Tras seis meses a la baja, la inflación ya repuntó en octubre hasta el 2,6%. En diciembre, el responsable de la subida ha sido el precio de la gasolina, que se encareció un 4,4% en el mes.
La pequeña buena noticia para la estabilidad de precios es que la inflación subyacente, que no toma en cuenta el precio de la energía ni de la alimentación, considerados sus componentes más volátiles, se reduce una décima, hasta el 3,2%. Las cifras publicadas están en línea con las previsiones de los analistas.
La economía de Estados Unidos sigue intentando completar su aterrizaje suave, conseguir que la inflación baje al 2% sin provocar pérdidas de empleo ni una recesión en toda regla. Ha hecho muchos progresos para lograrlo desde el 9% que llegó a tocar la inflación a mediados de 2022, su máximo en cuatro décadas. Sin embargo, la última milla de la carrera contra las subidas de precios se está haciendo muy larga.
La Reserva Federal respondió al enfriamiento laboral del tercer trimestre del año pasado con el comienzo de un ciclo de rebajas de tipos de interés. Bajó el precio del dinero medio punto en septiembre y un cuarto de punto tanto en noviembre como en diciembre. En total, un recorte de un punto. Sin embargo, la coyuntura complica los recortes adicionales para este año porque los precios no terminan de perder ímpetu.
El mercado laboral, mientras, mantiene su fortaleza, como demuestran los 256.000 empleos creados en noviembre. La Reserva Federal tiene el doble mandato de promover la estabilidad de precios y el máximo de empleo posible. En los últimos meses, veía que los riesgos para el logro de ambos objetivos estaban equilibrados. Eso permitió aflojar una vuelta de tuerca a su política restrictiva. Ahora, con el repunte de la inflación, el presidente del banco central, Jerome Powell, medirá con mucho cuidado sus próximos pasos, más aún en un clima de incertidumbre sobre la política económica de Donald Trump, sobre todo en lo relativo a los aranceles y a la política migratoria. La imposición de tarifas a las importaciones y las restricciones de oferta en el mercado laboral tendrían efectos inflacionistas.
En los mercados de futuros sobre fondos federales, se da por hecho que el precio oficial del dinero se mantendrá en el rango del 4,25%-4,5% en la reunión prevista para los días 28 y 29 de este mes, según la herramienta Fedwatch, de CME. Las cotizaciones también asignan una probabilidad implícita mayoritaria que tampoco se muevan en la reunión del 19 de marzo ni en la del 7 de mayo. Ni siquiera se da por descontado un recorte en junio. Los miembros del banco central señalaron en su reunión de diciembre que prevén que lo apropiado sea bajar solo medio punto los tipos de interés a lo largo de este año.
Trump supo capitalizar el descontento de la clase trabajadora por las subidas de precios en las elecciones presidenciales del pasado 5 de noviembre. Aunque la economía estadounidense ha crecido con fuerza y ha batido récords de creación de empleo durante el mandato de Joe Biden, los precios han subido un 21% en los últimos cuatro años. El país, como el resto del mundo, ha experimentado la crisis inflacionista más aguda en cuatro décadas. Las subidas de tipos de interés para domar los precios han dificultado, a su vez, el acceso a la vivienda, aumentando la frustración de gran parte de los ciudadanos.