La gran central sindical de Israel, la Histadrut (Organización General de Trabajadores de Israel), ha entrado este lunes de lleno en la pugna por la controvertida reforma judicial con la convocatoria de una huelga general cuya primera consecuencia ha sido la paralización del principal aeropuerto del país. “He ordenado la detención inmediata de los despegues del aeropuerto”, ha indicado Pinjas Idan, jefe de la central en el aeropuerto de Ben Gurión, cerca de Tel Aviv, y miembro del Likud, el partido de derechas que lidera el primer ministro, Benjamín Netanyahu. La Histadrut ―que por cuestiones históricas mantiene un notable poder en el país― ha amenazado poco antes con una huelga general si Netanyahu no anuncia durante la jornada la paralización del cambio legal. El primer ministro tiene previsto pronunciar un discurso que ya ha sido retrasado esta mañana hasta en dos ocasiones.
Poco antes, el presidente israelí, Isaac Herzog, ha vuelto a pedir la detención “inmediata” de la reforma, que se sigue debatiendo este lunes en el Parlamento. “La nación entera está absorbida por el miedo. Nuestra seguridad, economía, sociedad… todas están amenazadas”, ha señalado en un comunicado con tono de urgencia. “Llamo a los líderes de la todas las facciones de la Kneset (Parlamento israelí), tanto de la coalición como de la oposición, a poner a los ciudadanos del país por encima de todo y actuar con valentía y responsabilidad sin más demora. Este no es un momento político, es un momento para el liderazgo y la responsabilidad”, recalcó.
También lo ha hecho el anterior primer ministro y hoy líder de la oposición, Yair Lapid. “Nuestra casa está en peligro […] Es casi demasiado tarde, pero aún no”, ha dicho, al pedir a los ministros del Likud que “no se callen”, sean conscientes de la importancia del momento y frenen la reforma, que busca debilitar al Supremo, cambiar el método de elección de sus jueces y permitir que el Parlamento reapruebe leyes previamente tumbadas por el tribunal.
La convocatoria de huelga se produce doce horas después de que Netanyahu destituyese al ministro de Defensa, Yoav Gallant, por desmarcarse de la reforma. La decisión sacó a las calles a decenas de miles de personas en todo el país, con Tel Aviv de nuevo como epicentro. La convocatoria fue espontánea, a través de grupos de WhatsApp, y se extendió a las ciudades de Jerusalén, Haifa, Beer Sheva y Petaj Tikva. Los manifestantes en Tel Aviv cortaron durante cinco horas la importante autopista Ayalón, que la policía solo evacuó a las 03.00 de la madrugada (02.00, en la España peninsular), cuando apenas quedaba un millar de personas. Hay también convocada para este lunes una manifestación, que se prevé multitudinaria, frente a la Knesset, en Jerusalén.
El sábado, mientras cientos de miles de israelíes (en un país de menos de 10 millones) participaban en la que probablemente fue la mayor manifestación contra la reforma, Gallant pidió públicamente la paralización de la reforma por las consecuencias para la seguridad del cisma político y social generado por la reforma, como el creciente número de reservistas del ejército que se niegan a asumir determinadas tareas. “El creciente cisma en nuestra sociedad está penetrando en las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad, lo que supone una amenaza clara, inmediata y tangible a la seguridad del Estado. No lo permitiré”, dijo.
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