Montserrat N., una mujer de 45 años que aspiraba a convertirse en mosso d’esquadra, hizo la vida imposible al menos a siete personas, la mayoría hombres, con las que había mantenido relaciones sentimentales y de amistad. A uno de ellos, Aleix, que tenía 46 años, lo mató presuntamente de una puñalada en el pecho el 7 de abril de 2023 en la casa donde convivían, en Ripollet, a 20 kilómetros de Barcelona. La mujer fue detenida tres meses después por el crimen y ahora la Fiscalía pide para ella 34 años de cárcel por un delito de asesinato, pero también por malos tratos y amenazas. Montserrat sometió a Aleix, según el escrito de acusación al que ha accedido EL PAÍS, a una situación de “dominación y humillación” y llegó a decirle que iba a contratar a un sicario para matar a su hijo, que entonces tenía nueve años.
Al analizar el contenido de los teléfonos móviles en el curso de la investigación, dirigida por el juzgado de instrucción número 7 de Cerdanyola del Vallès, los Mossos d’Esquadra encontraron indicios de que Montserrat había sometido a malos tratos y situaciones vejatorias a otros hombres y personas de su entorno. La Fiscalía considera que existen indicios de delito en al menos seis casos y, en el mismo escrito de acusación, ha pedido que se deduzca testimonio (o sea, que se abra una investigación penal) contra la mujer también por esos hechos. El fiscal ha remitido esos episodios, que constan en el sumario, a los juzgados de Barcelona para que los instruyan.
Tras ser detenida, la aspirante a mossa (se estaba preparando en una academia para acceder al cuerpo policial en el momento de los hechos) ingresó en prisión provisional. Allí permanece a la espera de juicio, según han confirmado fuentes judiciales. Además de la pena de 34 años de prisión por cuatro delitos, la Fiscalía pide que indemnice al hijo, a los padres y a los hermanos de la víctima con un total de 520.000 euros. Un jurado popular verá el caso por el asesinato de Aleix, que según la tesis del ministerio público vivió un calvario durante su relación con Montserrat, que comenzó en 2021 y acabó con su muerte.
La acusada ejerció una “conducta constante de dominación y humillación” y sometió a Aleix a “situaciones vejatorias” que, sin embargo, no se detallan en el escrito. Para mantener el control sobre él y lograr que obedeciera sus órdenes, la mujer llegó a amenazarle con contratar a un sicario para matar a su hijo. Esa advertencia causó verdadero pavor en el hombre, que la veía capaz de hacerlo y se sometió a ella para “cumplir con lo que le exigía”. Aleix “sufrió un progresivo y grave deterioro” en su salud y en las relaciones con la familia y los amigos.
Las palabras dieron paso a los hechos. El 18 de febrero de 2023, dos meses antes del crimen, Montserrat golpeó a Aleix y le provocó una hemorragia en el pabellón auricular izquierdo. Fue el preludio del ataque que acabó con su vida la tarde del 7 de abril, Viernes Santo. Poco antes de las 20 horas, cuando los dos estaban en el domicilio de Ripollet donde convivían, la mujer le asestó una puñalada en el pecho con un arma blanca que le causó la muerte. El escrito de acusación considera que la mujer actuó “movida por la intención de acabar con su vida” o, al menos, siendo consciente de que un ataque de esa naturaleza tenía altas probabilidades de matarle. La Fiscalía le atribuye un delito de asesinato porque considera que actuó “de forma sorpresiva” y cogió “totalmente desprevenida” a la víctima, que no tuvo ninguna posibilidad de defenderse.
Al ser interrogada en un primer momento por los hechos, la mujer dijo que Aleix había salido a comprar tabaco y que, cuando regresó, se lo encontró muerto y que podía haberse suicidado. Los Mossos no practicaron entonces detenciones, pero comenzaron una discreta investigación y acabaron reuniendo indicios que apuntaban a Montserrat como responsable de la muerte, acusación que ella, a las puertas del juicio, sigue negando.