Perder un derbi escuece, y a veces abre heridas que tal vez no estaban bien cerradas. Acabó el partido de San Mamés con la victoria del Athletic frente a la Real Sociedad, se saludaron los protagonistas con esa camaradería que siempre preside los prolegómenos y los epílogos de los duelos entre bilbaínos y donostiarras, que no los 90 minutos de juego, porque eso es otra cosa, y tras un retraso considerable, compareció Imanol Alguacil en la enorme sala de prensa de la Catedral.
Con un tono más apagado que de costumbre, pero con la sinceridad habitual, sin morderse la lengua, cargó contra sus propios futbolistas. “En los primeros 20 o 25 minutos el Athletic ha sido muy superior”, apuntó. “Nosotros no hemos aparecido ni con balón ni sin balón. En esos primeros 25 minutos hubiese cambiado a los once jugadores, pero eso no es posible”.
Pero después salió a la palestra el capitán, Mikel Oyarzabal, al que le plantearon la cuestión, con las palabras de su entrenador como referencia, y el internacional por España, que en los últimos tiempos actúa como delantero centro en la Real, sin serlo, y que no luce, posiblemente por esa circunstancia, no se cortó en absoluto. Con elegancia, sin mencionar a Imanol, se lanzó a la carga.
“Llevamos cuatro años que no somos nosotros mismos”. Se refiere a las cuatro derrotas consecutivas en San Mamés. “Igual hay que echarle un ojo desde el inicio, desde cómo lo planteamos, desde cuál es la idea que tenemos desde dentro e intentar todos hacer autocrítica”. Reivindicó Oyarzabal el papel de los futbolistas, pero repartió responsabilidades: “Está claro que en el campo estamos nosotros y los que sacamos las castañas del fuego cuando las cosas no van bien somos nosotros. Pero llevamos muchos años aquí con el mismo error y de la misma manera y hay que mirar hacia dentro y cada uno hacer autocrítica en lo suyo”.
A los jugadores no les sentaron bien las palabras de su entrenador, que no acostumbra a filtrar los mensajes, aunque casi siempre lo hace con un afán de motivación, pero su claridad tras un derbi vasco tal vez no haya sido demasiado oportuna, y más a pocos días de la visita del Ajax en la Europa League. En estos momentos, la Real figura fuera de los 24 equipos que se meterían en la siguiente ronda, mientras que el equipo holandés, está segundo, con tres victorias y un empate. Perder en Anoeta, en un partido que temen los donostiarras, aunque más por los posibles incidentes que pueden provocar los 1.900 seguidores del Ajax, supondría tener que jugar a cara de perro los últimos tres choques, uno de ellos en campo de la Roma, para poder acceder a la siguiente eliminatoria.
En la Liga, las cosas no marchan según lo esperado. El bloque se resiente de las ausencias de Le Normand y, sobre todo, Merino, que fueron puntales en las temporadas anteriores. La Real dio la talla frente al Barcelona (1-0 ante los de Flick), y también, a pesar de la derrota, ante el Real Madrid, pero en Anoeta, sobre todo, las cosas no le están saliendo bien. En ataque tienen demasiadas carencias. Ante el Athletic, apenas crearon situaciones claras. Agirrezabala, el portero rojiblanco, se limitó a certificar su solidez en los balones aéreos. Los donostiarras apenas han marcado once goles en toda la Liga, el tercer peor registro, solo por encima del Getafe y el colista Valladolid, que suman diez cada uno.
En el derbi tuvo la Real la oportunidad de adelantar en la tabla al Athletic, algo que hubiera sido un bálsamo, pero la derrota les coloca a cinco puntos de su eterno rival. Por eso la frustración de los aficionados, y en ese contexto hay que enmarcar las palabras de Imanol y la réplica de su capitán, Mikel Oyarzabal.