Seis años después de la aprobación de la norma urbanística de Barcelona que obliga a los promotores a destinar el 30% de los pisos que construyen a vivienda social, la espantada de proyectos que provocó se evidencia de nuevo. Los datos de viviendas visadas en 2024 publicadas este martes por el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) muestran que en la capital catalana los promotores han dado la espalda a la idea la exalcaldesa Ada Colau y los proyectos de vivienda libre caen. En cambio, el impulso a la vivienda pública crece (sobre todo por parte de la administración) y los pisos protegidos fueron casi el 50% de los que validó el colegio en 2024. Durante el pasado ejercicio, el COAC visó 1.056 pisos libres y 910 de protección, la mayoría impulsados por el Ayuntamiento o en nuevos barrios nuevos como La Marina, en la Zona Franca, donde casi la mitad de vivienda será protegida. De todos los edificios visados en 2024, solo tres están obligados a cumplir con el 30%, y suman apenas 12 viviendas. En los tres años anteriores los pisos libres fueron 859 en 2023; 1.060 en 2022; y 2.385 en 2021.
Cifras de promoción privada de vivienda que coinciden con un año en que en el resto de Cataluña hay cierta alegría para el sector del ladrillo: la construcción residencial cerró el mejor año en una década, con 17.429 pisos). Un ejemplo gráfico del parón que sufre la capital catalana en contraste con su entorno es que la construcción de vivienda libre en Terrassa y Sabadell sumó más pisos libres visados que en la capital, pese a ser ciudades mucho más pequeñas. Sumadas Sabadell y Terrassa la población no llega ni a una cuarta parte de la de Barcelona. “Las empresas se han ido al área metropolitana, porque los números no salen, y los pisos libres que se han hecho en Barcelona son en barrios o planeamientos nuevos, donde no se aplica el 30%: La Marina de la Zona Franca, Sagrera, Glòries, 22@…”, explica el presidente de APCE, la patronal de los promotores, Xavier Vilajoana. “O eso, o edificios pequeños en la ciudad consolidada, que están exentos de aplicar el 30%”, añade sobre una diáspora de la que llevan alertando desde hace al menos tres años y que también se trasladó a Madrid.
Todo esto ocurre en un contexto en el que el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, prometió flexibilizar la norma del 30% hace más de 18 meses, pero no la lleva a votación, para lo que solo podría lograr el apoyo de la derecha (Junts o PP) o con ERC, que entiende que no funciona, pero tampoco quiere desvirtuarla. Hace algo más de un año este diario constató que en cinco años se habían creado solo ocho pisos y que de 14 edificios afectados por el 30%, había cinco en obras y el resto no se habían comenzado o el promotor había renunciado. Ante la posibilidad de suavizar el 30% los comunes ponen el grito en el cielo porque la imposición al sector privado de corresponsabilizarse en aumentar el parque de vivienda pública buscaba hacerlo en todos los barrios de la ciudad y no solo en los nuevos barrios periféricos. La norma se aprobó a finales de 2018 y hasta 2021 la promoción privada vivió de la inercia y de los promotores que entraron masivamente solicitudes de licencia antes de que se aprobaran las nuevas reglas del juego. Fuentes municipales argumentan que “el nuevo 30% debe contar con un acuerdo político lo más amplio posible con los grupos, pero también con diálogo con el sector”. “El gobierno municipal está trabajando para que sea realidad este año”, añaden.
El decano de los arquitectos, Guim Costa, ha lamentado que “Barcelona, que ha sido históricamente el motor, registre un frenazo” buena parte de los que se construyen son de impulso público. Costa ha admitido que el 30% “limita nuevas promociones y traslada“ actividad a otros municipios. ”Fue una medida polémica que buscaba mixtura social, una medida que desde nuestro punto de vista era positiva, pero ha sacudido el mundo de la promoción porque carga en los promotores hacer vivienda de protección”, ha valorado. La directora general del colegio, Sònia Oliveras, ha considerado los datos de Barcelona “muy negativos”, pese a que por primera vez el Instituto Municipal de la Vivienda ha visado sus proyectos (no es obligatorio que lo hagan los promotores públicos), que suman más de 500 viviendas.
Desde APCE, donde recuerdan que en 2018, cuando se aprobó el 30%, en Barcelona se iniciaban 2.203 pisos (la cifra oficial no distingue entre públicos y privados, pero los públicos eran menos que ahora entonces). Desde entonces, la cifra ha caído a 1.291 en 2023 y 830 (entre enero y septiembre del año pasado, último mes con datos).
El presidente de los promotores, Xavier Vilajoana, pide que se flexibilice el 30%, de acuerdo a las propuestas que apuntan a posibilidades como que los empresarios puedan agrupar en edificios entero los pisos públicos que les corresponda hacer, una idea que los comunes alertan que desvirtúa la idea original de la norma. “Lo que está claro que el 30% de cero, es cero”, insiste el empresario sobre “una penalización a la brava que hace Barcelona en suelo consolidado” que comporta que no se haga vivienda libre “porque no salen los números”. “Demos alternativas”, pide.
Exigencia a la administración de que agilice trámites
Costa también ha exigido a las administraciones que agilicen los trámites y piensen en normativas que, solapadas todas en un edificio, hacen complejos los proyectos. Al Govern de Salvador Illa le ha pedido que agilice la tramitación de suelos para facilitar que se materialice su plan de sumar 50.000 pisos públicos. Y a los consistorios, que mejoren la interlocución con sus técnicos, con quienes años atrás “era más fácil comunicarse”. En el caso de Barcelona, ha explicado que conseguir una licencia tarda de media siete u ocho meses, y pueden llegar a demorarse más allá de un año. Costa ha lamentado los cambios y novedades normativas que dificultan los proyectos: “En nuestro país se ha normativizado todo tanto que nos tenemos que partir la cabeza, hacer sudokus para cumplir normas que no digo que no sean positivas, pero todas juntas (habitabilidad, accesibilidad, para evitar incendios…) en un proyecto, lo hacen casi imposible”, ha dicho.