La foto que este sábado da inicio a la nueva etapa de la antigua fábrica de Nissan en la Zona Franca de Barcelona pone también punto final al tortuoso camino para reindustrializarla. Y es una foto algo distinta de la que se esperaba. A mediados de 2020, la multinacional japonesa anunció que cerraría la fábrica, y en diciembre de 2021 su último vehículo salió de ahí, poniendo fin a 41 años de historia. Desde el primer día que se supo que la planta cerraría empezó la búsqueda de una alternativa industrial para que la actividad continuase, para no perder los puestos de trabajo y para preservar toda la industria auxiliar que estaba alrededor de Nissan. No ha sido fácil, pero este sábado la reindustrialización finalmente empieza con la puesta en marcha oficial de la línea de producción para la fabricación del Ebro S700.
Este es el resultado de la alianza firmada en abril entre la automovilística china Chery y EV-Motors, la dueña de la marca Ebro y la empresa que ha tomado el control de la sociedad que gestiona el centro industrial y la fábrica. Por el camino, QEV Technologies, que estaba llamada a ser la empresa líder para la reindustrialización de esta planta, se ha descolgado del proyecto y está en preconcurso de acreedores. Y de los 1.250 trabajadores que llevaban desde el 1 de enero de 2022 esperando a ser recolocados, 150 trabajan en este primer coche, 650 están contratados en programas de formación, y el resto, confían empresa y sindicatos, se irán recolocando todos hasta 2026.
La línea de producción ya lleva semanas en funcionamiento, sacando los primeros coches de preserie para terminar de pulir la operativa. Pero el acto oficial de este sábado por la tarde está llamado a ser el pistoletazo de salida para la nueva etapa de la antigua Nissan, ahora llamada Ebro Factory. En el acto participarán el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, y el embajador de China en España, Yao Jing. Junto a ellos estarán el presidente de EV-Motors, Rafael Ruiz, y el presidente de Ebro, Pedro Calef, así como Tongyue Yin, presidente de Chery y Guibin Zhang, presidente de Chery International. Hereu e Illa, junto con varios consejeros del Govern, se reunirán luego, en el Palau de Pedralbes, con el presidente de la Asamblea Popular Nacional de China, Zhao Leji.
En la foto no estarán los responsables de QEV, que bajo la marca Zeroid querían liderar la reindustrialización con sus furgonetas eléctricas. La semana pasada, QEV vendió su participación en la sociedad a EV-Motors por tres millones de euros, nueve millones menos que el máximo previsto inicialmente. El inicio de reindustrialización de la antigua Nissan podría haber sido más completo si se empezaran a producir también los coches de Chery, como estaba previsto. Pero la automovilística china decidió en septiembre posponer el inicio de la fabricación de su modelo Omoda 5 hasta el año que viene. Tanto los responsables de la fábrica como los sindicatos no lo ven como una mala noticia, porque con esta decisión, Chery empezará a producir directamente un coche eléctrico, y además se fabricará en la modalidad CKD, es decir, que vendrán las piezas desde China desmontadas y se ensamblarán aquí, con lo que habrá más carga de trabajo y más actividad industrial alrededor del coche, también para las empresas auxiliares que desde hace tres años esperan recuperar el dinamismo perdido. “Es cuando se revitalizará realmente todo y habrá más oportunidades para todo el sector”, apuntan fuentes del sector.
De momento, se empezará a fabricar, en la modalidad DKD (con coches que vienen semi-ensamblados y no necesitan tanta mano de obra) el modelo Ebro S700, un SUV que tendrá una versión de combustión y otra de híbrido enchufable, y que antes de que termine este año ya se estará comercializando. En la misma línea de montaje, antes de que termine 2024 se empezará a montar de la misma forma el modelo Ebro S800, también en las dos versiones de motor. Y el año que viene llegarán los primeros Chery con el Omoda 5, así como el modelo más pequeño de esta gama de Ebro, el S400.
Fuentes de la empresa explican que cada vez que se inaugura un turno de producción se necesitan unas 150 personas, y este es el número de trabajadores que estará en la fabricación del Ebro S700. Con el S800 la plantilla se ampliará a 300 personas. Hacia el verano serán 500 trabajadores y a finales de 2025 serán 800. El objetivo es que a lo largo de 2026 se puedan reincorporar los 1.250 trabajadores que quedaron pendientes de recolocar con el cierre de Nissan (que afectó a unos 2.500 empleados, pero la mitad salió en buenas condiciones con prejubilaciones o bajas voluntarias).
De esta bolsa pendiente, unos 800 están ya en la fábrica, entre los que ya trabajan en el modelo de Ebro y los que están en programas de formación —todos cobran lo mismo, el salario del convenio del metal más un 20% adicional—. El resto hace tiempo que agotó el paro, y está esperando mientras hacen otros trabajos. “Todos tienen ganas de volver. Los trabajadores lo viven con bastante alegría e ilusión, quieren que el proyecto salga adelante. Va a ser un hito recuperar todos los puestos pendientes, y esto es mérito de los trabajadores”, señala Roberto Carlos Pacheco, portavoz de CC OO en Ebro.
El objetivo de Ebro es superar los 20.000 coches fabricados en 2025, mientras que junto con los de Chery se espera llegar incluso a los 200.000 coches en 2029. Falta que las previsiones se cumplan, pero la reindustrialización ya ha empezado.