La acería japonesa Nippon Steel demandará al Gobierno de Estados Unidos tras la decisión del presidente, Joe Biden, de bloquear la operación para que adquiera US Steel, aseguraron este sábado fuentes cercanas al asunto a la agencia nipona de noticias Kyodo. La afirmación llega horas después de que ambas acerías publicaran un comunicado conjunto en el que condenaron la decisión de Biden y consideraron que el procedimiento fue ilegal por no ajustarse a la normativa que rige el Comité de Inversiones Extranjeras de los Estados Unidos (CFIUS), órgano que no alcanzó un consenso y concedió la última palabra sobre la operación al presidente.
En ese mismo escrito las empresas consideran que los argumentos de Biden, que aseguró que su decisión protege la “seguridad nacional”, carecen de base, aseguran que se ha tratado de una acción para favorecer sus propios intereses políticos y apuntan a que tomarán “todas las medidas adecuadas” para proteger sus derechos, insinuando que se interpondría una demanda.
La Cancillería nipona confirmó este sábado que el secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, visitará Tokio entre el lunes y el martes y ahí se reunirá con su homólogo, Takeshi Iwaya, Esta visita, que ya estaba prevista y que forma parte de una gira que incluye Corea, se produce en un momento en que todo el procedimiento y la decisión final de Biden sobre la fusión han tensado las relaciones entre Washington y Tokio.
La decisión de Biden supone un giro al proteccionismo que se aleja de la política de aperturismo sobre inversiones que ha dominado la práctica regulatoria estadounidense durante décadas y que con la llegada a la presidencia en 2017 de Donald Trump —que ya había asegurado que bloquearía la fusión una vez retorne al poder el 20 de enero— comenzó a cambiar.
El bloqueo formal de la operación, valorada en unos 14.000 millones de dólares, frustra la fusión de la cuarta mayor acería mundial por volumen de producción, Nippon Steel, con la vigésimocuarta, US Steel, que iba a crear un coloso capaz de competir con otros como ArcelorMittal o los gigantes chinos liderados por Baowu Steel.
Rechazo frontal
“Es mi solemne responsabilidad como presidente garantizar que, ahora y en el futuro, Estados Unidos tenga una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y gestión nacional, que pueda seguir impulsando nuestras fuentes nacionales de fortaleza en el país y en el extranjero; y es un cumplimiento de esa responsabilidad bloquear la propiedad extranjera de esta empresa estadounidense vital”, expresaba Biden en el comunicado difundido por la Casa Blanca en que explica su decisión.
US Steel es una empresa icónica fundada en 1901 por J.P. Morgan y Andrew Carnegie. Se trata de un gigante venido a menos que llegó a tener más de 300.000 empleados a mediados del pasado siglo, pero que hoy ronda los 20.000. Tiene su sede en Pittsburgh, la capital industrial de Pensilvania, un Estado muy importante políticamente. La operación encontró pronto el rechazo no solo de Biden, sino también de los dos principales candidatos a las elecciones del pasado 5 de noviembre, la demócrata Kamala Harris, y el presidente electo, Donald Trump, que trataban de cortejar a los votantes sindicalizados de dicho Estado. El republicano había prometido vetar la operación al llegar al poder, pero Biden se le ha adelantado.
Biden argumenta en su comunicado que, “durante demasiado tiempo, las empresas siderúrgicas estadounidenses se han enfrentado a prácticas comerciales desleales, ya que las empresas extranjeras han vendido acero a precios artificialmente bajos en los mercados mundiales, lo que ha provocado la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de fábricas en Estados Unidos”. El presidente recuerda que triplicó los aranceles sobre las importaciones de acero procedentes de China y asegura la industria siderúrgica estadounidense es la más fuerte de los últimos años.