‘Influencers’ africanos que se exponen en las redes contra el estigma del VIH: “Lo hago por aquellos que se tienen que esconder” | Planeta Futuro


Ruele Okeyo se graba tomándose los antirretrovirales en la playa, a punto de coger un avión, en la caja de un supermercado, a la mesa en un restaurante. “Me los tomo ‘en alto’ por todos aquellos que se tienen que esconder”, proclama este activista de 27 años en su cuenta de TikTok, con 91.000 seguidores, un “espacio seguro” para quienes acaban de descubrir que son seropositivos o conviven con el virus.

Okeyo es uno de los jóvenes africanos que vive con VIH y no solo no se esconde, sino que utiliza las redes sociales como altavoz contra el estigma. Más de 25 millones de personas en África viven con el virus de la inmunodeficiencia humana —la mayoría en el este y sur del continente—, según datos de la Organización Mundial de la Salud; unas 760.000 se contagiaron en 2022 y 380.000 murieron por enfermedades relacionadas el mismo año.

Poner la cara en las redes como persona seropositiva requiere especial valor en países como Kenia, donde el estigma todavía pesa. La mayoría de kenianos que interrumpen o abandonan su terapia antirretroviral (ARV), —un cóctel de fármacos que evita la multiplicación del VIH y puede hacer indetectable el virus de la sangre— lo hacen por miedo a ser descubiertos, según el informe People Living with HIV de 2021.

Ruele Okeyo, activista keniano por los derechos LGTB y de las personas con VIH./ @ruele_okeyo
Ruele Okeyo, activista keniano por los derechos LGTB y de las personas con VIH./ @ruele_okeyo

“Quiero acabar con las excusas: puedes tomarte estos medicamentos en cualquier parte”, cuenta Ruele Okeyo, que dirige el centro de juventud LGTB (personas lesbianas, gais, trans o bisexuales) Kenneth and Jacob’s House, en Nairobi, en una entrevista durante una conferencia sobre VIH y jóvenes en la capital keniana.

Jerop Limo, de 25 años, que en su blog habla abiertamente de salud mental y VIH o del mundo de las citas como joven seropositiva, ahonda en los problemas del día a día: “Tenemos que pelear con el acceso a la sanidad, a los antirretrovirales… Hay mucha discriminación. [Las personas seropositivas] no deberíamos tener que preguntarnos si vamos a estar vivos mañana”.

En África oriental y meridional, las jóvenes de 15 a 19 años tienen seis veces más probabilidades de contraer el VIH que los chicos, según Unicef. Limo, educadora keniana que colabora con Unicef en UNITED! —un movimiento que moviliza a jóvenes activistas centrados en VIH y educación sexual— fue diagnosticada a los 10 años, tras la muerte de su madre. Su objetivo es que los adolescentes no dependan de la “universidad de Google” para informarse sobre sexo seguro, diagnósticos o tratamientos, porque “muchos padres africanos no saben cómo hablar con sus hijos de estos temas”.

Estos otros jóvenes africanos usan otras vías para llegar a los adolescentes, que a menudo no reciben educación sexual completa en las escuelas. Selma Ndasilohenda, autora de un podcast en Namibia, a veces lleva una radio a comunidades rurales para que los jóvenes escuchen sus conversaciones acerca de enfermedades de transmisión sexual, menstruación o anticonceptivos. El ruandés Anaclet Ahishakiye ha creado una aplicación para educar sobre VIH, salud y violencia de género. Sheirat Namayanja ugandesa de 23 años, ha puesto la cara para participar en un certamen de belleza para jóvenes seropositivas —en el centro de la polémica en 2022 porque un pastor evangélico, Martin Ssempa, aseguró que “animaba a los adolescentes a contraer el sida”— y hoy divulga contenidos sobre salud, por ejemplo, en grupos de WhatsApp en su país, precisamente donde el año pasado se aprobó una de las leyes más duras del mundo contra la homosexualidad, que pone en peligro la prevención y tratamiento del VIH. Tatuada, con varios pendientes y de familia musulmana, cuenta sin pudor, que en su internado a las alumnas les hacían pruebas de embarazo a principios de curso.

En los comentarios del TikTok de Doreen Moracha, influencer keniana de 32 años, le preguntan cosas como “¿el VIH puede aparecer en una prueba de sangre más de dos años tras la exposición?” o “en la prueba [de VIH] sale una línea débil, ¿es positivo o necesito repetirla?”. Con más de 230.000 seguidores (y en tratamiento antirretroviral desde hace 14 años), se dedica a desmontar mitos y sale con una sonrisa en todos los vídeos. “La mía es una historia hermosa”, repite.





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