Gazprom, otrora arma económica y diplomática del Kremlin, no soporta el hundimiento en las ventas de gas ruso a Europa y prepara un duro ajuste de plantilla. El gigante gasista sopesa recortar su equipo directivo de 4.100 a 2.500 empleados, según una carta filtrada de su junta directiva a su consejero delegado, Alexéi Miller. La propuesta, confirmada por la propia compañía, se produce en plena crisis de la empresa por el impacto de la guerra contra Ucrania en sus cuentas. Por un lado, no ha podido sustituir el mercado europeo con China. Por otro, el Kremlin ha exprimido sus ingresos con nuevos impuestos para sostener por más tiempo su ofensiva contra Kiev.
Elena Ilyukhina, vicepresidenta del consejo de administración de Gazprom, envió la misiva a Miller el pasado 23 de diciembre en representación de su junta, según ha revelado un diario local de San Petersburgo, ciudad donde la firma tiene su sede. El periódico, 47news, añade que esta carta solo es “una formalización burocrática” de una decisión ya tomada por la dirección de Gazprom. Su vicepresidente Serguéi Kupriyánov ha reconocido su autenticidad.
“Los desafíos que afronta Gazprom exigen”, señala el documento, “aumentar el enfoque en los resultados de los empleados involucrados en la implementación de procesos clave” y “la optimización de costes en todos los niveles de los procesos de gestión y producción”. No obstante, la junta remarca también, y sin adornos, que esta plantilla le cuesta a la empresa 50.000 millones de rublos anuales, unos 475 millones de euros al cambio. “El personal de la administración ha aumentado varias veces en los últimos 20 años”, recalca.
Este gigante estatal daba trabajo a 498.100 personas en 2023, aunque su personal directo, sin contar sus filiales y subcontratas, rondaba los 30.500 empleados, según Forbes. La junta directiva de la gasista se compara en su misiva con Rosatom, responsable de la energía nuclear rusa, al contar esta con 350.000 trabajadores y 1.246 directivos. Así, el recorte ajustaría la estructura de mando de la gasista a un porcentaje similar al de la empresa energética.
Gazprom registró en 2023 sus primeras pérdidas desde 1999. En el primer año de la guerra, 2022, la compañía logró apuntarse ingresos récord gracias a la puja de los países europeos por su gas ante el temor de quedarse desabastecidos, pero estos lograron desconectarse de Rusia gradualmente: si Moscú exportaba a la Unión Europea 185 millardos de metros cúbicos de gas canalizado en 2021, esta cifra ha caído a 49,5 millardos en 2024, según una estimación de la agencia Rystad Energy. China, la gran aliada del Kremlin, apenas ha incrementado su importación de 7 a 31 millardos de metros cúbicos de gas en este mismo tiempo.
Además, la compañía gasista afronta un horizonte incierto. Ucrania cerró el paso de gas ruso a la Unión Europea a través de su territorio al expirar sus contratos al final de 2024, y Kiev ha bombardeado este lunes el último gasoducto que le queda a Moscú hacia el bloque comunitario, el TurkStream. El Ministerio de Defensa ruso reconoció que algunas instalaciones de la estación de bombeo de Gai-Kodzor, en la costa del Mar Negro, resultaron dañadas “levemente” tras la aproximación de al menos nueve drones contra el objetivo. Según las fuerzas armadas rusas, todos fueron derribados.
Por otro lado, el ambicioso proyecto con el que Vladímir Putin espera multiplicar la venta de gas a China no termina de despegar. La construcción del gasoducto Poder de Siberia 2 no ha comenzado aún debido a que Pekín exige comprar el gas con los enormes subsidios que ofrece el Kremlin a su propia población. Asimismo, Moscú también ofrece importantes descuentos a sus clientes de la Comunidad de Estados Independientes [Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán] como arma diplomática.
Las acciones de Gazprom se revalorizaron levemente, alrededor de un 3%, tras conocerse el plan de ajuste de su administración. Sin embargo, su precio, 130 rublos por acción —1,2 euros—, dista bastante de los 397 rublos que llegó a alcanzar en 2021 en vísperas de la guerra ―casi 5 euros al cambio de entonces—.