Semana grande para el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. El miércoles protagonizará un cara a cara con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la comparecencia de este en el Congreso por la catástrofe de la dana. Al asunto de la gota fría, el jefe de la oposición añadirá además las declaraciones del empresario Víctor de Aldama, en libertad desde hace cuatro días tras acusaciones gravísimas de corrupción a miembros del Gobierno y de la dirección del PSOE. “Negligencia” y “corrupción”, sin presunción de inocencia, serán los argumentos de Feijóo para exigir a Sánchez que se vaya. El líder de los populares no cejará en pedir a las formaciones nacionalistas e independentistas del PNV y Junts, respectivamente, que le aúpen en una moción de censura para expulsar al actual jefe de Gobierno. No le seguirán, Feijóo cuenta con ello, pero el próximo pleno servirá para acumular más argumentos ante la opinión pública contra Sánchez para cuando lleguen unas elecciones generales.
Un mazazo sin paliativos. Este es el sentir de numerosos interlocutores socialistas del ámbito federal y territorial tras el testimonio del empresario Víctor de Aldama en la Audiencia Nacional y su posterior salida de la cárcel, donde estaba acusado de un fraude relacionado con los hidrocarburos ajeno al proceso de las mascarillas del caso Koldo. El calvario de declaraciones y actuaciones judiciales que está por venir sobrecoge a los socialistas. No creen en absoluto que el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán, hubiera ido a un bar al lado de su despacho de la calle Ferraz a recoger un sobre con 15.000 euros de Aldama, como declaró este; ni tampoco que el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, o el jefe de gabinete de la vicepresidenta primera María Jesús Montero, Carlos Moreno, forme parte del entramado corrupto que describe Aldama. Pero, que no lo crean, no significa que políticamente no sea una catástrofe.
“Nos cuesta mucho remontar por la cercanía de [José Luis] Ábalos al presidente del Gobierno, aunque en el partido no se da crédito a Aldama”, señalan interlocutores muy conocedores del pálpito de la organización. No hay derrotismo, aseguran, porque Pedro Sánchez no da margen ni en las reuniones de Gobierno ni del partido a que se le vea decaído. Distintos interlocutores estiman que tienen que afinar la respuesta a lo que se les viene encima con la estrategia de defensa de Aldama. La utilización del empresario de su fotografía con el presidente del Gobierno “en la puerta” de un recinto donde se celebró un mitin de partido, publicada por El Mundo, es la clásica de personajes que se valen de esas imágenes para avalar la cercanía con el poder. “Es un hecho nimio para cualquier dirigente de un partido”, añaden estas fuentes, pero no así para la inmensa mayoría de la sociedad. Lo cierto es que Aldama estableció relaciones fecundas con el Ministerio de Transportes que dirigía Ábalos y su asesor, Koldo García. Esa realidad emerge en el análisis de los socialistas. El estado de ánimo es malo y recorre la organización, remachan.
No es de esperar que la situación anímica del partido y del Gobierno, que también afecta a Sumar y a los socios externos, vaya a apreciarse este miércoles en la intervención del presidente del Gobierno en el Congreso. El éxito de la enrevesada negociación de la reforma fiscal ―en el más difícil todavía de poner de acuerdo al PNV, Junts, ERC, EH Bildu y Podemos en materia fiscal la semana pasada― es un asidero fuerte para Sánchez. Una vez que el presidente del Gobierno se extienda sobre la tragedia de la dana, habrá una segunda parte que marcará Feijóo. El líder popular alternará “la negligente” acción del Gobierno central —sobre la autonómica, del PP, pasará de puntillas— con acusaciones a Sánchez de estar “rodeado” de corrupción. La celebración el próximo fin de semana del congreso del PSOE es la percha que tomará el líder del PP para exigir al líder socialista que aproveche ese marco para anunciar su dimisión y, de inmediato, convoque elecciones. No pasará. No quiere Pedro Sánchez, ni el PSOE, ni sus socios. No todavía.
La situación de la Comunidad Valenciana un mes después de la dana arrasadora sigue rayando la catástrofe. El barro sigue en los garajes, miles de personas continúan sin casa, y los colegios no funcionan o comienzan este lunes la actividad en condiciones muy precarias. Este domingo, además, murió un operario en Massanassa en un centro que amenazaba derrumbe desde la riada. El Gobierno acusó la desgracia con consternación. La indignación, con fuertes insultos, se dirigió al Gobierno, a Pedro Sánchez; no al autonómico. En el Ejecutivo se asegura que Valencia es la prioridad, aunque reconocen la perturbación y la necesidad de tener que dar cuenta y defenderse de las acusaciones de corrupción con las que Feijóo rearma su ofensiva hasta la convocatoria electoral, cuando sea. Antes, en la misma mañana de este lunes, el presidente hará una declaración institucional a los españoles.