El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha logrado que Etiopía y Somalia se pongan de acuerdo y abran un proceso negociador que permita al primer país tener una salida al mar. Este pacto rebaja de manera notable la tensión en el Cuerno de África después de que Etiopía hubiera llegado a un entendimiento, el pasado enero, para reconocer a la autoproclamada república de Somalilandia, a la que Somalia considera una región separatista, a cambio de un puerto marítimo. De esta manera, una Turquía cada vez más influyente en el continente africano aleja la posibilidad de un nuevo conflicto en la región.
El acuerdo entre Somalia y Etiopía fue anunciado este miércoles por el propio Erdogan después de mantener sendos encuentros con el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, y el presidente somalí, Hasan Sheik Mohamud, en Ankara. Ambos acordaron “renunciar a las diferencias y las cuestiones polémicas y avanzar de manera cooperativa en pos de la prosperidad compartida”, según recoge su declaración conjunta. Asimismo, admiten “los posibles beneficios que podrían derivarse del acceso seguro de Etiopía al mar y desde el mismo, respetando al mismo tiempo la integridad territorial de la República Federal de Somalia”.
Arrendamiento de un puerto
Ambos países deciden así iniciar conversaciones técnicas antes de finales de febrero para alcanzar, en un periodo de cuatro meses, un acuerdo de arrendamiento o similar que permita a Etiopía conseguir su vieja aspiración de tener un acceso al mar “fiable, seguro y sostenible” mediante el alquiler del uso por parte etíope de un puerto que permanecería bajo la soberanía somalí. Las negociaciones serán facilitadas en todo momento por Turquía, que se convierte en garante de las mismas, e incluyen la firme decisión de Adís Abeba y Mogadiscio de resolver todas sus diferencias “mediante el diálogo y de manera pacífica”.
La crisis saltó en enero de 2024 cuando Etiopía y Somalilandia, un Estado de facto, pero que apenas cuenta con reconocimiento internacional y al que Somalia considera parte de su territorio, anunciaron un acuerdo que garantizaba el acceso al mar a Etiopía mediante el puerto de Berbera, así como el alquiler de un terreno para la construcción de una base naval en el mismo. A cambio, Somalilandia recibía el pago en forma de acciones de la aerolínea Ethiopian Airlines y el Gobierno etíope prometía “evaluar en profundidad los esfuerzos de Somalilandia para ser reconocida oficialmente y adoptar una posición al respecto”.
Somalia reaccionó con virulencia, llamó a consultas a su embajador en Adís Abeba y declaró la nulidad de dicho acuerdo al considerar que Etiopía estaba violando su soberanía e integridad territorial. Durante todos estos meses la tensión se ha mantenido elevada pese a los llamamientos a la calma y el diálogo por parte de organismos internacionales. Egipto, que mantiene un contencioso con Etiopía por la construcción de una megapresa en el Nilo, manifestó su apoyo y envió armas a Somalia. Esto hizo temer una escalada en una región frágil que ha sufrido varios conflictos en los últimos años, como el que libra Mogadiscio contra el terrorismo de Al Shabab o la sangrienta guerra de Tigray, en la propia Etiopía.
Tras el acuerdo de esta semana, Erdogan declaró a los medios que esperaba que fuera “el primer paso hacia un nuevo comienzo basado en la paz y la cooperación” entre Etiopía y Somalia y se mostró confiado de que las autoridades somalíes permitirían el acceso de su vecino al mar. “Esta declaración conjunta se centra en el futuro y no en el pasado y establece las bases que estos dos países amigos, que son muy importantes para nosotros, construirán a partir de ahora”, dijo el presidente turco a través de su perfil de X.