El Real Madrid cerró el círculo en Kaunas. El conjunto blanco tocó fondo en su bache de inicio de curso el pasado 12 de diciembre, cuando cayó en casa ante el Zalgiris, la tercera derrota europea seguida. Frente al mismo rival, esta vez en la caldera que encienden 15.000 aficionados en Kaunas, el conjunto de Chus Mateo completó su resurrección con una victoria rotunda (64-83), el quinto triunfo consecutivo en la Euroliga y el noveno en sus 10 últimos encuentros contando la ACB. Y sin necesitar la versión más estelar de sus dos pilares, Campazzo y Tavares. Musa, con 17 puntos, abanderó el paso al frente del resto de actores y una actuación coral sustentada en el sudor defensivo.
Los blancos encajaron seis triples en el primer cuarto y fallaron los siete que intentaron. El encuentro comenzaba cuesta arriba (26-15) hasta que aparecieron primero Ibaka por dentro, sustituto de altura de Tavares y hasta tirador exterior, y luego Musa, una de las piezas que explica esta nueva cara del Madrid. El equipo de Mateo igualó la cita en el intermedio (34-35) y apretó el acelerador en la segunda parte. Ndiaye se creció en el rebote, Musa se multiplicó en el ataque (sumó siete puntos en apenas 20 segundos) y el Madrid coleccionó una renta jugosa (46-65) que ya no sufrió para mantener ante los fallos exteriores del Zalgiris. En Kaunas, otro Madrid.