El Liverpool rinde a un Madrid doliente | Fútbol | Deportes


El Liverpool rindió por fin al Real Madrid después de ocho partidos y dos finales de Champions de frustración. Pero este equipo revitalizado por Arne Slot tras la marcha de Klopp es ahora mismo el cacique de Europa, mientras que el Real va desintegrándose noche a noche y en Anfield perdió también a Camavinga, el mejor junto con Brahim y Courtois. El portero evitó una vez más con varias intervenciones de iluminado que fuera mayor el sopapo de un Liverpool que funciona con una redondez aplastante y fue erosionando la resistencia del Madrid hasta que la derrumbó y le provocó la tercera derrota en la Champions, la primera vez que le sucede en una fase inicial. No parece en riesgo su acceso a los cruces, pero tendrá que ser por el camino largo de los dieciseisavos. Al Madrid se le pone todavía más cuesta arriba el curso, con más partidos y menos efectivos.

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Caoimhín Kelleher, Andy Robertson, Conor Bradley (Joe Gomez, min. 86), Ibrahima Konaté, Virgil van Dijk, Curtis Jones (Dominik Szoboszlai, min. 82), Alexis Mac Allister, Ryan Gravenberch, Darwin Núñez (Cody Gakpo, min. 67), Luis Díaz y Mohamed Salah

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Thibaut Courtois, Antonio Rüdiger, Ferland Mendy (Fran García, min. 70), Federico Valverde, Raúl, Jude Bellingham, Eduardo Camavinga (Dani Ceballos, min. 56), Arda Güler (Lucas Vázquez, min. 56), Luka Modric (Endrick, min. 78), Brahim Díaz y Kylian Mbappé

Goles
1-0 min. 51: Alexis Mac Allister. 2-0 min. 75: Gakpo

Arbitro François Letexier

Tarjetas amarillas
Raúl (min. 12), Darwin Núñez (min. 12), Ryan Gravenberch (min. 16), Alexis Mac Allister (min. 39), Ferland Mendy (min. 68), Dani Ceballos (min. 79), Endrick (min. 88)

Salió aún más tocado de otra noche que sabían que iba a ser de apretar los dientes por Europa. Un día para estar muy juntos, como aquel del curso pasado en que se mantuvieron en pie hasta los penaltis en Mánchester, a apenas 50 kilómetros de Liverpool. Pero con el equipo en las raspas, de atrás adelante. Ningún ejemplo mejor que Raúl Asencio, a quien le llegó el estirón de repente: estreno en la Copa de Europa en Anfield, contra el líder de Europa, que también manda con autoridad en la Premier. En su tercer partido con el primer equipo, el despertar también le llegó de golpe. No habían pasado ni tres minutos cuando un balón que había sacado Courtois le rebotó a él mientras retrocedía, y se iba a gol. Reaccionó y lo sacó sobre la línea. La bienvenida la completó un forcejeó con Darwin Núñez en el área que le dejó, como al delantero, con amarilla con 80 minutos aún por delante. Ni así se derritió.

Aguantó él y aguantó todo el equipo. Porque el comienzo fue eso: resistencia. Las emergencias y Ancelotti consiguieron que el equipo se juntara por la zona central mientras el Liverpool buscaba grietas para llegar a Courtois. El asalto fue progresivo. Gravenberch exploraba desde el eje, pero por allí todavía no asomaba nada. El mayor peligro lo suponía Salah desde la derecha, como lanzador de Darwin, bien vigilado por Asencio.

El Madrid mantenía el equilibrio vigilando la salida y trataba de aplacar el fuego del equipo de Slot manejando la pelota entre Modric, Camavinga, Güler, Brahim y Bellingham, otra vez luminoso. El inglés siempre encuentra el tiempo, siempre crea el espacio. Les volaba el balón al principio y eso mantenía aplacado al Liverpool. Pero apenas llevaban picante. Y a los ingleses se les fue evaporando el respeto a los campeones.

Slot avanzó líneas. Pisaron más arriba Bradley por la derecha y Robertson por la izquierda, y Valverde, lateral de circunstancias, y Mendy empezaron a sufrir más. Y con ellos todo el equipo, que no terminaba de abrirse porque lo mantenía el pegamento de Camavinga. El francés barría todo el centro, tapaba cualquier fuga y aportaba criterio en la salida.

Pero el Liverpool ya les batía encima como el mar agitado de invierno. Tanda de olas tras tanda de olas que iban erosionando la resistencia del Real. Seguían juntos, pero no tanto. Los sostenía, como tantas noches desesperadas, el malecón de Courtois. Salvó una a bocajarro después de un barullo de Rüdiger, sacó otra de un puñetazo y una más estirándose abajo a un cabezazo.

Para entonces, Mac Allister y Gravenberch ya habían encontrado el modo de descoserlos también por el centro, por donde entró el argentino al área para superar por fin a Courtois. Se abrió la compuerta y arreció el aguacero sobre el Madrid. El Liverpool insistió para terminar de llevárselo por delante. Y pareció que era precisamente lo que iba a suceder, porque en ese punto se lesionó Camavinga. Sí, también él.

Pero ahí es donde se levantó un poco el Real. Se fueron el francés y Güler y entraron Ceballos y Lucas Vázquez, que nada más entrar forzó un penalti y colocó al equipo en una posición que un minuto antes ni imaginaba. Kelleher acertó a dónde iba a disparar Mbappé. El lanzamiento del francés fue como todo lo suyo en Anfield, ejecuciones que recordaban vagamente a aquel futbolista deslumbrante y letal tan deseado en el Bernabéu. Pero era eso: un esbozo emborronado, más impreciso, menos ligero, sin filo. Sin Vinicius, lesionado, la noche esperaba a Mbappé y Mbappé no llegó.

La cosa se torció incluso un poco más. Mendy derribó a Salah en el área, y ahí asomó el final. Pero el egipcio echó el penalti fuera y el Madrid, aunque sobre el alambre, siguió caminando. Volvió a estirarse, impulsado por el empeño de Brahim y Bellingham. Volvió a pisar el área de Kelleher, pero no consiguió sacar nada de esas exploraciones, en parte por la falta de acompañamiento de Mbappé, en una época baja de su romance con la pelota.

El Madrid se resistía a caer, pero su rebeldía provocaba que siguiera abriéndose y el Liverpool encontró con un centro un agujero en el área en el que se levantó Gakpo para cabecear ante la mirada de Modric. El Real lo intentó ya a la desesperada, mientras seguía encajando golpes. Y así, mermado y orgulloso, lo rindió el Liverpool después de tanto, y lo dejó con tres derrotas y dos victorias en esta nueva Champions.



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