¿Quiere activar el piloto automático? Es un servicio nocturno de Uber y el vehículo es un Tesla. Sí, quiere. La calle está colapsada, se ve la enorme pantalla táctil que se divide en tres, el volante gira hacia la izquierda sin que nadie dé una sola orden. Ciencia ficción. Luego esta influencer alemana, popular desde hace unos cinco años, se filma describiendo la experiencia. “Surrealista en el mejor sentido” y “profundamente futurista”. Tan moderno y tan maquinal. Al final, añade un fragmento de 10 segundos de la escena grabada desde la parte de atrás del coche. Lo colgará en sus redes hablando de la revolución en el modelo de negocio del transporte. Etiqueta a Elon Musk. Y el hombre más rico del mundo (243.700 millones de dólares, según Forbes) reacciona con un escueto “Yup”. Ella le responde con una confesión: “Me alegro de que nunca te rindieras. Me inspiraste a perseverar incluso en tiempos difíciles en vez de tomar el camino seguro”. El tuit es del pasado 24 de septiembre, pero en el tono de Naomi Seibt (Münster, Alemania, 2000) se escucha la retórica del poema Manchmal Schweige Ich (”A veces estoy en silencio”) con el que se dio a conocer en 2019.
Fue entonces cuando Alternativa para Alemania (AfD) organizó el congreso Las chicas valientes hacen la política (de las mujeres) del futuro. La llamada iba a la contra del consenso moral que parecía ortodoxo: “No todas las mujeres jóvenes se unen a Greta, ni quieren más información sobre el aborto, ni sueñan con Parlamentos paritarios ni están contentas con las regulaciones de cuotas y los baños para el llamado tercer género”. Se había organizado un premio de poesía. Los versos de Seibt eran angustia posadolescente, pero la causa de su malestar no era el aprendizaje de la decepción, sino el relato sobre la identidad y el modelo de comunidad impuesto por el Estado. “¡Edúcame, Gran Gobierno!”, proclamaba rebelándose porque su verdad debía callarla negándose a sí misma. “Si yo no salgo de la espiral del silencio / nadie lo hará”. Aunque el texto fue identificado como un paradigma de la radicalización en el extremismo de derechas, el vídeo de ella recitándolo se hizo viral. Seibt ya había sido identificada en plataformas de nacionalismo xenófobo como una joven promesa. El think tank libertario Heartland Institute, que niega el cambio climático y los efectos negativos del tabaco, la promocionó y los medios compraron el producto: era la Anti-Greta.
“¿Qué es más romántico / que el sol de mediados de diciembre en Texas / la primera cita con un arma?”. Versos cuquis de Seibt de hace un par de semanas. Se la ve recibiendo lecciones para usar un rifle, dispara bajo una carpa en el desierto. Repasar su timeline en X muestra su interacción creciente con Musk. A propósito del atropello en el mercado navideño de Magdeburgo, por ejemplo. El 19 de diciembre, la activista colgó otro vídeo en el que protesta porque el candidato moderado de la CDU había anunciado su rechazo a pactar con AfD y también que se negaría a aplicar las políticas de Javier Milei y Elon Musk si es nombrado canciller. El propietario de Tesla retuiteó el mensaje de Seibt con una profecía de resonancias trumpistas: “Solo AfD puede salvar Alemania”. La candidata del partido de extrema derecha no desaprovechó la oportunidad para dialogar con Musk a través de la red y colocar su mensaje: elogios a Trump, defensa de la remigración, la descripción de la ruina alemana por culpa de las políticas de Merkel y la descripción del proyecto comunitario como la Unión Europea Soviética. La red fascista global, sincronizado con el espíritu de nuestro tiempo, está activada en Alemania.