El Athletic hierve y fundió al Real Madrid en San Mamés, con la intensidad disparada de una cuadrilla hambrienta y solidaria. Volvió a ganar a un rival al que no doblegaba desde hace nueve años, en marzo de 2015, cuando también estaban Valverde y Ancelotti en los banquillos, en otra vida. Este Athletic arde, pese al desgaste de la Europa League, y abrasó al Madrid desde la salida hasta la presión final con la que provocó el error de Fede Valverde que acabó en el 2-1. Al Real lo sostuvo Bellingham, que marcó por cuarto partido seguido de Liga, a la espera del despertar de Mbappé, que falló otro penalti, como el que les pudo meter en el choque de Anfield. Terminado noviembre, se desinfla el Madrid y vuelve a respirar el Barça.
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Julen Agirrezabala, Yeray Álvarez, Adama Boiro (Yuri Berchiche, min. 83), Andoni Gorosabel (Óscar De Marcos, min. 78), Dani Vivian, Beñat Prados (Íñigo Ruíz de Galarreta, min. 63), Nico Williams, Mikel Jauregizar, Iñaki Williams, Oihan Sancet (Unai Gómez, min. 78) y Alex Berenguer (Gorka Guruzeta, min. 62)
1
Thibaut Courtois, Fran García (Ferland Mendy, min. 70), Raúl, Antonio Rüdiger, Lucas Vázquez (Arda Güler, min. 87), Federico Valverde, Jude Bellingham, Dani Ceballos (Brahim Díaz, min. 57), Aurélien Tchouaméni (Luka Modric, min. 70), Kylian Mbappé y Rodrygo (Endrick, min. 87)
Goles
1-0 min. 52: Berenguer. 1-1 min. 77: Jude Bellingham. 2-1 min. 79: Guruzeta
Arbitro José María Sánchez Martínez
Tarjetas amarillas
Julen Agirrezabala (min. 66), Aurelien Tchouameni (min. 69), Lucas Vázquez (min. 71), Ruiz de Galarreta (min. 73), Jude Bellingham (min. 90), Guruzeta (min. 92)
Lo contrario que le sucedió al equipo de Ancelotti en San Mamés, sometido a la asfixia desde el nacimiento de las jugadas en Courtois. En cuanto el árbitro abrió las compuertas se lanzaron sobre el área del belga. A los tres minutos ya le habían birlado el primer balón a Asencio por ahogamiento, y ya habían probado a Courtois. Robo y avance de Nico Williams al área. Tiro y mano abajo del portero.
El Madrid encontraba muchas dificultades para escapar a la apretada malla que había tejido Valverde. Tchouameni empezó con las revoluciones muy por debajo de las del Athletic y el equipo solo empezó a asomar cuando Bellingham y Rodrygo encontraron caminos a través del regate. O cuando Fede Valverde sacaba el poderío. Pero por el centro también apretaban Prados y Jauregizar. El Athletic se movía con la densidad y la ferocidad de un enjambre.
Ceballos, que repetía a los mandos del juego por delante de Modric, pedía calma, más toque, pero el toque no les llevaba a sitios demasiado prometedores. Al centrocampista no se le ofrecían apenas carreras que abrieran espacios, y él no inventó soluciones. El Athletic apretaba tanto que resultaba impenetrable. Lo más peligroso que sufrió fue un eslalom de Rodrygo que entró al área y cayó derribado por Gorosabel. Pero el árbitro, enfrentado a la pantalla del VAR, decidió que la patada no había sido suficiente. También contempló una jugada insólita: Rüdiger, sin alternativas, se largó a correr desde su campo, alcanzó el área de Agirrezabala, allí pudo combinar y acabó sacándose un disparo manso. El Madrid se fue al descanso sin tirar a puerta, con el juego más inofensivo del curso en un primer acto.
Al otro lado, el Athletic apretaba y golpeaba con insistencia, ordenando sus acometidas alrededor de la lucidez venenosa de Sancet. Tenía ese picante y el de la agitación de Nico. Y también la presencia de Iñaki, que domó una pelota en el área y se la dejó de tacón a Berenguer, que la echó por encima del larguero. Pero sobre todo se apoyaba en la intensidad comprometida del grupo que secaba al Madrid, en el que aguantaban la autoridad de Rüdiger, la seguridad otra vez de Asencio y la velocidad de Fran García, que parece haber adelantado a Mendy.
Por ese camino sucedió lo esperable: se adelantó el Athletic. La jugada fue otro ejemplo del empuje coral. Iñaki Williams metió un centro desde la izquierda dirigido a la portería, adonde acudieron voraces a la par Berenguer y Sancet, que estiró la pierna y rozó el balón. Eso provocó un instante de confusión en Courtois, que de todas formas rechazó, aunque la pelota quedó muerta. Como Berenguer también estaba allí, la empujó a la red.
Ancelotti maniobró enseguida: retiró a Ceballos y metió a Brahim por la derecha del ataque, lo que trasladó a Rodrygo a la izquierda. El movimiento pareció surtir efecto al instante. El brasileño alcanzó la línea de fondo y dejó un pase atrás a Mbappé en lugar despejado del área. El francés tiró al cuerpo de Agirrezabala.
Sigue borroso, lejos de emerger como el futbolista capaz de levantar un equipo en dificultades. Tampoco de penalti. Rüdiger se desplomó por un puñetazo en la cabeza del portero que buscaba despejar un centro, y Mbappé agarró la pelota para tirar el penalti, después de saltarse el del domingo contra el Getafe. Lanzó a su derecha, como en Anfield, y lo paró Agirrezabala, como Kelleher en Anfield.
Con la salida de Modric, el Madrid obligó a retroceder al Athletic, apuntalado por una actuación colosal de Vivian. Trenzaron el croata, Brahim, Bellingham y Rodrygo, y Mbappé se sacó un disparo lejano. El inglés cazó el rechace y el Real regresó al partido.
Pero el pelotón rojiblanco, refrescado con cambios, retomó su entusiasmo asfixiante con el que Guruzeta cegó a Valverde, le arrebató la pelota, marcó y terminó de fundir al Madrid.