El Arsenal es el equipo más sólido de la Premier desde que Odegaard se reunió con Gabriel Jesús en la alineación titular, el 23 de noviembre contra el Notingham Forest. Entre el volante noruego y el atacante brasileño establecieron la red de complicidades que multiplicaron las asociaciones, los desmarques, el entusiasmo y la camaradería general. El Arsenal recordó al equipo que presentó su candidatura al título con un fútbol deslumbrante en el otoño de 2022. “¡Hemos recuperado al mejor Gabby!”, proclamó Mikel Arteta, el entrenador. El único inconveniente, tal y como indican desde el club, es que Arteta no parece muy convencido de reproducir la fórmula que mejores resultados le proporciona. Decisiones como la de este sábado en Brighton, donde empató 1-1 tras dejar en el banquillo a Odegaard, tienen perpleja a la comisión técnica, a los propietarios estadounidenses, y a buena parte de los futbolistas de un club que siente que ha llegado el momento de dar el zarpazo.
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Bart Verbruggen, Joël Veltman, Pervis Estupiñán, Igor Julio (Adam Webster, min. 65), Jan Paul van Hecke, Carlos Baleba, Yasin Ayari, Brajan Gruda (Yankuba Minteh, min. 45), Matt O’Riley (Georginio Rutter, min. 45), Simon Adingra (Kaoru Mitoma, min. 61) y João Pedro
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David Raya, Gabriel Magalhães, William Saliba, Riccardo Calafiori, Thomas Partey, Declan Rice, Jorginho (Martin Ødegaard, min. 63), Mikel Merino, Gabriel Jesus, Leandro Trossard y Ethan Nwaneri (Gabriel Martinelli, min. 45)
Goles
0-1 min. 15: Ethan Nwaneri. 1-1 min. 60: João Pedro
Arbitro Anthony Taylor
Tarjetas amarillas
Ethan Nwaneri (min. 45), Veltman (min. 63), Yankuba Minteh (min. 81), Merino (min. 83), Riccardo Calafiori (min. 89)
Fue Arteta quien la temporada pasada decidió postergar a Gabriel Jesús a la suplencia, una medida estratégica que según los dirigentes pudo costarles la liga que finalmente se llevó el City. Ahora los mismos dirigentes gunners, según fuentes internas que prefieren el anonimato, anticipan problemas en el líder, el Liverpool, y consideran que el Arsenal será favorito al título siempre y cuando Arteta fomente la importancia del eje Rice-Odegaard-Jesús en lugar de promocionar a Kai Havertz a la condición de hombre orquesta. Por más que el curso pasado disputara una media de 75 minutos en 51 partidos, su encaje no acabó de elevar la competitividad del conjunto.
La crisis se manifestó en Villa Park, en abril pasado. Entonces Odegaard estuvo a punto de perder la calma que se supone al capitán. Desde todos los sectores del club han ido deslizando mensajes a Arteta para que renuncie a convertir a Havertz, al que pidió fichar por 75 millones de euros, en la piedra angular del proyecto haciéndolo jugar en puestos —de nueve o de interior— para los que no está capacitado por tratarse de un mediapunta. El malestar crecía en el vestuario y en las oficinas del Arsenal, desde Londres a Denver, cuando el 10 de noviembre, en campo del Chelsea, Havertz se quedó perplejo en la posición del pivote mientras Pedro Neto avanzaba y remataba el 1-1 definitivo. Contempló la acción como si fuera un espectador y Odegaard, desencajado, le lanzó una imprecación que representó la frustración de la plantilla. Al partido siguiente, contra el Forest, Havertz fue suplente y Odegaard y Gabriel Jesús coincidieron por primera vez desde el inicio. Desde entonces, y hasta ayer, el equipo no dejó de crecer.
Ahora Havertz está cuestionado y Arteta impulsa rotaciones innovadoras —unas veces Rice, otras Odegaard— al tiempo que el alemán ha pasado a la lista de bajas sin que se especifique una lesión. “Sí, creo que está listo para regresar”, dijo el viernes, sin añadir más. Pero en Brighton Havertz no apareció y Odegaard, para asombro de los dirigentes, fue al banquillo. El noruego solo entró al campo pasada la hora de acción, tras el empate (1-1), un gol de penalti de Joao Pedro. El Brighton no hizo mucho más, pero le resultó suficiente frente a un adversario que nunca acabó de posicionarse. A ratos presionó, a ratos especuló, y en el curso de los bandazos incluso sus jugadores más corajudos, como Rice u Odegaard, perdieron convicción y seguridad en lo que hacían. El empate permitirá al Liverpool, líder con cinco puntos de ventaja y dos partidos menos, recibir al United sin presión este domingo.
4-1 del City al West Ham de Lopetegui
El Chelsea que venía crecido empató otra vez, en campo del Crystal Palace (1-1), el Aston Villa de Emery superó al escuálido Leicester (2-1), y el City dio otro paso hacia la salida del túnel. Liderado por un Bernardo Silva que lo mismo defiende como un león que no deja de pedir que le den la pelota, vengan bien o mal dadas, el Manchester City se impuso al West-Ham y su hinchada pudo celebrar dos victorias seguidas después de dos meses de inestabilidad y mala suerte.
El West Ham sirvió de analgésico al doliente City. El equipo del este de Londres se encalla en mitad de tabla con una de las mejores plantillas de Inglaterra. Venía de sufrir un 0-5 ante el Liverpool. Con viento en contra desde que comenzó la temporada, el entrenador, Juelen Lopetegui, lejos de proyectar una idea de serenidad ha dislocado al vestuario presentándose unas veces como padre, otras como tirano, en un intento errático por sentar las bases de su liderazgo. Los jugadores dan muestras de fatiga mental, o de hartazgo, y al primer tropiezo se caen. En el Etihad comenzaron por desperdiciar tres ocasiones clarísimas y encajaron un gol en propia meta, tras un centro de Savinho. El 1-0 hundió al West Ham sin que el City tuviera que exprimir su mejor versión ante una defensa que no marcó. La noticia más esperanzadora para el equipo de Guardiola fue la restauración de Savinho, al menos por una tarde. Lejos de la sombra melancólica que le abrumó en meses pasados, el joven brasileño exhibió su versión más escurridiza y participativa. Haaland le agradeció dos asistencias y la velada acabó en modo balsámico (4-1) para el sufrido equipo de Guardiola, que sigue en sexta posición.