Como muchas de las mejores cosas de la vida, empezó como un chiste. ¿Por qué no le ponemos nombre a un muslo de pollo de los que vendemos?, se preguntaron desde una célebre cadena de comida rápida especializada en pollo a partir de la receta de un coronel nacido en Indiana a finales del siglo XIX. ¿Por qué no?, fue la respuesta. Así nació hace ya cuatro años Eduardo. Lo hizo en redes sociales e inmediatamente fue un éxito. “Al ver la respuesta, hablamos con la compañía para ver si podíamos llevar aquel meme a otros sitios”, recuerda Víctor Blanco, director creativo de PS21, agencia que lleva ya siete años colaborando con los reyes del pollo frito y responsable en gran medida de todo lo que vino después.
La Navidad de 2021 fue, pues, la del nacimiento de Eduardo. Primero como un humilde meme con la imagen de un muslo de pollo sobre un fondo blanco. Luego, ya con la campaña en que se podía adquirir eduardos a través de la web de la marca por 1 euro. ¿Qué tenía de especial ese muslo? “Nada”, responde Blanco. El meme alcanzó los 20 millones de impresiones.
Al año siguiente, Eduardo, como suele suceder con los grandes artistas que irrumpen en el panorama de forma algo rústica, volvió ya perfectamente definido y sofisticado. Piense en su grupo de rock preferido y en la sucesión de sus primeros discos y tendrá ahí la carrera comercial y creativa de nuestro muslo. Así pues, en 2022 ya había mutado en adorno navideño que se presentaba con un anuncio que recordaba a los míticos de Galería del Coleccionista. Se fabricaron 60.000 eduardos. Se vendieron 40.000. El resto se robaron. “Eduardo puede ser cualquier cosa. No hay un gran análisis sociológico sobre las formas que puede tomar año tras año”, apunta Blanco. “Es básicamente una idea muy idiota que ha conectado con una base de seguidores de la marca que a través de los años se han constituido como una comunidad”.
Siguiendo una vez más los caminos de los grandes artistas de la historia del rock, para su tercer disco, Eduardo subió la apuesta de la sofisticación y mutó en Eau D’Uardo, un perfume seductor y lúbrico que llegaba con un frasco que imitaba su morfología y un anuncio que utilizaba los manidos arquetipos de los anuncios de perfumes. El 2 de diciembre se llegaron a vender 200 perfumes de nuestro muslo a la hora. Se agotaron los 20.000 fabricados. Si en aquellas fechas buscabas “perfume” en Google, uno de los resultados que aparecían en la primera página, entre los productos de Saint Laurent o Dior, era Eduardo, jugando finalmente en la liga de los grandes.
Este año, nuestro héroe he entrado en la fase retro que tiende a definir el punto de la carrera comercial de las bandas que han tocado techo con el que se conoce como complicado tercer disco y dan un paso atrás para reconectar con sus fans originales y con quienes eran antes de ser atropellados por el éxito global. Así, esta Navidad, Eduardo ha aparecido convertido en Tamagotchi bajo el seudónimo de Eduardotchi. Su precio es de 3,99, y solo con salir a la venta ya había en el mercado secundario eduardotchis a 50 euros. “No sé cuál es el futuro de Eduardo, la verdad. Supongo que habrá un momento en que esto se vaya apagando. Pero bueno, es un gusto poder trabajar con humor otra vez, porque el humor es algo muy importante en la comunicación publicitaria y se está perdiendo”, sentencia Víctor Blanco. En un par de meses empezará a trabajar en la próxima reencarnación de este muslo de pollo.