Con Corea del Sur encallada en una crisis política que parece imposible de zafar, y a las puertas de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca, Corea del Norte ha aprovechado la coyuntura para volver a hacer alarde de músculo militar después de dos meses de inactividad y sin provocaciones. Según han informado los medios estatales norcoreanos este martes, Pyongyang lanzó en la víspera un nuevo misil balístico hipersónico de alcance intermedio (IRBM, por sus siglas en inglés). El líder supremo de la nación más hermética del planeta, Kim Jong-un, supervisó la prueba e indicó que esta “arma estratégica” —que, según alardeó, pocos países en el mundo pueden soñar con poseer— busca “hacer frente a las diferentes amenazas de seguridad” que encara el país “por parte de fuerzas hostiles”, recoge la agencia KCNA.
Durante el cónclave de final de año del Partido de los Trabajadores, Kim ya manifestó que llevará a cabo la estrategia de neutralización “más férrea” contra Estados Unidos y criticó que la creciente cooperación militar de Washington, Seúl y Tokio se ha convertido en un “bloque militar para la agresión”.
De acuerdo con la versión norcoreana, el proyectil alcanzó su primer pico de altitud a 99,8 kilómetros y un segundo a 42,5 kilómetros. En total, recorrió 1.500 kilómetros de distancia a una velocidad equivalente a doce veces la del sonido antes de golpear “con precisión” el objetivo simulado en alta mar, atestigua la KCNA. El Estado Mayor Conjunto surcoreano había comunicado en la jornada previa que fue lanzado desde cerca de la capital norcoreana y que voló unos 1.100 kilómetros antes de caer en aguas del mar de Japón (conocido como el mar del Este en las dos Coreas).
Un portavoz del Ejército surcoreano ha declarado hoy en una rueda de prensa que “la aseveración norcoreana es probablemente una farsa” y ha destacado la tendencia de Pyongyang a “exagerar”. “El rango de vuelo analizado por Corea del Sur, Estados Unidos y Japón es de en torno a 1.100 kilómetros y el misil no alcanzó un segundo pico de altitud”, ha asegurado el coronel Lee Sung-un, citado por la agencia surcoreana Yonhap. No obstante, Seúl planea realizar un análisis más exhaustivo con Washington, informa Reuters.
De confirmarse que el misil pudo alcanzar ese segundo cenit implicaría que tiene capacidad de hacer ajustes en su vuelo, cambiar su curso y mantener (e incluso) ganar altitud nuevamente, en lugar de seguir la trayectoria descendiente típica de un misil balístico, que va perdiendo altitud de manera continua hasta alcanzar su objetivo. Esto lo haría más difícil de interceptar, ya que alteraría las predicciones sobre su ruta y podría evadir los sistemas de defensa que estén diseñados para detectar misiles con trayectorias balísticas predecibles.
El líder norcoreano enfatizó tras probar su nuevo proyectil que el desarrollo de este tipo de misiles está destinado a reforzar la disuasión bélica nuclear del país. “El sistema de misiles hipersónicos frenará a cualquier rival en la región del Pacífico que intente atentar contra la seguridad de nuestro Estado”, cita KCNA. Asimismo, alardeó de la “potencialidad” de su “inagotable fuerza técnica de autodefensa” y la “velocidad” a la que la está mejorando. “Convertiremos el perfeccionamiento de los sistemas de armas a los que nadie pueda responder en la pieza central de nuestras capacidades de disuasión estratégica”, alertó Kim.
Corea del Norte no realizaba pruebas de misiles desde el pasado 5 noviembre. El lanzamiento del lunes coincidió con la visita a Seúl del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, y se produjo a apenas dos semanas de la investidura de Donald Trump. El magnate estadounidense protagonizó durante su primera legislatura un acercamiento sin precedentes con Pyongyang: mantuvo varias reuniones históricas con Kim Jong-un en un intento de disminuir las tensiones en la península de Corea y negociar su desnuclearización. No obstante, no se alcanzaron acuerdos sustanciales en ninguna de las tres cumbres a las que asistieron los dos mandatarios.
Pyongyang también ha afirmado que utilizó “un nuevo compuesto de fibra de carbono” para fabricar el cuerpo del motor del misil hipersónico y que se empleó un nuevo método “integral y efectivo” para el sistema de control de vuelo y guiado del proyectil. El país ha estado desarrollando un nuevo IRBM con combustible sólido en medio de la creciente carrera para obtener la próxima generación de cohetes de largo alcance, que son más difíciles de rastrear e interceptar. El pasado abril, testó el Hwasong-16B, un misil balístico hipersónico de alcance medio que funciona con combustible sólido y que incluye una ojiva diseñada para maniobrar y evadir los sistemas de defensa antimisiles.
Algunos expertos citados por medios surcoreanos señalaron que el nuevo proyectil parece ser una versión mejorada del Hwasong-16B. “Como Pyongyang ha aseverado que ha adquirido tecnología que ‘no resulta nada fácil conseguir’, podría tratarse de una mejora técnica propia. Pero no se puede excluir la posibilidad de que se deba a una cooperación con Rusia”, advirtió a Yonhap Hong Min, investigador principal del Instituto Coreano para la Unificación Nacional.
La creciente afinidad de Moscú y Pyongyang y la implicación directa de Corea del Norte en la guerra de Ucrania preocupan desde Europa hasta la región de Asia-Pacífico. En diciembre, entró en vigor el nuevo “acuerdo de asociación estratégica” que Kim y Putin firmaron en verano y que incluye un pacto de “defensa mutua en caso de agresión”. Se cree que el Kremlin está recompensando al régimen norcoreano con tecnología clave en el campo balístico y nuclear a cambio de sus tropas.