Pocos empresarios dudan ya de que una empresa necesita ser sostenible para mantener su competitividad. Es fundamental para, por ejemplo, reducir el consumo energético en un escenario en el que el precio de los combustibles y la electricidad ha protagonizado grandes subidas; para adaptarse a las normativas, cada vez más restrictivas en cuanto al volumen de emisiones contaminantes, y también, asegura Sergio Sánchez, director de desarrollo de negocio sostenible de empresas de Banco Sabadell, para seguir resultando atractivas en un mercado que valora cada vez más las prácticas respetuosas con el medio ambiente: “Ser sostenible va a ser, además de una ventaja competitiva, un requisito fundamental para operar en el mercado”, detalla este experto que participará en el webinar La sostenibilidad como oportunidad de negocio: estrategias y claves del éxito empresarial, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell.
El problema para muchas organizaciones, especialmente las pequeñas y medianas empresas (pymes), radica en que para volverse más sostenibles han de acometer cambios de calado que requieren un esfuerzo financiero y organizativo. Y no todas se lo pueden permitir. De hecho, solo la mitad de las pymes españolas ve la sostenibilidad como un elemento clave en su estrategia, según el informe Small business: great opportunities, de 2022, del fabricante de soluciones digitales para empresas Sage. El principal impedimento, asegura un tercio de las compañías entrevistadas, es su alto coste.
Entre las soluciones para reducir el impacto ambiental, las empresas pueden empezar por dos ámbitos clave en el gasto energético: la reducción del uso de combustibles fósiles a través del autoconsumo y los sistemas de climatización más eficientes que utilizan fuentes de energía renovables. Acciones para las que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR) del Gobierno español, que articula el fondo europeo Next Generation EU, contempla dos programas de ayudas que estarán vigentes hasta el 31 de diciembre de 2023.
Paneles fotovoltaicos: reducir el consumo eléctrico externo (y la factura)
El uso de placas fotovoltaicas ofrece múltiples beneficios a las empresas. La principal, argumenta Paula Santos, directora de autoconsumo de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), es que reducen el gasto eléctrico externo entre un 70% y un 80%. Un ahorro significativo posible gracias a que la actividad empresarial coincide con las horas de mayor radiación solar, de forma que lo que se produce se emplea al momento. Además, las fábricas y las instalaciones comerciales suelen contar, a diferencia de los edificios residenciales, con amplias cubiertas para los paneles, sin construcciones alrededor que las ensombrezcan.
Estas ventajas contribuyen a que la recuperación de la inversión se produzca en torno a los cinco años, destaca esta experta. De acuerdo con el I Informe Anual del Autoconsumo Fotovoltaico de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), la instalación de placas fotovoltaicas supuso en 2022 un ahorro promedio de 280 euros por cada kilovatio instalado en las empresas.
El autoconsumo, explica Santos, llega a todos los sectores económicos. Se instalan placas solares en las cubiertas de factorías textiles, fábricas de procesado de alimentos, pero también en hoteles, gasolineras y edificios de oficinas. Y cada vez más. Su uso se ha disparado en un 108% de 2021 a 2022 en España. Casi la mitad (el 47%) pertenece al sector industrial, mientras que un quinto (el 20%) al comercial.
Los programas del fondo europeo Next Generation EU, señala Santos, han contribuido a este auge del autoconsumo. El plan para impulsarlo ofrece ayudas a fondo perdido para pymes, cuyo importe varía en función del tamaño. En el caso de una pequeña empresa con un sistema de autoconsumo de 10 kilovatios o menos, que es la potencia que requiere un local comercial como un taller o una tienda, se subvenciona el 45% del coste de la instalación, mientras que, para una mediana de similares características, el 35%.
Para instalaciones mayores, por ejemplo, una de 15 kilovatios en una nave industrial o una explotación agropecuaria, se sufraga el 35% si se trata de una pequeña empresa y el 25% si es mediana. Además, si la pyme desea añadir un sistema de almacenamiento, con el que acumular energía para usarla después, se costea el 55% en el caso de una mediana empresa y el 65% en el de una pequeña.
Climatización mediante energías renovables: adiós a los combustibles fósiles
La climatización de las instalaciones de una empresa es uno de los procesos que más energía demanda. Según la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) el calor es el uso final de la energía más amplio en todo el mundo. Representa casi la mitad del consumo total de 2021, por encima de la generación eléctrica (20%) y el transporte (30%). De esa mitad, el 46% se utilizó para calentar edificios.
El suministro de calor sigue dependiendo en gran parte de los combustibles fósiles, de acuerdo con la IEA, mientras que los sistemas de refrigeración suponen un alto consumo de electricidad. Por eso, si se quiere potenciar la sostenibilidad de una organización, sostiene Álvaro Pastor, presidente de la división valenciana de la Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración (Atecyr), conviene sustituir las instalaciones térmicas tradicionales por soluciones más eficientes que funcionen parcialmente o por completo con energías renovables. Solo así podrán reducir su consumo energético y, en consecuencia, su huella de carbono, es decir, el volumen de emisiones de dióxido de carbono (CO₂) y otros gases de efecto invernadero resultado de toda su actividad.
La solución más extendida es la aerotermia, por su facilidad para adaptarse a cualquier tipo de construcción, argumenta Pastor. Se trata de un sistema limpio que transforma la energía térmica del exterior al interior, de manera que en verano permite refrigerar y, en invierno, calentar, además, con la posibilidad de proporcionar agua caliente sanitaria todo el año, con un consumo de electricidad más bajo que el de los sistemas tradicionales. “Es como una instalación de aire acondicionado, pero mucho más eficiente”, señala este experto. Esta tecnología está cada vez más presente en oficinas, centros comerciales y hoteles y permite reducir el consumo energético hasta un 60%.
La solar térmica también está muy extendida y resulta especialmente útil en la industria, de acuerdo con la Asociación Española de la Energía Solar Térmica (Asit). Se trata de una solución madura que permite ahorrar en torno al 60% de energía. El PRTR cuenta con un programa de incentivos para la renovación de las instalaciones térmicas en el sector industrial, el agropecuario y el de los servicios, para la producción de frío y calor en edificios y en procesos industriales que no requieren altas temperaturas, como los servicios de lavandería, la pasteurización y la conservación de productos perecederos, así como la climatización de naves industriales.
La revolución energética de una bodega centenaria
La urgencia por prescindir de combustibles fósiles ha llevado a las centenarias bodegas Familia Torres a combinar varias soluciones a partir de energías renovables. Con ellas, además, han reducido su huella ambiental. Josep Maria Ribas, director de cambio climático de Familia Torres, empresa familiar de 1.100 empleados ubicada en Vilafranca del Penedès (Barcelona), explica que en los últimos años están aprovechando la energía solar en los tejados, han adquirido varios vehículos eléctricos y han apostado por la generación de calor mediante biomasa procedente de la poda de la vid. “Hoy rozamos el 60% de autoconsumo energético generado con energías renovables”, destaca este experto que también participará en el webinar.
Pese a la gran inversión inicial que requiere la incorporación de estas tecnologías, asegura, han obtenido muchas ventajas. “Años atrás, una instalación fotovoltaica podía parecer cara, pero ahora tiene un retorno de la inversión cortísimo. Gracias a ella, hemos capeado mejor el temporal de la crisis inflacionaria energética. Invertir en descarbonizar no es caro. De hecho, es baratísimo si lo comparamos con lo que costará hacer frente a los impactos del calentamiento global si no mitigamos el cambio climático y no tomamos medidas suficientes para adaptarnos a lo que nos viene”, concluye Ribas.
La iniciativa subvenciona la instalación de sistemas de aerotermia y de paneles solares térmicos, además de otras tecnologías como las que funcionan con biomasa y las que aprovechan el calor del subsuelo y del agua: la geotermia, que climatiza a partir de la temperatura del subsuelo, y la hidrotermia, que permite el intercambio de calor con el agua. La implantación de estos dos sistemas, destaca Pastor, está condicionada por el espacio disponible en el subsuelo. De hecho, la geotermia implica perforaciones a gran profundidad mientras que la hidrotermia necesita la instalación de torres de refrigeración o una superficie de agua cercana, detalla este experto. En todos los casos, se ofrece la subvención del 40% de la instalación para medianas empresas y del 45% para las pequeñas.
Un empujón extra para las empresas rurales
Las empresas que soliciten ayudas en municipios de hasta 5.000 habitantes y en los municipios no urbanos de hasta 20.000 habitantes cuyas poblaciones no superen los 5.000 habitantes cuentan con un 5% extra sobre el coste subvencionable. Aunque el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) coordina los programas, son las comunidades y las ciudades autónomas las que los gestionan, por lo que las empresas interesadas deben acudir a ellas para tramitar las ayudas. Cuanto antes lo hagan, más posibilidades tendrán de obtenerlas, ya que se entregan en concurrencia simple, es decir, por orden de llegada.
Para una pyme, además, contar con asesoramiento puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en la recepción de las ayudas del fondo europeo Next Generation EU. Por eso, el acompañamiento de un gestor como el de la entidad bancaria resultará útil para resolver dudas, ayudar con los trámites y aconsejar sobre las mejores opciones a su disposición.
Los otros dos socios de la sostenibilidad
Fernando Pérez, director de Programas Nacionales de la consultora Zabala Innovation, afirma que los programas con fondos europeos están siendo una palanca para que muchas empresas impulsen su sostenibilidad. Pero estos cambios, resalta Natalia Sánchez, directora general de la consultora Weber Shandwick, no deben quedarse solo en hacer rebajar el recibo de la luz, sino en hacer más eficiente todo el ciclo productivo y avanzar en la transición energética.
Carolina Beguer, directora de sostenibilidad de Grupo Gimeno, grupo empresarial con casi 150 años de historia especializado en la prestación de servicios urbanos a la ciudadanía, el turismo y la industria, destaca que “la sostenibilidad ambiental es necesaria y una prioridad de primer nivel, pero apostar por el desarrollo sostenible en el ámbito empresarial no se limita a impactar positivamente en el entorno medioambiental, sino también en el económico y social”.
Sergio Sánchez, director de desarrollo de negocio sostenible de empresas de Banco Sabadell, coincide en que la estrategia de sostenibilidad de una empresa debe ir vinculada tanto al respeto al medio ambiente como al buen desempeño en dos ejes adicionales, igualmente importantes: el cuidado del entorno social —sus empleados y las instituciones locales con las que interactúa—, y la responsabilidad respecto a la gestión de la empresa en conjunto, lo que se conoce como gobernanza —transparencia en su información, financiera y no financiera, o el ejercicio de buenas prácticas—. “Estos factores son causa directa de que la empresa sea sostenible en el sentido más genérico, es decir: ser capaz de perdurar con éxito en el largo plazo”.
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